Surge nueva generación de filántropos estadounidenses
Nueva York – Hazte a un lado, Rockefeller. Quítate, Carnegie. No estorbes, Ford. Durante buena parte del siglo, unos cuantos nombres de la Época Dorada dominaron las filas de la filantropía de altura. No más. En cuestión de años, una nueva cepa de estadounidenses superricos ha eclipsado a la vieja guardia de titanes de la filantropía. Con nombres como Soros, Gates, Bloomberg, Mercer, Koch y Zuckerberg, estos nuevos megadonadores están cambiando totalmente las normas establecidas desde siempre en el mundo serio de la filantropía de altos vuelos.
Estos personajes acumularon vastas fortunas a edades muy tempranas y las están gastando más rápido, con cheques de cada vez más ceros. Además, están mucho más dispuestos a ocuparse de temas sociales y políticos candentes —tanto en la izquierda como en la derecha— que los empujan al centro de polémicos debates.
Muchos multimillonarios todavía están comprando equipos deportivos, construyendo yates y haciendo donaciones a museos y hospitales. Sin embargo, muchos nuevos filántropos están más interesados en cambiar el mundo que en ponerle su nombre a una escuela de negocios.
“Tienen una mentalidad que resuelve problemas en lugar de una administrativa”, comentó David Callahan, fundador del sitio web Inside Philanthropy y autor de “The Givers”, un libro sobre los principales donadores de hoy. “No están guardando su dinero para los tiempos de vacas flacas. Quieren causar impacto ahora”.
George Soros, el multimillonario de los fondos de cobertura y donador de los demócratas, hace poco dio a conocer la transferencia de unos 18 mil millones de dólares a sus Fundaciones de la Sociedad Abierta, un esfuerzo en expansión para promover la democracia y combatir la intolerancia en el mundo. Este donativo, que básicamente ha dotado de fondos de por vida a la Sociedad Abierta, se ha convertido en el segundo financiamiento de activos más grande del país. La única actividad filantrópica con más recursos es la Fundación de Bill y Melinda Gates.
“Estamos viendo un auténtico cambio de guardia”, expresó Callahan. “Cada vez más gente viva define el rumbo de las principales fundaciones, que se miden especialmente por sus donativos anuales”.
Tras haber hecho miles de millones y moldeado al mundo con sus empresas, esta nueva guardia se está fijando metas nobles a medida que se prepara para regalar sus fortunas. Pensemos en la Iniciativa Chan Zuckerberg, creada por el cofundador de Facebook Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan. No solo busca mejorar la salud en los países en vías de desarrollo, sino que una de sus aspiraciones es “curar, prevenir o tratar todas las enfermedades para fin de siglo”.
Quizá parezcan buenas noticias en todos los frentes. Si un puñado de multimillonarios quiere gastar sus fortunas salvando vidas, ¿por qué no simplemente aplaudirles? Porque a medida que sus ambiciones crecen también lo hace su influencia, lo cual quiere decir que, para bien o para mal, unos cuantos multimillonarios ejercen una influencia considerable en todo, desde la investigación médica hasta las políticas sociales y la política en general.
“No es el gobierno que cobra impuestos y decide qué problemas sociales quiere resolver a través de un proceso democrático”, comentó Eileen Heisman, directora ejecutiva del National Philanthropic Trust, una organización sin fines de lucro que trabaja con fundaciones. “Es un pequeño grupo de personas que han acumulado mucho más dinero del que necesitan y que deciden qué van a atender. Nos afecta a todos”.
Ideas e ideales
En 2015, a la ya madura edad de 33 años, Zuckerberg tomó una decisión trascendental. Chan y él acababan de darle la bienvenida al mundo a su primera hija. Poco después, prometieron donar el 99 por ciento de sus acciones de Facebook, que entonces tenían un valor de 45 mil millones de dólares, a lo largo de su vida. “Nuestra sociedad tiene la obligación de invertir ahora para mejorar las vidas de todos los que llegan al mundo, no solo de los que ya están en él”, escribieron en una carta dirigida a su hija, que publicaron en Facebook.
Casi dos años después, la Inicia- tiva Chan Zuckerberg está tomando forma. Se estructuró como una sociedad de responsabilidad limitada en lugar de una fundación tradicional, una estrategia que a decir de los fundadores les da más flexibilidad. La empresa se concentra principalmente en tres áreas: ciencia, educación y justicia.
La pareja ya comprometió más de 500 millones de dólares para crear un centro de investigación sin fines de lucro que dará financiamiento sin restricciones a médicos, científicos e ingenieros de las universidades más importantes de California. Están apoyando un esfuerzo para hacer un mapeo e identificar todas las células de un cuerpo humano saludable. Así mismo, el año pasado, prometieron gastar 3 mil millones para prevenir, curar y tratar “todas las enfermedades para fin de siglo”.
Al considerar cómo hacer uso de sus miles de millones de dólares, sin duda Zuckerberg se inspiró en su amigo y mentor, el cofundador de Microsoft, Gates. Desde su creación en 2000, la Fundación Gates se ha afianzado como una fuerza sin paragón en las grandes ligas de la filantropía. No solo tiene los mayores recursos de una fundación, que son de 40 mil millones de dólares, sino que además gasta más cada año, casi unos 55 mil millones de dólares tan solo en 2016.
Los esfuerzos de Gates se expanden, abarcando el planeta y cruzando campos. Su fundación financia esfuerzos para reducir el consumo de tabaco, combatir el VIH y mejorar la educación en el estado de Washington. Así mismo, ha gastado miles de millones en reducir la diseminación de enfermedades infecciosas y la malaria. Sus esfuerzos ya ayudaron a una coalición de organizaciones de salud mundial a acabar casi por completo con la poliomielitis.
La fundación de Soros se diferencia de varias formas importantes. En lugar de tratar de resolver problemas discretos como las enfermedades, la Sociedad Abierta se propone promover valores como la democracia, la tolerancia y la inclusión, que son de vital importancia para Soros, quien sobrevivió el Holocausto. En la práctica, esto quiere decir que es menos probable que su dinero financie investigación médica en etapas tempranas y más probable que ayude a los refugiados desplazados por un conflicto.
No obstante, si bien los problemas que abordan son distintos, el amplio alcance de los esfuerzos de estos multimillonarios tiene mucho en común: moldean la imagen moral del mundo. “No se llama la Fundación Soros”, comentó Patrick Gaspard, presidente entrante de las Fundaciones de la Sociedad Abierta. “George se aproxima a este esfuerzo filantrópico sin miras a preservar su reputación y su legado, sino con una feroz determinación de proteger estas ideas e ideales”.
Grandes fundaciones ya habían estado generando impacto mucho antes de que apareciera Gates, claro está. En 1943, por ejemplo, la Fundación Rockefeller comenzó a trabajar con el gobierno mexicano con la esperanza de mejorar la industria agrícola del país.
Ese trabajo estimuló la “Revolución verde”, que ha impulsado los rendimientos agrícolas en todas las zonas del mundo en vías de desarrollo. La Fundación Ford ayudó a establecer la industria del microfinanciamiento, asociándose con Muhammad Yunus para lanzar el Banco Grameen.
En años recientes, algunas fundaciones más antiguas han reorientado sus esfuerzos para enfrentar los grandes problemas.
Actualmente, la Fundación Ford se centra en reducir la desigualdad, y la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur se enfoca en las “grandes apuestas”, incluyendo el combate al cambio climático.
Sin embargo, estas fundaciones heredadas ahora están en su mayoría bajo la guía de administradores, no de los multimillonarios cuyos nombres están en la puerta. Gates, Zuckerberg, Bloomberg y Soros se involucran personalmente con sus fundaciones y están dispuestos causar controversia.
Política polarizada
Cuando se anunció la noticia de la transferencia de Soros de 18 mil millones de dólares de su fortuna a las Fundaciones de la Sociedad Abierta, la reacción de los conservadores fue rápida y predecible.
Fox News lo llamó un “multimillonario uberliberal”.
Breitbart News dijo que la donación “convierte a su organización en el más grande actor de la escena política estadounidense”, agregando que “el trabajo de la fundación ha sustentado agresivos grupos dogmáticos de izquierda que afectan la democracia liberal y reprimen a voces opositoras”.
Soros se convirtió en pararrayos de la crítica conservadora en gran medida debido a sus propias contribuciones políticas en lugar de por los gastos de su fundación.
Fue uno de los principales donadores de Hillary Clinton y gastó millones de dólares en esfuerzos para derrotar a Donald Trump en la elección presidencial del año pasado.