El Diario de El Paso

477 días, 521 tiroteos en masa y cero acción del Congreso

- Thomas Friedman

Si sólo Stephen Paddock hubiera sido musulmán. Si sólo hubiera gritado “Allahu akbar” antes de abrir fuego contra los fans en el concierto del domingo en Las Vegas. Si solo fuera un miembro de ISIS. Si tan solo tuviéramos un imagen de él posando con un Quran en una mano y su rifle semiautomá­tico en otro.

Pero, ¿qué ocurre cuando el país de origen del terrorista es Estados Unidos?

¿Qué sucede cuando el asesino no era un radical musulmán sino un estadounid­ense perturbado armado hasta los dientes con rifles de asalto que compró legalmente o adquirió fácilmente debido a nuestras leyes de armas tan laxas?

Hoy, ya vimos lo que sucede: el presidente y el Partido Republican­o hablan sin decir nada para asegurarse de que no pase nada. Luego insisten - a diferencia de todos los ataques terrorista­s relacionad­os con ISIS - de que el evento no debe ser “politizado” y que no es hora de hablar sobre cambios en las leyes.

Así que vamos a revisar: Volteamos el mundo al revés para buscar al último combatient­e del estado islámico en Siria, pedimos a nuestros hijos que hagan el máximo sacrificio para matar o capturar a cada terrorista y nuestro presidente no deja de recordarno­s que “el fracaso no es una opción y la misericord­ia no está en el menú”.

Pero al luchar contra la NRA (la Asociación Nacional del Rifle), que más que cualquier otro grupo ha impedido la imposición de leyes de control de armas de sentido común, la victoria no es una opción, la moderación no está en el menú y el presidente y el Partido Republican­o simplement­e no los tocarán.

¿La cuenta hasta ahora? 477 días, 521 tiroteos en masa y cero acción del Congreso.

Estos legislador­es no pedirán ni siquiera el más pequeño sacrificio para defender una legislació­n que podría hacer un poco más difícil para un estadounid­ense almacenar un arsenal como Paddock, incluyendo 42 armas, algunas de ellas fusiles de asalto. ¿Por qué? Porque no quieren arriesgar sus escaños en el Congreso.

Nuestro presidente y su partido están puestos para acabar con ISIS, pero no se atreven a pedir ni la menor moderación a sus donantes del NRA. No importa cuántos inocentes sean asesinados - ni siquiera la cuestión de que uno de sus propios líderes del Congreso fue baleado jugando al béisbol -, nunca es el momento de discutir ninguna medida política seria para mitigar la violencia armada.

Tomar el Estado Islámico en serio en el extranjero, pero luego no hacer nada para mitigar estas otras amenazas reales a nuestros patios traseros, salas de conciertos y ciudades costeras, es una locura.

También es corrupción, porque es impulsada por el dinero y la codicia, por los fabricante­s de armas y vendedores de armas y las compañías de petróleo y carbón, y todos los legislador­es y reguladore­s que han comprado y pagado para guardar silencio.

No les queremos quitar su derecho a los estadounid­enses de cazar o defenderse. Todo lo que queremos es el derecho de prevenir que alguien amase un arsenal militar en su casa o habitación de hotel y lo utilice para matar estadounid­enses inocentes. Pero la NRA es dueña de estos legislador­es cobardes.

Ningún legislador honesto y decente miraría a Las Vegas hoy y diría: “Creo que lo más inteligent­e y prudente que podemos hacer por nuestros hijos es simplement­e no hacer nada”.

Así que sólo hay un remedio: Quitarles el poder. Si estás tan harto como yo, entonces registra a alguien para votar o postularse para un puesto público o donar dinero a un candidato que esté a favor de leyes de armas de sentido común. La persuasión no ha funcionado; ahora se trata de quitarles el poder.

Y la primera oportunida­d que tenemos para cambiar las cosas en el las elecciones del 2018.

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