Por qué renuncié a la Coalición de Diversidad de Trump
Hoy en día, viven en Estados Unidos unos 800 mil jóvenes respetuosos de la ley, pero sin documentos de inmigración apropiados que, sin embargo, llaman orgullosamente a Estados Unidos su hogar. Esta semana, el presidente Trump les envió un mensaje claro: No son bienvenidos aquí. Con su decisión de poner fin al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que ha protegido a estos “soñadores” desde el 2012, la administración afirma que quiere que el Congreso asuma la responsabilidad sobre estos jóvenes. Decir eso es esquivo y cobarde. Esta nueva política cruel es también una contradicción directa de la promesa que el presidente Trump hizo a la comunidad hispana hace sólo meses.
En abril, el presidente Trump aseguró a estos “soñadores” que podían “descansar tranquilamente”. Estos jóvenes apreciaban plenamente que se les había otorgado un privilegio único en la vida: la oportunidad de estudiar y trabajar en Estados Unidos sin el temor constante de la deportación gracias a DACA, que les otorgó un período renovable de dos años de acción diferida por deportación y elegibilidad para un permiso de trabajo. Ahora estos estadounidenses traídos aquí sin culpa suya, no pueden estar tranquilos. Se quedarán despiertos por la noche, preguntándose si será el último en Estados Unidos.
Muchas de las medidas adoptadas por esta Casa Blanca han socavado mi confianza en su compromiso con la inclusión y su respeto por la diversidad. Pero la decisión de esta semana fue peor. Un presidente estadounidense que no cree que haya un lugar para los jóvenes cuya pasión y valores ejemplifican lo mejor de nuestra sociedad no es un presidente que yo pueda seguir apoyando. Por eso, como presidente y director ejecutivo de la Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos, he decidido renunciar a la Coalición Nacional de la Diversidad del Presidente, con efecto inmediato.
A pesar de mi oposición al candidato Trump durante la campaña del 2016, el presidente electo Trump y miembros de su equipo de transición me aseguraron que las voces de nuestros miembros –los 4.2 millones de negocios hispanos en Estados Unidos– serían escuchadas dentro de esta Casa Blanca, particularmente sobre cuestiones clave como la inmigración, la infraestructura y la reforma fiscal. El gobierno entrante me pidió que me uniera a la Coalición Nacional de la Diversidad del Presidente, que hice por un sentido de obligación a nuestros miembros y servicio al país que amo.
Ahora está claro que las garantías de Trump eran una mentira. La Coalición Nacional de la Diversidad nunca se reunió formalmente, una señal rotunda de la falta de interés del presidente en nuestro trabajo. Miembros del gabinete y altos funcionarios del gobierno celebrarían reuniones con los miembros de nuestra asociación y solicitarían nuestro consejo, pero obviamente nunca importó al propio presidente.
“Irresponsable” es exactamente la palabra para describir la decisión –tan obviamente opuesta a los intereses nacionales– de poner fin a DACA. Aquellos que tenían ya o eran elegibles para DACA estaban pagando alrededor de 2 billones de dólares anuales en impuestos estatales y locales. Y el costo para el contribuyente estadounidense era mínimo: el programa no tenía costos administrativos no compensados, ni los beneficiarios eran elegibles para beneficios de bienestar o subsidios de cualquier tipo bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible.
Deportar a los “dreamers” por otro lado, le costará al gobierno federal 60 billones de dólares, junto con una reducción adicional de 280 billones de dólares en el crecimiento económico durante la próxima década.
Si nada más, el presidente Trump debería haber visto que había un argumento político para preservar DACA, un programa que tiene la aprobación de dos tercios de los estadounidenses y cuyos beneficiarios habían recibido apoyo a través del pasillo. Una encuesta reciente reveló que el 78 por ciento de los votantes registrados creían que los Soñadores debían quedarse en el país, mientras que el 56 por ciento apoyaba la eventual ciudadanía.
Durante el mes pasado, muchos líderes corporativos han huido de los consejos y coaliciones que el presidente Trump reunió al comienzo de su administración. Estoy orgulloso de unirme a ellos. Aunque nunca dejaré de abogar por políticas que beneficien a los negocios hispanos de propiedad de Estados Unidos, los costos morales de asociarse con esta Casa Blanca son simplemente demasiado altos. No hay lugar para una Coalición Nacional de la Diversidad en una administración que por su palabra y hecho no valora la diversidad en absoluto.