AVARICIA, motivo tras destrucción de ‘Duranguito’
Max Grossman encabeza lucha legal por salvar íconos de la historia de El Paso
En octubre pasado, Max Grossman fue una de las primeras voces que se alzaron contra la construcción de una arena de eventos municipales en el vecindario de Duranguito.
El historiador de arquitectura y profesor de la Universidad de Texas en El Paso afirma no tener alguna agenda social o intereses personales para frenar la construcción, más allá de salvar edificios históricos en el Centro de El Paso.
Según Grossman, desde que llegó aquí procedente de Minnesota se dio cuenta que El Paso tiene una riqueza de íconos históricos.
“Me quedé asombrado al ver la hermosura de los edificios, pero a la vez estaba sorprendido que estuvieran en tan malas condiciones, no lo podía entender”, refirió.
Ocho años después, tampoco entendía por qué la insistencia del Ayuntamiento y los desarrolladores en demoler algunos de esos edificios. Ahora, cree tener la respuesta.
“Es como si El Paso tuviera 25 Mona Lisas y las quieren tirar. ¿Por qué las quieren tirar? Es por avaricia”, dijo Grossman.
Como miembro de la Comisión Histórica, usó tal tarima para razonar sus objeciones, pero se topó con un muro.
“Hemos hecho varias propuestas para exhibir nuestros tesoros culturales pero la Ciudad está absolutamente hostil ante estas propuestas”, comentó Grossman. “El Paso tiene un patrimonio arquitectónico increíble que es totalmente ignorado”.
El Ayuntamiento niega que los edificios que serían demolidos en Duranguito sean históricos, y el alcalde Dee Margo públicamente acusó a Grossman de ser financiado por “intereses externos”.
Grossman afirma que sólo ha recibido apoyo de personas que comparten su deseo de preservar tesoros históricos.
“Hay mucha gente que está en contra de la arena, pero la Ciudad te va a decir lo contrario. Esta es una acción totalmente a favor de la avaricia”, dijo.
Cuando los razonamientos no funcionaron, Grossman decidió contratar abogados e informarse sobre cómo salvar los edificios de Duranguito en los juzgados. Mientras algunos ciudadanos optaron por tomar las calles en protesta, Grossman y su equipo de abogados demandaron al Ayuntamiento.
Los puntos legales incluyen si los edificios tienen valor histórico, si el Ayuntamiento en realidad fue autorizado por los votantes para construir la arena en ese preciso lugar y para qué, exactamente, se puede utilizar el dinero de los Bonos de Calidad de Vida aprobados por los votantes en el 2012.
Una juez de Austin le dio una victoria parcial al Ayuntamiento, determinando que sí puede construir la arena, pero no utilizarla para deportes. Ese es un punto clave, ya que Grossman y otros críticos creen que ese era el plan de la Ciudad y algunos empresarios.
“Soy su peor pesadilla”, dijo Grossman, riéndose.
El historiador todavía cree que preservar los edificios de Duranguito y otras partes del Centro podría ser de mucho beneficio económico para la ciudad de El Paso.
“Siempre me interesó la conservación histórica desde que era estudiante en la Universidad Columbia en Nueva York, mis profesores estaban involucrados en restaurar edificios, catedrales en Europa”, dijo Grossman. “Pero ese interés se volvió más fuerte cuando me fui a vivir a Italia, Alemania y Francia. Ahí, me di cuenta cómo las comunidades se pueden beneficiar del turismo patrimonial”.
La batalla legal por Duranguito no termina, y Grossman apenas ayer hizo un llamado a la comunidad a estar pendiente de las próximas audiencias a principios de octubre.