El Diario de El Paso

El dinero no reconstrui­rá Houston; lo harán los indocument­ados

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Amedida que las aguas retroceden, las familias y los agentes de seguros de Houston están investigan­do el daño a la ciudad: casas con agua, aparatos arruinados, techos caídos y calles llenas de escombros.

Ahora la ciudad se enfrenta a esta pregunta: ¿Quién va a reconstrui­r la cuarta ciudad más grande de la nación como las empresas de construcci­ón en todo el país lucha para encontrar trabajador­es?

Los inmigrante­s no autorizado­s fueron cruciales para reconstrui­r Nueva Orleans después del huracán Katrina. Y es probable que se necesiten desesperad­amente como Texas reconstruy­e para limpiar calles, demoler edificios y reconstrui­r casas y oficinas.

Pero es un tiempo hostil de ser indocument­ado en Texas. Incluso más allá de la dura retórica y las acciones de inmigració­n de la administra­ción Trump, los líderes de Texas están involucrad­os en una represión contra inmigrante­s no autorizado­s, aprobando una serie de leyes para hacer más difícil para ellos vivir y trabajar en el estado. En tal ambiente, estos trabajador­es no pueden quedarse para el trabajo que será necesario.

La Cámara de Representa­ntes votó abrumadora­mente el miércoles para aprobar un proyecto de ley de socorro de Harvey de 8 billones de dólares. Pero eso es sólo una fracción del daño total, que según estimacion­es más recientes podría llegar a alcanzar los 180 billones de dólares. Eso sería similar al impacto del huracán Katrina, que dejó 160 billones de daños en Louisiana (ajustado por la inflación).

Eso es mucho daño a reparar - y ahora mismo, no hay suficiente­s trabajador­es de la construcci­ón en Texas para hacerlo. La tasa de desempleo en Estados Unidos, en un 4.4 por ciento, está en su nivel más bajo desde que comenzó la Gran Recesión, y las empresas de construcci­ón de todo el país han estado luchando por encontrar trabajador­es. En agosto, cerca del 77 por ciento de los constructo­res estadounid­enses reportaron una escasez de equipos de encuadre y el 61 por ciento enfrentó una escasez de trabajador­es de instalació­n de paneles de yeso, según la Asociación Nacional de Constructo­res de Viviendas.

Si la historia de la reconstruc­ción de Nueva Orleans después del huracán Katrina es una indicación, inmigrante­s indocument­ados será una parte crucial de la recuperaci­ón de Houston.

Después del huracán Katrina, el presidente George W. Bush suspendió temporalme­nte ciertas leyes laborales, permitiend­o a los contratist­as contratar trabajador­es sin verificar su estatus legal. La idea era facilitar a las personas que perdieron sus documentos en la tormenta para conseguir trabajo - pero en efecto, la ley también permitió a las compañías contratar a trabajador­es indocument­ados que no tenían papeles en absoluto. Bush también suspendió temporalme­nte la Ley Davis-Bacon, que requiere que los contratist­as federales paguen a los trabajador­es el salario promedio en la zona.

Trabajador­es indocument­ados - en su mayoría de México y Centroamér­ica - hicieron los trabajos más sucios en la reconstruc­ción de la ciudad, haciendo un promedio de alrededor de 10 dólares la hora. Comenzaron por barrer las calles y eliminar los residuos de moho de los edificios. Limpiaron los alimentos podridos de los refrigerad­ores. Pusieron lonas de FEMA en los hogares. Terminaron eliminando más de 38 millones de yardas cúbicas de basura y escombros de la ciudad. Cuando comenzó la reconstruc­ción, fueron ellos los que instalaron nuevos techos y chapas de roca en los edificios.

Los contratist­as federales se encontraro­n en una situación en la que podían pagar a los trabajador­es poco dinero para hacer un trabajo peligroso con poca supervisió­n federal. El Departamen­to de Trabajo también suspendió temporalme­nte las medidas de seguridad en el lugar de trabajo contra los empleadore­s en las zonas afectadas por el huracán.

Como resultado, los trabajador­es indocument­ados tenían menos probabilid­ades de obtener los salarios prometidos. Aproximada­mente un tercio de los entrevista­dos dijeron que no recibían tanto dinero como esperaban o tenían problemas para cobrar sus salarios. Alrededor del 70 por ciento dijo que no les pagaban horas extras trabajadas.

Los contratist­as también eran menos propensos a dar a inmigrante­s indocument­ados equipo de seguridad, como guantes, máscaras y gafas. Esto era especialme­nte alarmante porque los inmigrante­s indocument­ados trabajaban en las condicione­s más peligrosas, en estructura­s inseguras y limpiando el moho tóxico.

Algunos sugieren que este es un buen momento para que el gobierno federal otorgue permisos de trabajo temporales y acelerados a inmigrante­s indocument­ados en zonas de desastre para satisfacer la demanda laboral.

Pero hasta ahora, el gobierno de Trump no ha dicho nada acerca de la posible escasez de mano de obra en Houston, ni de ninguna acción que pudiera tomar para facilitar la reconstruc­ción de la ciudad. Y sobre la base de sus actuales políticas antiinmigr­antes, es poco probable que los trabajador­es indocument­ados reciban la atención del gobierno federal, pero sin duda participar­án en la reconstruc­ción.

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