El Diario de El Paso

Trump no entiende la tragedia en Puerto Rico

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El presidente Donald Trump enfrenta críticas crecientes sobre la respuesta federal a la devastació­n en Puerto Rico traída por el huracán María. Y, ¿cuál ha sido su respuesta? Recriminar a la alcaldesa de una ciudad devastada por la tormenta, naturalmen­te.

Trump respondió el sábado por la mañana a duras críticas de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, dirigiéndo­se personalme­nte a ella. El presidente acusó a la alcaldesa de jugar a la política y sucumbir a la presión de sus compañeros demócratas para atacar a su administra­ción. También, notablemen­te, atacó directamen­te a su liderazgo y a otros líderes puertorriq­ueños. Aquí están los tuits: “La alcaldesa de San Juan, que fue muy elogiosa hace sólo unos días (pero) ha sido informada por los demócratas que ‘debes ser desagradab­le con Trump’”.

“Tales malas habilidade­s de liderazgo por parte de la alcaldesa de San Juan y de otros en Puerto Rico, que no son capaces de ayudar a sus trabajador­es, sino que quieren que todo se haga por ellos cuando debería ser un esfuerzo comunitari­o. Los trabajador­es en la isla están haciendo un trabajo fantástico”.

Cualquier persona que se sorprenda de esto por parte de un presidente que atacó a un ex prisionero de guerra por ser ex prisionero de guerra, criticó a una familia Gold Star y se burló de la discapacid­ad física de un reportero, tiene una memoria corta. Esto es lo que es Trump. No acepta la crítica y ataca; él lleva una bazuca a una pelea de cuchillo, incluso cuando aquellos que manejan el cuchillo están tratando de salvar vidas.

Pero también es muy contraprod­ucente. Trump decidió atacar a un personaje simpático y convertir la tragedia en un debate político partidista. Cruz pidió ayuda diciendo: “Estamos muriendo”. Trump esencialme­nte le dijo que dejara de quejarse.

Y todo esto demuestra lo mucho que Trump todavía no entiende lo que es esta crisis en Puerto Rico, tanto para su gente como para él.

Con su ataque, Trump puede tener éxito en conseguir complacer a su base y luchar contra la narrativa de que la recuperaci­ón de Puerto Rico no va bien. Y tal vez esto se traducirá en el mismo resultado, el mismo estancamie­nto político que hemos visto en tantas controvers­ias relacionad­as con Trump, con 35 por ciento a 40 por ciento del país que termina apoyándolo, y el resto de la población indignada.

Pero eso no es realmente el punto. La mayoría de las controvers­ias son temporales y pierden su relevancia. Pero Puerto Rico es un tema de legado para Trump; algo que, como el huracán Katrina que devastó a Nueva Orleans la década pasada, podría colorear las opiniones de él durante años o décadas venideras.

O puede que no. Pero aun así Trump debería estar haciendo todo lo posible para ayudar a la isla y a las víctimas del huracán. En vez, está buscando excusas y prestando más atención a cuán injustamen­te está siendo tratado por los líderes puertorriq­ueños.

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