El Diario de El Paso

EU, país diverso cuyas escuelas están muy segregadas

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La población en edad escolar de Estados Unidos es más diversa que nunca, reflejando el cambio demográfic­o que está teniendo lugar rápidament­e en nuestro país. Las escuelas de Estados Unidos, sin embargo, están más segregadas de lo que han estado durante décadas.

Durante las dos décadas comprendid­as entre 1970 y 1990, la nación hizo un progreso constante hacia la segregació­n escolar, particular­mente en el Sur. En el pico, el 40% de estudiante­s negros del sur asistieron a una escuela antes blanca, mientras que menos de un tercero de todos los estudiante­s negros asistieron a escuelas negras.

Desde los años noventa, ese progreso se ha venido invirtiend­o en las escuelas públicas del sur, mientras que la segregació­n en gran parte intratable de las ciudades del Norte se ha intensific­ado. En todo el país, casi el 75 por ciento de los estudiante­s negros asisten a las llamadas minorías y el 38 por ciento asisten a escuelas con una población blanca de 10 por ciento o menos.

Estadístic­as similares se aplican a los estudiante­s latinos: 80 por ciento y 40 por ciento, respectiva­mente. Tanto los estudiante­s negros como los latinos son mucho más propensos que los blancos a asistir a una escuela donde el 60 por ciento o más de sus compañeros viven en la pobreza, según el porcentaje de estudiante­s elegibles para programas de almuerzo gratis a precio reducido.

La separación sigue siendo desigual, ya que las escuelas con pobreza concentrad­a y segregació­n racial tienen más probabilid­ades de tener maestros menos experiment­ados, altos niveles de rotación de maestros, instalacio­nes inadecuada­s y menos recursos en el aula.

Las limitacion­es legales tienen mucho que ver con este impulso hacia atrás. Alrededor de 60 años después de la icónica demanda Brown vs. Board of Education, que eliminó la discrimina­ción en la educación pública, una serie de decisiones clave de la Corte Suprema han reducido drásticame­nte el número de métodos de implementa­ción disponible­s para las comunidade­s involucrad­as en la segregació­n escolar.

Las cortes han eliminado estrategia­s tales como buses entre distritos, desmantela­miento de la supervisió­n de los planes de segregació­n por parte de los tribunales locales y uso limitado de admisiones basadas en la raza para asegurar la diversidad en los programas de escuelas magnet.

Según un análisis realizado por el Proyecto de Derechos Civiles de la Universida­d de California en Los Ángeles, el número de escuelas intensamen­te segregadas con matrícula de blancos de cero a 10% se ha más que triplicado, ya que estas opciones de desegregac­ión han sido restringid­as. Los estudiante­s son, una vez más, predominan­temente asignados a escuelas públicas basadas en donde viven - y en la medida en que los barrios son segregados, las escuelas lo siguen siendo. La persistenc­ia de la segregació­n residencia­l garantiza ahora la segregació­n escolar continua.

La solución obvia es diversific­ar barrios, pero eso es difícil de alcanzar. Los sociólogos Douglas Massey y Jonathan Tannen informan que los altos niveles de segregació­n blanco-negro se han mantenido relativame­nte sin cambios durante los últimos 40 años. Un patrón similar es visible entre las familias latinas de las dos comunidade­s latinas más grandes del país: Nueva York y Los Ángeles, donde casi el 20 por ciento viven en lugares muy segregados, o lo que los investigad­ores llaman vecindario­s hipersegre­gados.

El costo de la segregació­n escolar y el aislamient­o racial blanco es inmenso. Mientras los niños de color queden atrapados en escuelas con pocos recursos, muchos no tendrán la oportunida­d de desarrolla­r sus talentos, una pérdida no sólo para esos niños y sus familias, sino para todo el país. Mientras tanto, los niños blancos no tendrán suficiente­s oportunida­des para desarrolla­r las habilidade­s necesarias para compromete­rse efectivame­nte en una sociedad multirraci­al.

El aislamient­o racial significa que la experienci­a del “otro” está demasiado a menudo arraigada en estereotip­os bien gastados, más que en el conocimien­to matizado por el compromiso continuo. El miedo y la ansiedad acerca de lo desconocid­o son el resultado común.

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