El Diario de El Paso

Inmigrante­s que no se fían de EU ingresan a Canadá a pie

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Champlain, Nueva York— Llegan de todos los rincones de Estados Unidos, en taxis, con bebés y mucho equipaje, al final de un camino remoto por una zona boscosa del norte del país.

Cuando se acaba el asfalto y aparece un cartel que dice “camino cerrado”, siguen a pie entre arbustos. Cruzan una zanja y se topan con otro cartel en inglés y francés que dice “no se permite cruzar a pie”. Acto seguido son detenidos.

Los siete días de la semana, durante las 24 horas del día, extranjero­s que vinieron a Estados Unidos desde todas partes del mundo –Siria, el Congo, Haití y otros sitios– llegan al final de la carretera Roxham Road y cruzan la frontera con Canadá a pie, en la esperanza de recibir garantías que sienten que Estados Unidos ya no les ofrece a los inmigrante­s.

“En el país de Trump, nos quieren mandar de vuelta a nuestros países”, dijo Lena Gunja, una niña de 10 años del Congo que hasta la semana pasada vivía en Portland, Maine. Viajaba con su madre, su padre y una hermanita menor. “No queremos que nos pase eso, queremos una buena vida. Mi madre dice que quiere darnos una buena vida”.

El paso registra tal movimiento en el verano boreal, que la Policía canadiense instaló un centro de recepción en la comunidad de Saint-Bernard-de-Lacolle, en Quebec, unos 50 kilómetros (30 millas) al sur de Montreal y a 480 kilómetros (300 millas) al norte de la ciudad de Nueva York.

El centro incluye carpas que han aflorado a lo largo de las últimas semanas en las que los migrantes son procesados antes de ser entregados a la Agencia de Servicios Fronterizo­s, que analiza sus pedidos de asilo.

La Policía Real Montada de Canadá está instalando un servicio eléctrico y baños portátiles. Se alimenta a los migrantes y una vez iniciado el trámite de asilo son trasladado­s a su siguiente destino en autobús.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo fue que este rincón perdido de la frontera, donde no hay un cruce oficial, pasó a ser el sitio favorito de estos migrantes. Pero cuando comenzaron a llegar, se corrió la voz por las redes sociales.

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