Vigila CBP la frontera con globos aerostáticos
Detectan contrabando de personas y narcotráfico desde el aire
El flujo ilegal en la frontera, especialmente el uso de drones por parte de los cárteles mexicanos para mandar droga al país, es ahora vigilado a través de globos aerostáticos.
La vigilancia aérea a un máximo de doce mil pies de altura se extiende por toda la frontera Suroeste del país con globos de alta tecnología de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Desde Yuma, Arizona, hasta Rio Grande City, en Texas, seis globos sujetos con cables detectan objetos en detalle a larga distancia con cámaras infrarrojas que son controladas por operadores en una torre.
Las unidades, que forman parte del Sistema de Radar Aerostático (TARS) monitorean la frontera convirtiéndose en una herramienta para interceptar el contrabando de personas y el tráfico de drogas, especialmente en terrenos de difícil acceso a través de la región fronteriza.
“Estas poderosas herramientas de vigilancia, que son utilizadas por el Centro de Operaciones Aéreas y Marítimas de CBP han demostrado ser efectivas y rentables”, aseguró CBP en un comunicado.
Desde el 2013, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza administra la instalación y operaciones de los globos aerostáticos y actualmente cuenta con unidades en el estado de Texas en Marfa, Eagle Pass y Río Grande City.
En Arizona, los globos aerostáticos de vigilancia están en las ciudades de Yuma y Ft. Huachuca, mientras que en el vecino estado de Nuevo México están apostados en la localidad de Deming.
CBP también tiene una instalación de TARS en Cudjoe Key, Florida, y en Las Lajas, Puerto Rico.
“TARS es la tecnología de vigilancia más rentable que poseemos y una de las más efectivas para la detección de objetos voladores no tripulados”, explicó Richard Booth, director de operaciones de Aire y Marina de CBP.
El uso de los drones cargados de drogas no sorprende a las autoridades. CBP tiene registro de cientos de casos de detección y confiscación de vehículos aéreos, que resultan también ser más rentables y de menor riesgo que tripulaciones aéreas o narcosubmarinos para contrabandear drogas al territorio estadounidense.
“Teóricamente, es algo que puede hacerse y qué pasa frecuentemente en la frontera”, dijo Peter Singer, experto de Seguridad e Inteligencia de la unidad de vehículos aéreos no tripulados (UAV) en el Instituto Brookings.
“Los cárteles se adaptan a los usos de las tecnologías. Y los drones son una tecnología que cada vez está más y más disponible”, dijo. “Les van a dar nuevos medios a sus viejos fines. La pregunta clave, sobre si van a utilizar drones cada vez más, es cómo van a lograr que el cártel pueda evadir vigilancia o capturas, y si van a disminuir gastos comparado con métodos tradicionales”, señala.
Las autoridades aduaneras estimaron que a principios de los años ochenta, unos ocho mil 500 vuelos ilegales por año transportaron narcóticos directamente a Estados Unidos.
“La ruta más corta desde las áreas de producción de narcóticos a los mercados estadounidenses es por aire”, dijo explicó Booth.
“Para evitar el radar terrestre, los contrabandistas de drogas utilizan aviones de bajo vuelo. Debido a la existencia de TARS, la mayoría de los contrabandistas ahora aterrizan muy lejos de la frontera y descargan en suelo estadounidense”, explicó Rob Brown, gerente del programa AMO TRAS, que produce la tecnología, y que en abril pasado se ganó nuevamente la licitación del contrato con CBP.
Anualmente, TARS es responsable de la detección de más de 500 vuelos sospechosos, lo que representa el 42 por ciento de todos los vuelos sospechosos a lo largo de la frontera suroeste.
Han confiscado cientos de drones cargados de droga