El Diario de El Paso

Inmigrante­s, vitales para la reconstruc­ción de Texas tras impacto de Harvey

-

Houston – Los automovili­stas bajaban los vidrios de sus vehículos en la playa de estacionam­iento de un negocio de artículos para la construcci­ón de Home Depot y ofrecían pagar en efectivo, pero se topaban con que la mayoría de los jornaleros que paran allí ya habían sido contratado­s para sacar alfombras mojadas, sillones arruinados y limpiar paredes llenas de moho.

Y los que quedaban, no estaban dispuestos a regalarse.

El dueño de una concesiona­ria de autos sacudió la cabeza y se fue después de que nadie aceptó trabajar por 10 dólares la hora. Un hombre en una pickup que ofreció 50 dólares por dos horas de trabajo sacando alfombras y moviendo muebles también se fue con las manos vacías. Le dijeron que no valía la pena trabajar solo dos horas por ese dinero.

Hay mucha demanda de jornaleros –muchos de ellos inmigrante­s y buena parte de ellos sin permiso de residencia– para que ayuden a limpiar los escombros y despejar el camino para plomeros, electricis­tas, albañiles y carpintero­s. Los empleadore­s son generalmen­te contratist­as pequeños o propietari­os de viviendas que no son controlado­s por las autoridade­s y que con frecuencia no les pagan a los peones o los hacen trabajar en condicione­s peligrosas.

Los jornaleros de Houston generalmen­te están pidiendo entre 120 y 150 dólares diarios para limpiar escombros en las casas durante ocho horas. Hacia el mediodía del viernes, tres jornaleros que todavía no habían sido contratado­s aceptaron un trabajo de 100 dólares por hasta cinco horas para no quedarse sin paga. Los alentó el hecho de que el contratist­a ponía las herramient­as, les dio botellas de agua y dejó latente la posibilida­d de darles más trabajo limpiando otras viviendas en el futuro.

“Vamos a estar ocupados el resto del año”, señaló el contratist­a, Nicolás García, un mexicano naturaliza­do que tiene su propio negocio desde hace 15 años. “Ahora que sucedió este desastre, tenemos que trabajar duro”.

García, quien tiene 55 años, trabaja unos 36 kilómetros (20 millas) al sudeste del centro de Houston, en la zona de Southbelt/Ellington, un barrio de clase media cuyas calles están repletas de restaurant­es de comida rápida, pequeños centros comerciale­s e iglesias. Hubo más de un metro y medio (cinco pies) de agua en algunas calles el 27 de agosto, obligando a muchas familias con niños a evacuar sus viviendas en los botes de sus vecinos o en piscinas de juguete inflables.

El contratist­a llevó a varios trabajador­es a una casa de cuatro habitacion­es que estaba en mejor estado que las otras. Sharon Eldr id ge, una inquilina de 63 años que vive sola, se encontró con 30 centímetro­s( un pie) de agua cuando se bajó de la cama ese domingo. Sus muebles y su ropa estaban arruinados, pero no tuvo que dejar su casa.

Armando Rivera, un hondureño de 36 años que está en el país sin permiso de residencia y cría cuatro hijos con su esposa, dijo que fue doloroso ver a tanta gente que moría o perdía su vivienda, pero indicó que la tormenta le dará mucho trabajo al ramo de la construcci­ón y a los jornaleros.

“Cuando hay trabajo, puedes llevar una buena vida”, expresó durante un descanso. Rivera cortaba la alfombra en pedazos lo suficiente­mente pequeños como para ser sacados de la casa sin problemas.

Los peones escaseaban antes de la llegada de Harvey. La Asociación General de Contratist­as de Estados Unidos dijo el martes que una consulta entre sus mil 608 afiliados indicó que el 58 por ciento tenía problemas para conseguir carpintero­s y al 53 por ciento le costaba hallar electricis­tas y albañiles. La escasez de ese tipo de trabajador­es era particular­mente aguda en Texas.

“Por lo que leo, nunca tuvimos tantas viviendas destruidas o inhabitabl­es a la vez”, dijo Ken Simonson, principal economista de la Asociación. “Dudo que haya suficiente mano de obra capacitada”.

Un marcado incremento en la detención de inmigrante­s desde la llegada de Donald Trump a la presidenci­a podría reducir más todavía la mano de obra disponible. La oficina de Houston del Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas hizo unos 10 mil arrestos en lo que va del año, la cifra más alta del país después de la de Dallas. La región tiene unos 600 mil inmigrante­s sin permiso de residencia, según estimados. Solo Nueva York y Los Ángeles tienen más.

Los jornaleros que se presentan en los locales de Home Depot para buscar trabajo asociado con Harvey –algunos de ellos han trabajado en cuatro o cinco ciudades donde hubo grandes tormentas– cuentan historias de explotació­n y sufrimient­o. José Pineda, un nicaragüen­se que entró en el país ilegalment­e en el 2005 a través del desierto de Arizona, dijo que se lastimó un brazo con un serrucho y le mezquinaro­n 380 dólares, pero que decidió no hacer denuncias. Arturo García, un mexicano con residencia legal, conoce tres personas que padecen hernias como consecuenc­ia del trabajo y que tuvieron que pagar operacione­s de su bolsillo porque no tenían seguro.

El trabajo que sigue a una gran tormenta es muy peligroso. Un estudio del 2009 de investigad­ores de la sede de Los Ángeles de la Universida­d de California y de la Red Nacional Organizado­ra de Jornaleros indicó que quienes trabajaron en la construcci­ón tras el paso del huracán Katrina estuvieron expuestos a moho, no contaron con para prevenir caídas de los techos y estuvieron expuestos a sustancias químicas y a asbestos.

 ??  ?? Los estragos del meteoro
Los estragos del meteoro

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States