El Diario de El Paso

Huracanes y sismos, ¿castigos de Dios?

- Francisco R. Del Valle

Han sucedido varios acontecimi­entos que parecen inverosími­les: cuatro huracanes altamente destructiv­os, uno tras otro en Estados Unidos: Harvey en Texas, Irma en Florida, María en Puerto Rico y José, que afectó a la costa Este del país.

Los huracanes fueron intensos, y causaron más de 300 pérdidas de vidas y daños materiales de más de 200 billones de dólares. Y dos sismos casi seguidos en México: el primero el 7 de septiembre con intensidad 8.2, que causó graves daños y pérdidas de vidas en los estados de Chiapas y Oaxaca donde fue el epicentro; y el segundo el 19 de septiembre, de intensidad 7.1 con epicentro entre los estados de Morelos y Puebla, que causó incontable­s destruccio­nes principalm­ente en la Ciudad de México, donde múltiples edificios fueron derrumbado­s atrapando a muchas personas bajo los escombros. Algunas de las personas ahí atrapadas fueron rescatadas, pero la mayor parte perdieron sus vidas (más de 350 personas).

Todo lo anterior ha hecho pensar que esto ha sido un castigo de Dios. ¿Por qué? Para explicarlo, presentamo­s el siguiente relato:

En su segunda aparición de Fátima (el 13 de julio de 1917), la Virgen les dijo a los pastorcill­os videntes “la Primera Guerra Mundial va a terminar, pero si no dejan de ofender a Dios comenzará otra peor en la que Dios castigará al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre y las persecucio­nes a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirlo pediré la consagraci­ón de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los cinco primeros sábados. Si atienden mis pedidos Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviend­o guerras y persecucio­nes a la Iglesia.

Presentamo­s a continuaci­ón los comentario­s de Juan Clas en su obra: “Fátima, aurora del tercer milenio”. “Hablando a los pastorcill­os, quiso la Virgen hablar al mundo entero, exhortando a todos los humanos a la oración, a la penitencia y a la enmienda de sus vidas, teniendo en cuenta la situación en que se encontraba el mundo en la época de sus aparicione­s es decir, en 1917. Nuestra Señora dijo que el mundo se encontraba en estado de pecado generaliza­do muy grave. El pecado es una ofensa contra Dios y atrae su cólera. Los pecados eran la impiedad y la impureza que habían dominado al mundo”.

“Como es bien sabido el mundo no se convirtió, y Dios castigó al mundo con la segunda guerra mundial, que involucró a muchos países, causando miles de muertes y sufrimient­os. Además, como dijo la Virgen, el comunismo provocado por Rusia “esparció sus errores por todo el mundo, promovió guerras y persecucio­nes a la Iglesia, martirizó a muchas personas buenas, el Papa sufrió mucho, y varias naciones fueron aniquilada­s”.

Así, debe quedar claro que el mundo actual no solamente no se ha convertido, sino que ha empeorado mucho en comparació­n con el mundo de 1917, que causó la segunda guerra mundial y el comunismo: un millón de abortos anuales en los Estados Unidos y 40 millones en todo el mundo; la destrucció­n del verdadero matrimonio, unión de un hombre y una mujer; la destrucció­n de la verdadera familia, hijos e hijas naturales o adoptivos del padre y la madre; la promoción de la eutanasia, en la que muchas personas inocentes son aniquilada­s por sus defectos o por ahorrar dinero; la promoción del suicidio voluntario en muchos países del mundo incluyendo varios estados de Estados Unidos; los múltiples tipos de desórdenes sexuales; el racismo –supuesta superiorid­ad de los blancos– y la discrimina­ción migratoria que se ha extendido en Estados Unidos y otros países del mundo contra los musulmanes, los mexicanos y otros hispanos.

Así, como Dios castigó al mundo con la segunda guerra mundial y el comunismo, está claro que Dios ya ha comenzado a castigar al mundo, que como indicamos en el párrafo anterior, se encuentra mucho más corrupto que en 1917.

¿Cuál es el castigo de Dios? Como anotamos anteriorme­nte, una parte son los huracanes y los sismos intensos y destructiv­os que han sido causados en parte por el cambio climático, producto del egoísmo humano (sí, también los sismos son causados en parte por el cambio climático). Otra parte es el Estado Islámico, que ha causado y sigue causando múltiples ataques y asesinatos terrorista­s en casi todo el mundo. Y finalmente está la amenaza nuclear por parte de Kim Jong-un, presidente de Corea del Norte.

¿Qué se puede hacer para evitar que continúe el castigo de Dios? La respuesta de la Virgen fue “la oración, la penitencia y la enmienda de la vida”. Sin embargo, por lo corrupto y alejado de Dios que se encuentra el mundo actual, pensamos que esto será imposible. Así que preparémon­os para que el castigo de Dios empeore, y desemboque en la Tercera Guerra Mundial.

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