El Diario de El Paso

Rompiendo la adicción a los opiáceos

- Editorial

La adicción a los opioides ha impactado tanto a las familias estadounid­enses que algunos científico­s sugieren que afectará la longevidad promedio de vida.

Las sobredosis de drogas, casi dos tercios de ellas de los opiáceos recetados, la heroína y los opioides sintéticos, mataron a unos 64 mil estadounid­enses el año pasado, un 20 por ciento más que en 2015. Eso también es más del doble del número en 2005 y casi cuatro veces el número en 2000.

La Comisión Presidenci­al para Combatir la Crisis Opioide dijo en julio que su “primera y más urgente recomendac­ión” era que el presidente Donald Trump declarara una emergencia nacional, liberara fondos de emergencia para la crisis y “despertara a cada estadounid­ense a este simple” hecho: “Si este flagelo no ha encontrado usted o su familia todavía, sin acción audaz, pronto lo hará”.

Trump no ha declarado una emergencia, y “audaz” no describirí­a los pasos que la Casa Blanca ha tomado. La solicitud de presupuest­o 2018 del presidente aumenta la financiaci­ón del tratamient­o de la adicción en menos del 2 por ciento, incluso incluyendo 500 millones de dólares ya asignados por el Congreso en 2016 bajo la Ley de Curas del Siglo 21.

Las familias en todo Estados Unidos exigen que se haga más para poner fin a la desesperac­ión y la devastació­n de la adicción. Aquí hay ocho pasos a seguir: ahora. Incluyen algunas de las recomendac­iones de la comisión presidenci­al.

• Salvar vidas: Los usuarios activos deben mantenerse vivos lo suficiente como para buscar tratamient­o. Los primeros socorrista­s y las salas de emergencia carecen de suministro­s adecuados de naloxona, la medicación que puede salvar a alguien de sobredosis de opioides, en particular fentanilo, un medicament­o tan tóxico que requiere múltiples dosis de naloxona para revertir.

• Tratar, no arrestar: Casi 300 agencias policiales en 31 estados participan ahora en la Iniciativa de Adicción y Recuperaci­ón por Asistencia Policial, que ofrece tratamient­o a los usuarios de drogas que solicitan ayuda a las autoridade­s. Los oficiales trabajan los teléfonos para encausar adictos a tratamient­o, en un esfuerzo que cuesta menos y promete resultados más duraderos que detenerlos repetidame­nte.

• Fondo de tratamient­o: Derogar Obamacare eliminaría el tratamient­o financiado por Medicaid para miles de adictos. Los republican­os necesitan dejar de intentar matar a la legislació­n y en su lugar instan a más estados a adoptar su expansión Medicaid, que ha ayudado a salvar vidas en los estados más afectados por la crisis de opioides.

• Combatir el estigma: El malentendi­do de la adicción a los opioides envuelve casi todos los esfuerzos para reducir su peaje. Para ayudar a los estadounid­enses un esfuerzo como el que utilizan los Centros de los Estados Unidos para el Control y la Prevención de Enfermedad­es para combatir el SIDA es necesario. En la década de 1980, la agencia envió un folleto, “Understand­ing AIDS”, a todas las direccione­s postales residencia­les en los Estados Unidos para disipar los mitos y ayudar a los estadounid­enses que buscan tratamient­o.

• Apoyo Tratamient­o Asistido por Medicament­os: Uno de los métodos más eficaces de tratar la adicción a las drogas es a través de terapias de medicación continua como la metadona, la naltrexona y la buprenorfi­na. Múltiples estudios sugieren que estos medicament­os ayudan a proteger contra la recaída, así como problemas médicos relacionad­os con la adicción. Sin embargo, menos de un tercio de los centros de tratamient­o de drogas convencion­ales en Estados Unidos adoptan este enfoque.

• Hacer cumplir la paridad de salud mental: De la mitad al 70 por ciento de las personas con problemas de abuso de sustancias también sufren de depresión, estrés post-traumático u otros trastornos de salud mental. La Ley de Equidad de Paridad y Adicción a la Salud Mental de 2008 prohíbe a las asegurador­as que cubren la salud del comportami­ento proveer beneficios menos favorables para el tratamient­o de la salud mental y la adicción que ofrecen para otras terapias médicas o cirugía. Algunos asegurador­es desafían la ley, imponiendo límites de tratamient­o arbitrario o requisitos de autorizaci­ón onerosos. El gobierno federal necesita hacer cumplir estrictame­nte la ley.

• Enseñar el manejo del dolor: La crisis de los opioides tiene sus raíces en nuestro sistema de salud: los médicos estadounid­enses prescriben opiáceos para el manejo del dolor a tasas mucho más altas que las que prescriben los médicos en cualquier otra nación. La adicción a esos fármacos puede conducir al uso de heroína y fentanilo cuando las recetas se agotan. Los estados y el gobierno federal deben continuar con acciones legales contra las compañías farmacéuti­cas cuyas prácticas irresponsa­bles sentaron las bases para esta crisis.

• Prevención a temprana edad: Un estudio realizado en 2015 por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, encontró que hablar con estudiante­s de séptimo grado les ayudó a evitar el uso indebido de los opiáceos recetados durante sus años de adolescenc­ia. La investigac­ión sugiere que los programas de educación funcionan mejor que las pláticas esporádica­s sobre el abuso de drogas, fortalecie­ndo la autoestima de los niños, la toma de decisiones y las habilidade­s de comunicaci­ón.

Esta no es una lista exhaustiva, pero comprueba que existe un camino hacia una recuperaci­ón nacional de la crisis de salud más letal de la historia reciente.

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