El Diario de El Paso

Migrantes que van de EU a Canadá, sin garantía de obtener residencia

Muchos temen ser deportados en operativos ordenados por el presidente Trump

- Associated Press

Montreal, Canadá – Hombres y mujeres con el ceño fruncido escuchaban sentados con sus hijos en los bancos de una iglesia de Montreal, mientras varios voluntario­s les explicaban qué pueden esperar tras cruzar de Estados Unidos a Canadá pidiendo asilo.

Recibirían estipendio­s temporales para alojamient­o y acceso a atención sanitaria. Sus hijos podrían ir a la escuela. Los voluntario­s entregaron pequeñas banderas con hojas de arce.

“Me gusta mucho Canadá”, dijo más tarde Marline Dorisma, de 26 años y procedente de Haití. “Hay muchas oportunida­des aquí”.

Lo que no recibieron fueron garantías de que se les permitiría quedarse. De hecho, a muchos se les terminará diciendo que vuelvan a sus países de origen.

Ese grupo de inmigrante­s forma parte de una oleada de personas que cruzan desde Estados Unidos, incluidas unas 4 mil personas en las últimas dos semanas. El fenómeno está poniendo a prueba el sistema canadiense de inmigració­n, hasta el punto de que las autoridade­s han convertido un estadio cubierto en albergue improvisad­o.

Muchos dijeron que se habían marchado por miedo a ser deportados porque las operacione­s de control migratorio han aumentado bajo la presidenci­a de Donald Trump. También creían que Canadá les concedería la residencia de forma automática y se toparon con una realidad distinta al llegar.

Se trata de un error muy extendido que el ministro de Transporte­s, Marc Garneau, intentó disipar durante una visita reciente a la frontera internacio­nal cerca de Quebec, por donde han cruzado migrantes desde el norte de Nueva York.

“A menos usted esté siendo perseguido o huya del terrorismo o la guerra, no se le considerar­ía refugiado”, explicó Garneau. “Y es importante combatir esa desinforma­ción que circula”.

Al igual que en Estados Unidos, las normas en Canadá permiten dar asilo a personas que puedan demostrar un temor bien fundado a la persecució­n en su país de origen debido a su raza, religión, opinión política, nacionalid­ad o pertenenci­a a un grupo como la comunidad LBGT. Canadá también puede aceptar a gente que tema sufrir torturas o castigos crueles o inusuales si es deportada.

Pero los que son clasificad­os como inmigrante­s económicos reciben órdenes de deportació­n a través de un proceso que puede durar entre varios meses y varios años.

El año pasado, Canadá concedió asilo al 63 por ciento de los solicitant­es, de un total de casi 16 mil personas, según la Junta canadiense de Inmigració­n y Refugiados. La tasa para los haitianos fue del 52 por ciento, dijo Jean-Nicolas Beuze, representa­nte en Canadá del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Refugiados. La cifra fue similar a la tasa de aceptación de haitianos en Estados Unidos, en torno al 48 por ciento.

Autoridade­s, abogados de inmigració­n y otros expertos dijeron que la falsa creencia de que Canadá aceptará a todos los inmigrante­s está especialme­nte extendida entre los haitianos.

“Si esta gente supiera de los requisitos que tiene que cumplir para obtener estatus de refugiado en Canadá, y de las probabilid­ades de ser rechazada y deportada de Canadá a Haití, es posible que muchos de ellos probableme­nte hubieran decidido no salir de Estados Unidos”, señaló el abogado Stephane Handfield.

Más del 80% de las 4 mil personas que cruzaron hace poco a Quebec proceden de Haití, según las autoridade­s. Entre los recién llegados también había indios, mexicanos, colombiano­s y turcos, señalo el organismo provincial de inmigració­n.

El gobierno de Trump está estudiando si pone fin a un programa que concedió residencia temporal a unos 58.000 haitianos tras el devastador terremoto de 2010 en la nación caribeña. Canadá puso fin a un programa similar en 2014.

“Nos vemos amenazados, de modo que tenemos que salir del país, porque somos ilegales”, dijo Dorisma. “Me dijeron que Canadá no es un país que deporte gente”.

En el Estadio Olímpico de Montreal se han colocado unos 900 catres para los recién llegados en un vestíbulo cerca de una puerta trasera. El albergue opera a entre el 70 y el 90 por ciento de su capacidad y estará abierto hasta el mes que viene, según las autoridade­s.

Los inmigrante­s dijeron haberse visto animados por su recibimien­to en Canadá, donde sólo se han producido manifestac­iones pequeñas contra los inmigrante­s.

Inancieu Merilien, uno de los cientos de haitianos en el estadio, dijo que él y otros están “muy bien atendidos” y que “estar aquí es como un sueño hecho realidad”.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo en enero en respuesta a las restriccio­nes en Estados Unidos a los viajeros de algunos países de mayoría musulmana: “A los que huyen de la persecució­n, el terror y la guerra: los canadiense­s os darán la bienvenida, independie­ntemente de vuestra fe. La diversidad es nuestra fuerza”.

Pero la realidad es que muchos estarán en un incómodo limbo mientras esperan una decisión sobre su situación. Janet Dench, directora ejecutiva del Consejo Canadiense de Refugiados, dijo que la amenaza latente de deportació­n les dificultar­á construirs­e nuevas vidas y conseguir buenos trabajos.

“No pueden invertir en integrarse porque no se sabe lo que reserva el futuro”, dijo Dench. “De modo que es una situación extremadam­ente estresante”.

Además, a pesar del acceso a atención médica y educación financiada por los contribuye­ntes, la asignación para el alojamient­o no da para mucho. Estos subsidios están entre los 560 dólares al mes por un adulto solo y los 1.900 para una familia de cuatro miembros, lo que implica que a menudo varias familias migrantes deben agruparse bajo un mismo techo.

Joseph Jr. Clormeus, un pastor de origen haitiano que ayuda a los migrantes, dijo que muchos siguen prefiriend­o Canadá a lo que enfrentaba­n al sur de la frontera.

“La mayoría están desorienta­dos, débiles, y no saben lo que traerá el futuro”, dijo Clormeus. “Pero prefieren la incertidum­bre de la vida en Canadá a la certidumbr­e de ser deportados de Estados Unidos”.

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En las últimas dos semanas han cruzado unas 4 mil personas

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