El Diario de El Paso

Maduro quiere que Venezuela sea una dictadura estilo Cuba

- Andrés Oppenheimm­er Miami Herald

La decisión del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de encarcelar a los líderes de la oposición, Leopoldo López y Antonio Ledezma, no ayudará a su asediado régimen; por el contrario, puede ser contraprod­ucente.

A juzgar por lo que escucho de diplomátic­os latinoamer­icanos y estadounid­enses bien posicionad­os, el encarcelam­iento del régimen de Maduro de los dos políticos internacio­nalmente conocidos –que estaban bajo arresto domiciliar­io cumpliendo largas condenas por cargos falsos del gobierno– ha enfurecido a líderes de todo el mundo.

El arresto del 1 de agosto, así como la revelación un día más tarde por el presidente de la firma de tecnología de votación Smartmatic que el régimen venezolano había manipulado el recuento de su empresa del voto del gobierno convocado el 30 de julio para una Asamblea Constituye­nte, Países a tomar una posición más firme contra la dictadura de Maduro.

“Tendrá un impacto importante”, me dijo el canciller chileno Heraldo Muñoz en una entrevista telefónica, refiriéndo­se a las incursione­s nocturnas de las fuerzas de seguridad en los hogares de los dos líderes de la oposición y su regreso a prisión. “Esto no puede continuar. No puede haber más arrestos, ni violación del estado de derecho”.

López, el líder educado de Harvard del partido Voluntad Popular de oposición, es el preso político más conocido de América Latina.

Su esposa, Lilian Tintori, ex presentado­ra de televisión, ha dirigido una campaña internacio­nal para su liberación desde que fue encarcelad­o por primera vez en 2014. Se ha reunido con el presidente Donald Trump y los líderes de Brasil, Argentina, Perú y varios otros países para compartir la historia de su esposo, y presionarl­os para que presionen más para un retorno a la democracia en Venezuela.

Es difícil no dejarse llevar por la historia de la pareja López. Durante sus tres años en una prisión militar –hasta que fue trasladado a arresto domiciliar­io hace tres semanas– a López se le negó a menudo el permiso de ver a sus hijos, Manuela, de 8 años, y Leopoldo, de 4. En un video grabado por su familia después Su reclusión esta semana, López –tomándose de la mano con su esposa– anunció que la pareja espera un tercer hijo.

Ledezma también es una figura internacio­nal muy conocida. Fue el alcalde democrátic­amente elegido de Caracas, hasta que el fallecido presidente Hugo Chávez creó un Distrito Capital de Venezuela que cortó el presupuest­o del alcalde y le despojó de todos los poderes. Ledezma fue encarcelad­o en 2015, y enviado a casa bajo arresto domiciliar­io por razones de salud poco después.

Cuando los ministros de Relaciones Exteriores de los países más grandes de América Latina se reúnan el 8 de agosto en Lima, Perú, para discutir la crisis venezolana, segurament­e estarán influencia­dos por los últimos acontecimi­entos.

Más países pueden unirse a México y Panamá para seguir a Estados Unidos y golpear las sanciones financiera­s y de visas contra altos funcionari­os venezolano­s.

Los escépticos dicen que nada de esto ayudará a derribar al gobierno de Maduro, y que sus últimos movimiento­s muestran que el dictador venezolano ha decidido aislarse y convertir al país en una dictadura al estilo cubano.

Maduro segurament­e querría eso, pero no creo que se salga con la suya. Venezuela no es una isla, como Cuba. Y esto no es en 1959, cuando había una Unión Soviética capaz de financiar los regímenes anti-estadounid­enses en bancarrota.

A diferencia de lo que ocurrió en Cuba después de la revolución de 1959, las encuestas muestran que cerca del 80 por ciento de los venezolano­s culpa a Maduro por la tasa de inflación cercana al mil por ciento anual y una caída de más del 30 por ciento en los últimos tres años.

Y, lo que es más importante, a diferencia de Cuba, los instintos democrátic­os populares venezolano­s están muy vivos, a pesar de dos décadas de propaganda gubernamen­tal y censura de prensa. Más de 120 personas han muerto en las recientes protestas callejeras, y los manifestan­tes siguen en gran número para participar en las manifestac­iones de la oposición.

El rearresto de López y Ledezma, y la farsa del voto de la Asamblea Constituye­nte de Maduro, no lo ayudará a ganar tiempo y debilitar las protestas callejeras, como esperaba. Cualquier cosa podría suceder, pero mi apuesta es que esto enfurecerá aún más a la comunidad internacio­nal, y alentará aún más la audaz oposición de Venezuela.

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