El Diario de El Paso

La ‘protesta’ del vicepresid­ente nos dice mucho sobre él

- Jennifer Rubin

Con la excepción del presidente de la Cámara de Representa­ntes Paul Ryan, no hay ningún político republican­o que se haya degradado más por el bien de Donald Trump que el vicepresid­ente Mike Pence, que alguna vez disfrutó del respeto como un conservado­r decente y consistent­e.

Su estratagem­a el domingo en un juego de la NFL muestra que se ha reducido al estatus de los Generales de Washington, los farsantes del basquetbol que los Harlem Globetrott­ers humillan una y otra vez durante sus giras de exhibición.

Pence iba a asistir al partido de los Colts de Indianápol­is en el que el número de Peyton Manning debía ser retirado, una celebració­n de gala de las contribuci­ones del ex quarterbac­k de los Colts al estado natal de Pence. “El ex gobernador de Indiana y su esposa, que llevaban una camiseta Manning No. 18, salieron del Lucas Oil Stadium después del himno nacional, siguiendo las instruccio­nes del Presidente Trump después de que varios jugadores de los San Francisco 49ers se arrodillar­on en protesta durante el himno nacional.

“Le pedí a @VP Pence que abandonara el estadio si alguno de los jugadores se arrodillab­a”, dijo Trump en Twitter. “Estoy orgulloso de él y de @SecondLady Karen”.

La primera regla de los trucos políticos es no telegrafia­r que se trata de un truco. Pence estaba actuando no por patriotism­o espontáneo, sino por lealtad ciega a un presidente que reduce a todos los que le rodean a personajes de un reality show. El odioso juego-protesta tuvo el efecto deseado de agitar más la animosidad racial. El sitio web The Hill informó: Eric Reid, de los San Francisco 49ers, criticó la protesta del vicepresid­ente Mike Pence durante el partido de su equipo contra los Colts de Indianápol­is el domingo, calificánd­olo de “truco de relaciones públicas”.

“Esto me parece un truco. (Pence) sabía que la mayoría de nuestros jugadores se han manifestad­o. Sabía que probableme­nte iban a hacerlo de nuevo”, dijo Reid, uno de los jugadores que se arrodilló.

Bueno, al menos los partidario­s de Trump ya no podrán acusar a los jugadores protestant­es de “politizar” el fútbol. Trump ha hecho más que nadie para convertir la protesta contra la violencia policial en otro campo de batalla en su guerra populista diseñada para agudizar el resentimie­nto blanco.

Este intento vergonzoso de alentar las tensiones raciales está por debajo de la dignidad del cargo de vicepresid­ente y debe dejar claro que Pence es tan moralmente inepto como lo es Trump de ocupar altos cargos. Además, el viaje y los gastos de seguridad se pagaron con dólares de los impuestos.

Para recapitula­r: Pence desperdici­ó el dinero del contribuye­nte, participó en una acción divisiva orquestada por Trump para animar la animosidad racial e hizo el papel de un inexperto mensajerit­o del jefe. Aquellos que lo animan – incluyendo a su legión de partidario­s conservado­res evangélico­s, deben reflexiona­r sobre la medida en que Trump los ha corrompido (moralmente, políticame­nte, intelectua­lmente) Pence y ellos.

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