Huracanes y sismos, ¿castigos de Dios?
Han sucedido varios acontecimientos que parecen inverosímiles: cuatro huracanes altamente destructivos, uno tras otro en Estados Unidos: Harvey en Texas, Irma en Florida, María en Puerto Rico y José, que afectó a la costa Este del país.
Los huracanes fueron intensos, y causaron más de 300 pérdidas de vidas y daños materiales de más de 200 billones de dólares. Y dos sismos casi seguidos en México: el primero el 7 de septiembre con intensidad 8.2, que causó graves daños y pérdidas de vidas en los estados de Chiapas y Oaxaca donde fue el epicentro; y el segundo el 19 de septiembre, de intensidad 7.1 con epicentro entre los estados de Morelos y Puebla, que causó incontables destrucciones principalmente en la Ciudad de México, donde múltiples edificios fueron derrumbados atrapando a muchas personas bajo los escombros. Algunas de las personas ahí atrapadas fueron rescatadas, pero la mayor parte perdieron sus vidas (más de 350 personas).
Todo lo anterior ha hecho pensar que esto ha sido un castigo de Dios. ¿Por qué? Para explicarlo, presentamos el siguiente relato:
En su segunda aparición de Fátima (el 13 de julio de 1917), la Virgen les dijo a los pastorcillos videntes “la Primera Guerra Mundial va a terminar, pero si no dejan de ofender a Dios comenzará otra peor en la que Dios castigará al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirlo pediré la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los cinco primeros sábados. Si atienden mis pedidos Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia.
Presentamos a continuación los comentarios de Juan Clas en su obra: “Fátima, aurora del tercer milenio”. “Hablando a los pastorcillos, quiso la Virgen hablar al mundo entero, exhortando a todos los humanos a la oración, a la penitencia y a la enmienda de sus vidas, teniendo en cuenta la situación en que se encontraba el mundo en la época de sus apariciones es decir, en 1917. Nuestra Señora dijo que el mundo se encontraba en estado de pecado generalizado muy grave. El pecado es una ofensa contra Dios y atrae su cólera. Los pecados eran la impiedad y la impureza que habían dominado al mundo”.
“Como es bien sabido el mundo no se convirtió, y Dios castigó al mundo con la segunda guerra mundial, que involucró a muchos países, causando miles de muertes y sufrimientos. Además, como dijo la Virgen, el comunismo provocado por Rusia “esparció sus errores por todo el mundo, promovió guerras y persecuciones a la Iglesia, martirizó a muchas personas buenas, el Papa sufrió mucho, y varias naciones fueron aniquiladas”.
Así, debe quedar claro que el mundo actual no solamente no se ha convertido, sino que ha empeorado mucho en comparación con el mundo de 1917, que causó la segunda guerra mundial y el comunismo: un millón de abortos anuales en los Estados Unidos y 40 millones en todo el mundo; la destrucción del verdadero matrimonio, unión de un hombre y una mujer; la destrucción de la verdadera familia, hijos e hijas naturales o adoptivos del padre y la madre; la promoción de la eutanasia, en la que muchas personas inocentes son aniquiladas por sus defectos o por ahorrar dinero; la promoción del suicidio voluntario en muchos países del mundo incluyendo varios estados de Estados Unidos; los múltiples tipos de desórdenes sexuales; el racismo –supuesta superioridad de los blancos– y la discriminación migratoria que se ha extendido en Estados Unidos y otros países del mundo contra los musulmanes, los mexicanos y otros hispanos.
Así, como Dios castigó al mundo con la segunda guerra mundial y el comunismo, está claro que Dios ya ha comenzado a castigar al mundo, que como indicamos en el párrafo anterior, se encuentra mucho más corrupto que en 1917.
¿Cuál es el castigo de Dios? Como anotamos anteriormente, una parte son los huracanes y los sismos intensos y destructivos que han sido causados en parte por el cambio climático, producto del egoísmo humano (sí, también los sismos son causados en parte por el cambio climático). Otra parte es el Estado Islámico, que ha causado y sigue causando múltiples ataques y asesinatos terroristas en casi todo el mundo. Y finalmente está la amenaza nuclear por parte de Kim Jong-un, presidente de Corea del Norte.
¿Qué se puede hacer para evitar que continúe el castigo de Dios? La respuesta de la Virgen fue “la oración, la penitencia y la enmienda de la vida”. Sin embargo, por lo corrupto y alejado de Dios que se encuentra el mundo actual, pensamos que esto será imposible. Así que preparémonos para que el castigo de Dios empeore, y desemboque en la Tercera Guerra Mundial.