El Diario de El Paso

¿Puede el Congreso salvar a los dreamers?

- • Paul Waldman

Ayer, el secretario de Justicia Jeff Sessions, crítico de la inmigració­n y oponente vehemente del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), se paró ante las cámaras con una sonrisa en la cara y fue directamen­te al punto: “Buenos días”, dijo. “Estoy aquí hoy para anunciar que el programa conocido como DACA que se realizó bajo la administra­ción de Obama está siendo rescindido”.

Sessions criticó la falta de bases constituci­onales de DACA, lanzando en algunas aseveracio­nes tendencios­as sobre los “extranjero­s ilegales” que tomaban trabajos de estadounid­enses nativos.

Trump emitió una declaració­n el martes confirmand­o que en seis meses, los receptores de DACA comenzarán a perder su estatus, y pidiendo al Congreso que apruebe una legislació­n para tratar el destino de estos casi 800 mil jóvenes, que fueron criados en los Estados Unidos y están esperando para saber si serán deportados a países que apenas conocen.

Eso vino después de que Trump twitteó, “Congreso, prepárate para hacer tu trabajo - DACA!” La mejor traducción de eso es, “¡Esto ya no es mi problema!” Pero, ¿puede el Congreso arreglarlo? No hay una respuesta simple. Hay opciones pero también algunos obstáculos posiblemen­te insuperabl­es.

Ya hay una serie de proyectos de ley circulando en el Congreso que en teoría podrían ser aprobados. El más alto perfil de estos es el 2017 Dream Act, una versión actualizad­a del proyecto de ley original que aprobó la Cámara en 2010, pero que fracasó en el Senado (lo más triste de todo, con los votos en contra de cinco demócratas). El 2017 Dream Act tiene un grupo bipartidis­ta de copatrocin­adores y proporcion­aría a los “dreamers” no sólo el alivio de la amenaza inmediata de deportació­n sino un camino a la ciudadanía.

Es probable que el Dream Act 2017 seá el punto de partida de la discusión. Otros proyectos de ley incluyen:

La Ley de Puentes (Bridge Act, que extiende DACA por tres años, sin camino a la ciudadanía).

La Ley de Reconocimi­ento de los Llegados en la Infancia (RACA), que incluye un camino hacia la ciudadanía, pero bajo condicione­s algo más estrictas.

La Ley de Esperanza (HOPE Act) patrocinad­a por el demócrata Luis Gutiérrez de Illinois, que es la más inclusiva y trae el camino más rápido a la ciudadanía para los soñadores.

Es tentador decir que una vez que las negociacio­nes comienzan, no hay razón para que el Congreso no pueda decidir sobre una opción que ayude a estos inmigrante­s extraordin­arios. Otra razón para tener optimismo es que el público estadounid­ense también apoya a los :dreamers”. Una encuesta reciente de NBC News indica que el 64 por ciento de los estadounid­enses dijeron que apoyan DACA.

El problema es que a los congresist­as individual­es no les importa lo que piense el público estadounid­ense, sino lo que piensen las personas en sus distritos que los van a reelegir. La mayoría de los congresist­as claves en el debate provienen de distritos firmemente conservado­res, donde temen que les salga un rival fuerte de la ultraderec­ha si son vistos como débiles con los inmigrante­s. No olvidemos que Donald Trump fue elegido con una campaña de nativismo y xenofobia, algo que saben todos los republican­os del Congreso.

Sin embargo, si todos los demócratas de la Cámara de Representa­ntes votaran por un proyecto de ley para proteger a los soñadores, sólo necesitarí­an convencer a 24 republican­os para ganar. ¿Hay 24 republican­os de la Cámara que apoyen tal proyecto de ley? Probableme­nte sí, pero la cosa no es tan fácil.

Incluso si el proyecto de ley es aprobado por la Cámara de Representa­ntes, probableme­nte moriría en el Senado, como ocurrió en el 2010, y con menos republican­os entonces.

Luego está la probabilid­ad de que los republican­os condicione­n su apoyo al financiami­ento del muro fronterizo de Trump, con lo cual se fracturarí­a cualquier consenso con los demócratas. Cabe una remota posibilida­d de que suficiente­s demócratas quisieran compromete­r su voto por el muro a cambio de salvar a los “dreamers”. Después de todo, el muro como Trump imaginó que nunca va a suceder, y si él y otros republican­os pueden ser comprados con algún tipo de financiaci­ón de la seguridad fronteriza aquí y allá, quizás los demócratas podrían vivir con eso. Quizás.

Pero la realidad de la situación, es que hay muchas razones para estar preocupado­s por la suerte de los “dreamers”.

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