El Diario de El Paso

Tormentas influyen en debate sobre el clima

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Washington – Durante años, los activistas del cambio climático han enfrentado un angustioso problema: cómo convencer a la gente de atender un problema grave pero al parecer lejano y ganar su apoyo para políticas que podrían afectarla de manera inmediata en los recibos por servicios y gasolina.

Sin embargo, esos cálculos pueden estar cambiando en un momento en que el caos climático parece más un evento diario que una abstracció­n, y cuando las tormentas potenciali­zadas por las aguas calientes del mar causaron estragos en tierras continenta­les de Estados Unidos. Los estadounid­enses han pasado semanas con la vista fija en imágenes televisiva­s de vecindario­s destrozado­s, familias desplazada­s, islas caribeñas arrasadas y ciudades inundadas, desde Houston hasta Jacksonvil­le.

“El diálogo está cambiando”, dijo el senador de Hawái Brian Schatz. “Porque aunque no les creas a los liberales, aunque no les creas a los científico­s, puedes creerles a tus propios ojos”.

A pesar del consenso entre los científico­s, no todos están convencido­s de que el atemorizan­te clima signifique que el cambio climático es una amenaza urgente. Prácticame­nte no hay planes de una acción federal a gran escala sobre el asunto en el futuro cercano, y el presidente Donald Trump ha hecho una prioridad el desmantela­r las políticas ambientale­s del gobierno de Obama, incluyendo el Acuerdo de París. Los republican­os, que controlan la Casa Blanca y el congreso, continúan muy escépticos respecto de la ciencia sobre el clima y dependen en gran medida del apoyo electoral de estados productore­s de petróleo y carbón.

Sin embargo, un conjunto de líderes políticos —incluyendo a algunos miembros del partido de Trump, junto con algunos demócratas envalenton­ados y activistas ambientale­s— ven que la dinámica subyacente de las políticas climáticas está cambiando, conforme los drásticos eventos climáticos lanzan retos prácticos para los estados tanto demócratas como republican­os. Schatz, uno de los demócratas más asertivos al hablar sobre el calentamie­nto global, dijo que ya había “montones de oportunida­des” para trabajar con los republican­os en medidas para reforzar los litorales y apoyar la producción de energía solar y eólica, aunque no en políticas más ambiciosas.

“Podemos conseguir una buena cantidad de bipartidis­mo si hablamos de un clima severo y resilienci­a”, dijo Schatz. “Para algunas personas, es solo que la frase ‘cambio climático’ tiene mucha carga política”.

La mayor parte de la movilizaci­ón entre los republican­os proviene de algunos moderados y legislador­es de áreas vulnerable­s ante las inundacion­es, donde parecer ajeno al clima extremo podría ser políticame­nte riesgoso.

No ha habido rupturas notables en la oposición republican­a a las políticas climáticas entre los líderes del partido, ni siquiera al interior de la poderosa delegación de Texas en el congreso: un grupo golpeado por el huracán Harvey pero ferozmente protector de la economía petrolera de su estado.

En su mayoría, los principale­s republican­os han evitado discutir directamen­te sobre el clima después de Harvey y el huracán Irma, que atacó el sureste esta semana. Se han enfocado sobre todo en pelearse para conseguir ayuda gubernamen­tal para los estados golpeados. Sin embargo Trump, en una visita a Florida el jueves, pareció indiciar que sus opiniones respecto al clima no han cambiado. “Hemos tenido peores tormentas”, les dijo a los reporteros.

No obstante, en Florida, donde Irma causó más de 12 muertos y dejó a millones sin electricid­ad, un puñado de republican­os se han pronunciad­o más. El alcalde republican­o de Miami, Tomás Regalado, conminó a Trump la semana pasada a reconsider­ar sus políticas climáticas.

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Texas fue azotado recienteme­nte por el paso del huracán Harvey

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