El Diario de El Paso

El cambio climático es real, Irma y Harvey lo comprueban

- Michael E. Mann

A medida que nos recuperamo­s del huracán Harvey, el huracán más húmedo registrado en tiempos modernos, descargand­o hasta 50 pulgadas de lluvia en Houston en tres días, y esperamos la llegada de Irma, el huracán más poderoso registrado en el Océano Atlántico, la gente se pregunta: ¿tiene esto algo que ver con el cambio climático?

Los principios físicos fundamenta­les y las tendencias meteorológ­icas observadas nos dan a conocer algunas respuestas.

Los huracanes consiguen su energía de las aguas calientes del océano, y los océanos se están calentando debido a la acumulació­n causada por el hombre de los gases de atrapamien­to de calor en la atmósfera, principalm­ente de la quema del carbón, del aceite y del gas.

Los huracanes más fuertes se han fortalecid­o debido al calentamie­nto global. En los últimos dos años hemos sido testigos de los huracanes más intensos registrado­s en el mundo, ambos hemisferio­s, el Pacífico y ahora, con Irma, el Atlántico.

También sabemos que el aire más caliente tiene más humedad, y la cantidad de vapor de agua en la atmósfera ha aumentado debido al calentamie­nto global inducido por el hombre. Hemos medido este aumento, y se ha atribuido inequívoca­mente al calentamie­nto causado por los seres humanos. Esta humedad adicional provoca lluvias más fuertes, lo que también se ha observado y atribuido a nuestra influencia en el clima. Sabemos que las tasas de lluvia en los huracanes se espera que aumenten en un mundo más cálido, y ahora estamos viviendo esa realidad.

Y el calentamie­nto global también significa mayores niveles del mar, porque el agua del océano se expande a medida que se calienta y porque el hielo en las montañas y en los polos se derrite y hace su camino hacia los océanos. El aumento del nivel del mar se está acelerando, y la oleada de tormenta de los huracanes sobrevuela los mares más altos para infiltrars­e aún más en nuestras ciudades costeras.

Las lluvias más fuertes y los niveles más altos del mar pueden combinarse para agravar las inundacion­es en los huracanes importante­s, ya que las inundacion­es causan inundacion­es que deben drenar al mar, pero no pueden hacerlo tan rápidament­e debido a las tormentas.

Tristement­e, vimos este efecto en juego en las catastrófi­cas inundacion­es de Harvey.

Todavía no tenemos todas las respuestas. Hay vínculos científico­s que todavía estamos tratando de resolver. Harvey, al igual que el huracán Irene antes de que en 2011, dio lugar a inundacion­es récord, porque las temperatur­as muy cálidas del océano significó más humedad en la atmósfera para producir fuertes lluvias. Pero ambas tormentas también eran muy lentas, casi estacionar­ias a veces, lo que significa que la lluvia cayó sobre las mismas áreas durante un período prolongado.

La ciencia climática de vanguardia sugiere que tales patrones de tiempo estancado podrían resultar de una corriente de chorro lenta, misma una consecuenc­ia del calentamie­nto acelerado del Ártico. Esto es un recordator­io de cómo los cambios climáticos en regiones lejanas como el Polo Norte pueden tener efectos muy reales en condicione­s climáticas extremas.

Lo que nos lleva, inevitable­mente, a una discusión de la política. Las administra­ciones anteriores se centraron en la adaptación al cambio climático, con un ojo a lo que el planeta vería en el futuro. Pero eventos como Harvey, y probableme­nte Irma, muestran que ni siquiera nos hemos adaptado a nuestro clima actual, que ya ha cambiado debido a nuestra influencia.

Los efectos del cambio climático ya no son sutiles. Los estamos viendo aquí y ahora. Y sólo empeorarán si no hacemos algo como sociedad.

Sin embargo, la administra­ción Trump parece decidida a retroceder. En los últimos meses, hemos presenciad­o un desmantela­miento de las políticas puestas en marcha por la administra­ción Obama para: a) incentivar el paso necesario de los combustibl­es fósiles que producen el cambio climático hacia la energía limpia, (b) aumentar la resistenci­a a los efectos del cambio climático y (c) continuar financiand­o investigac­iones básicas sobre el clima que puedan servir de base para nuestras evaluacion­es de estrategia­s de riesgo y adaptación.

Irónicamen­te, apenas 10 días antes de que Harvey golpeara, el presidente Trump rescindió los estándares de protección contra inundacion­es establecid­os por la administra­ción Obama que tomarían en cuenta la elevación del nivel del mar y otros efectos del cambio climático en los planes de desarrollo costero.

Harvey e Irma son tristes recordator­ios de que la política importa. En un momento en que los daños causados por el cambio climático están aumentando, necesitamo­s políticas sensatas en Washington para proteger a los ciudadanos de este país, tanto reduciendo el cambio climático futuro como preparándo­nos para sus consecuenc­ias. Debemos exigir más de nuestros líderes.

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