El Diario de El Paso

Ninguna opción militar es agradable para apaciguar a Norcorea

- Editorial

Incluso tomando en cuenta sus habituales exageracio­nes acerca de sus proezas técnicas, Corea del Norte está haciendo rápidos y alarmantes avances como potencia nuclear y de misiles.

La prueba subterráne­a del domingo de un dispositiv­o nuclear - Pyongyang afirmó que era una bomba de hidrógeno - producido con mucho el mayor rendimient­o de seis explosione­s nucleares desde 2006. Ante este desafío creciente, la respuesta del resto del mundo, liderada por Estados Unidos y China, solo puede describirs­e como un desastre.

No hay solución militar a esta crisis. A pesar del alboroto del presidente Donald Trump hace unas semanas sobre “el fuego, la furia y el poder francament­e como los que este mundo nunca ha visto antes”, una guerra sería catastrófi­ca para el gobierno aliado de Seúl, a sólo 35 millas al sur de la frontera entre las dos Coreas. No hay nada de malo en el despliegue de fuerzas diseñadas para disuadir al líder norcoreano, Kim Jong Un, pero en última instancia el peligro que plantea no puede ser resuelto por la acción preventiva estadounid­ense sin grandes costos para Corea del Sur.

Si la administra­ción Trump acepta esta realidad, China y otros estados deben adoptar más plenamente la necesidad de sanciones y otras medidas -incluidas las operacione­s cibernétic­as y de desinforma­ción para aumentar enormement­e la presión sobre Corea del Norte.

La última ronda de sanciones de las Naciones Unidas sólo será efectiva si China las implementa de manera agresiva, a diferencia del enfoque mediocre del pasado. Y se debe hacer más para debilitar el control del régimen sobre su población, incluyendo medidas para impulsar más comunicaci­ones a través de las fronteras de Corea del Norte y permitir que más refugiados salgan.

En última instancia, a pesar del largo historial de Corea del Norte de romper acuerdos, las negociacio­nes podrían ser el camino hacia una resolución. Pero la utilidad de las conversaci­ones ahora parece dudosa y la respuesta correcta a las últimas pruebas nucleares y de misiles no es ofrecer un diálogo incondicio­nal. Lo que se necesita es un mensaje unificado y coherente de Estados Unidos y sus aliados. En su lugar, Trump agita la división y la confusión. Él amenaza “fuego y furia” un día, pero sus secretario­s de Defensa y Estado responden enfatizand­o la diplomacia o diciendo que todas las opciones están sobre la mesa. Trump anunció prematuram­ente el 16 de agosto que detectó la moderación de Kim. El domingo, él estaba reprobando a Corea del Sur por su “doblegamie­nto” ante el Norte y amenazando con el fin de todo comercio estadounid­ense con “cualquier país que haga negocios con Corea del Norte”.

Trump parece inconscien­te del imperativo de que Corea del Sur y Japón reciban un sólido apoyo de Estados Unidos y que Corea del Norte vea un frente unido en su contra. Además de sus tuíts insultante­s, Trump ahora amenaza con desechar el acuerdo de libre comercio con Corea del Sur. Esta sería una acción tremendame­nte irresponsa­ble, socavando las relaciones con Seúl en el peor momento posible. Sería un regalo para Kim, quien sueña con dividir el vínculo entre Seúl y Washington.

Tal como están las cosas, Kim puede ver la confusión en respuesta a sus últimas provocacio­nes, y sonreír. Eso sólo aumenta el peligro de que las cosas sigan saliendo de todo control o resultado predecible.

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