Cada vez une a más devotos
WPara sus seguidores, la Santa Muerte es una entidad con grandes poderes curativos, trae prosperidad y también es una aliada en las venganzas. Algunos le piden tarjetas de residencia permanente, amantes, salud, protección contra los violentos carteles de la droga o los agentes de inmigración. Otros le piden que castigue a sus rivales. La llaman la Niña Bonita, la Niña Blanca, la Madrina, la Huesuda y decenas de otros nombres, entre ellos la Santísima Muerte. La mayoría le dice la Santa Muerte.
Poco conocida en Estados Unidos antes de 2001 y rechazada por el Vaticano, ahora tiene de 10 a 12 millones de devotos en México y otros lugares; es el movimiento religioso que ha crecido con más velocidad en América Latina, dijo R. Andrew Chestnut, un profesor de estudios religiosos en la Universidad Commonwealth de Virginia y autor de Devoted to Death: Santa Muerte, the Skeleton Saint. Sus seguidores incluyen a capos de la droga, familias trabajadoras, prisioneros y miembros de minorías sexuales.
En Nueva York, la fotógrafa Griselda San Martin, de 38 años y nacida en Barcelona, siguió el rastro de una devota de la Santa y se encontró con una mujer transgénero de Queens llamada Arely Vázquez, quien desde 2006 ha ofrecido una lujosa fiesta anual en honor a la Santa Muerte y también organiza reuniones mensuales en su casa.
“Es un asunto social y religioso”, dijo San Martin sobre las reuniones. “Rezan, casi como en una iglesia católica, y después ella cocina. Todo es gratis. Y su comida es deliciosa”.
La mayoría de los asistentes son inmigrantes, lo cual le da a las reuniones un sabor distinto del que tienen a las que asistió en México, contó San Martin. “El hecho de ser migrantes los deja al margen de la sociedad, así que esto los hace sentir que pertenecen a algo”, dijo. “Se conectan”.
A pesar de la condena del Vaticano, muchos devotos se consideran católicos y recurren a la Madrina para alguna intercesión especial, dijo Chesnut. A la Dama Calva no le importa si eres heterosexual u homosexual, rico o pobre, narcotraficante o agente antinarcóticos: la muerte tiene un lugar para ti. “No es como la Iglesia católica ni la Iglesia evangélica”, dijo. “La Muerte no discrimina. Los recibe a todos”.