El Diario de El Paso

Inmigrante mexicano preside por primera vez la Misa Roja en EU

La celebració­n se hizo en la Catedral de San Mateo en Washington

- Agencias

Washington— El arzobispo de Los Ángeles, monseñor José Gómez, se convirtió en el primer prelado de origen mexicano en celebrar la llamada Misa Roja anual en la Catedral de San Mateo en Washington, ante una gran cantidad de juristas y profesiona­les dedicados al campo de las leyes.

Monseñor José Gómez, nacido en Monterrey (México) en 1951, pronunció una especial homilía en la Misa Roja de 2017, llamada así por el color de la vestimenta utilizada por los celebrante­s y el color del fuego, símbolo del Espíritu Santo.

A la Misa Roja, que se celebra desde 1953, asisten jueces, abogados, profesores y estudiante­s de derecho que piden la bendición de Dios para una buena administra­ción de justicia. Suele celebrarse el domingo anterior al primer lunes de octubre, con el que comienza el año judicial en la Corte Suprema de Estados Unidos.

Al iniciar su homilía, el arzobispo explicó la gran diversidad que existe en Los Ángeles, en donde los más de 5 millones de católicos rezan en más de 40 idiomas.

Uno de los fundadores de Los Ángeles, prosiguió, fue San Junípero Serra, un español que también vivió en México y que defendió a los indígenas de California.

“La mayoría de los estadounid­enses no conocen esta historia. Pero el Papa Francisco sí. Por eso, cuando el Santo Padre vino a este país en 2015, su primer acto fue celebrar una misa solemne en la que canonizó a San Junípero. Él tuvo esa misa, no en Los Ángeles, sino justo aquí, en la capital de la nación”.

“El Papa Francisco estaba destacando un punto. Él piensa que deberíamos honrar a San Junípero como “uno de los padres fundadores de los Estados Unidos”, continuó el arzobispo.

La figura de San Junípero, precisó monseñor Gómez, recuerda que los “comienzos del país no fueron políticos sino espiritual­es”, lo que llevó a la creación de “una nación concebida bajo Dios y comprometi­da en promover la dignidad humana, la libertad y el florecimie­nto de una diversidad de pueblos, razas, ideas y creencias”.

“Por eso esta Misa Roja nacional es tan importante cada año. Hay un tiempo para la política y un tiempo para la oración. Y éste es un día para la oración”, destacó.

El arzobispo exclamó luego: “¡A los ojos de Dios, no hay extranjero­s, no hay extraños! Todos somos familia. Cuando Dios nos mira, él ve más allá del color de nuestra piel, o de los países de donde provenimos o de la lengua que hablamos. Dios ve solamente a sus hijos; a hijos e hijas hechos a su imagen”.

Tras recordar que cada vida es sagrada y que Dios tiene un plan de “cosas grandes” para cada persona, el prelado resaltó que esto lo entendiero­n bien quienes hicieron las leyes en Estados Unidos, consideran­do que la persona ha sido “creada a la imagen de Dios; que está dotada de dignidad, derechos y responsabi­lidades dados por Dios; y que es llamada por Dios a un destino trascenden­te”.

“Mis queridos hermanos y hermanas, ustedes comparten la responsabi­lidad de este gran gobierno. El servicio público es una noble vocación. Se necesita honestidad y valor para desempeñar­la. Se requiere de prudencia y humildad. Y son necesarios también la oración y el sacrificio”.

Así que “hoy, pidámosle al Espíritu Santo sus dones y renovemos nuestro compromiso con esta visión de un gobierno que sirve a la persona humana”.

El arzobispo de Los Ángeles resaltó que, pese a que “el sueño americano sigue siendo una obra en progreso”, muchas personas en el mundo ven a “Estados Unidos que sigue siendo un faro de esperanza para los pueblos de todas las naciones, que buscan refugio en este país, para la libertad y la igualdad bajo Dios”.

En esta tarea, dijo el prelado, “la libertad religiosa es tan esencial para definir lo que somos como estadounid­enses. Nunca deberíamos silenciar las voces de los creyentes”.

“Ellos nos conectan con la visión de nuestros fundadores. Ahora, más que nunca, necesitamo­s su espíritu de pacificaci­ón y de búsqueda de soluciones no violentas”.

Monseñor Gómez hizo luego una profunda reflexión sobre la necesidad de perdonar que tiene Estados Unidos: “El poder de conceder perdón y de mostrar misericord­ia es la imagen de Dios. Perdonar es, de muchas maneras, lo que nos hace plenamente humanos”, dijo.

“Mis queridos hermanos y hermanas, permítanme concluir sugiriendo que el perdón es parte de la revolución inacabada de la sociedad estadounid­ense”.

“El verdadero perdón –continuó el prelado– nos libera de los ciclos de resistenci­a y de venganza; nos libera para buscar la reconcilia­ción y la sanación. Y esto es lo que necesitamo­s en Estados Unidos hoy: un nuevo espíritu de compasión y de cooperació­n, un nuevo sentido de nuestra humanidad común”.

“¡Que Dios los bendiga a todos por su servicio a este gran país! ¡Y que Dios bendiga a Estados Unidos! Y que nuestra Santísima Madre María, nos ayude a renovar la promesa de Estados Unidos. A compromete­rnos nuevamente con las verdades que nuestros fundadores nos confiaron”, concluyó monseñor Gómez.

 ??  ?? Monseñor José Gómez, arzobispo de Los Ángeles
Monseñor José Gómez, arzobispo de Los Ángeles

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States