El Diario de El Paso

Llegaron las lluvias y un sufrimient­o poco conocido aquí

- Mimi Swartz *Nota del editor: Swartz está bien y escribe mientras baja el nivel del agua

Si usted ha vivido en Houston lo suficiente como yo, usted sabe que las grandes tormentas vienen con el territorio. Carla (1961), Alicia (1983), Allison (2001), el combo Katrina / Rita (2005), Ike (2008), y ahora Harvey, que parece ser el peor todavía.

Las ciudades costeras de mis vacaciones de la niñez están hechas trizas y completame­nte inundadas. A principios de este verano, compré un generador, pero creo que debería haber comprado una lancha de fondo plano y el motor. Mientras escribo, dos amigos ya han perdido sus hogares. Las autopistas que mantienen esta ciudad en movimiento están bajo el agua. La gente está varada en los tejados con pronóstico­s de tornados. La Guardia Nacional está en camino. Y la lluvia continúa.

En los días previos al momento en que Harvey tocó tierra, como la mayoría de los texanos, estaba segura de que la situación estaba siendo exagerada por los medios de comunicaci­ón. A las 9:30 a.m. del jueves, compré la única agua que quedaba en Target - tenía una etiqueta rosa y estaba marcada como extra pura para los bebés - y almacenada en hielo, bocadillos como galletas y pretzels y baterías Cy D para linternas sobrantes de tormentas anteriores.

Hice esto no porque pensé que cualquier cosa realmente sucedería. La gente comenzó a cancelar las fiestas de fin de semana "por si acaso", que siempre sucede con fuertes lluvias aquí y es generalmen­te una buena idea.

A medida que pasaban las horas, vi como las bandas de lluvia de Harvey se acercaban cada vez más a tierra en los mapas meteorológ­icos de la televisión.

Las cosas empeoraron cuando el gobernador de Texas, Greg Abbott, que es un escéptico al cambio climático, y el alcalde de Houston, Sylvester Turner, que no lo es, emitieron órdenes contradict­orias sobre si los residentes de Houston deberíamos o no evacuar. La guerra en curso entre las ciudades demócratas y los gobiernos estatales republican­os continuaba, incluso en tiempo de desastre. Aquellos de nosotros que llegamos a la carretera para escapar del huracán Rita en 2005 -y pasamos nueve horas atrapados en la carrete-rasabíamos que no debíamos seguir el consejo del Abbott.

El señor Abbott también anunció que estaba suspendien­do el impuesto de ocupación en todos los hoteles y moteles de Texas. Pero en una conferenci­a de prensa el sábado, cuando se le preguntó sobre los informes de que la gente supuso que eran inmigrante­s indocument­ados estaban siendo rechazados de los refugios si no podían demostrar la prueba de ciudadanía, nuestro líder desafiado por la empatía respondió diciendo: "No sé ". Sólo después decidió que sí sabía, después de todo, y que nadie sería rechazado.

La verdadera lluvia comenzó el sábado por la noche, justo cuando estábamos terminando la cena. De repente, era como si estuviéram­os viviendo cerca de las Cataratas del Niágara, el rugido del agua era ensordeced­or. Con éste se esfumó mi sentido del humor. Durante las próximas horas, nuestra casa fue golpeada por el aguacero.

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