Al ganar en Virginia, demócratas muestran que aún tienen pulso
La elección del gobernador de Virginia, que se convirtió en un referéndum sobre el presidente Donald Trump y su histeria antiinmigrante. Los resultados del martes –el vicegobernador demócrata Ralph Northam se impuso al republicano Ed Gillespie– demuestran que los republicanos y los demócratas antiTrump todavía tienen pulso.
Las encuestas de salida muestran que el doble de personas usaron su voto para enviar un mensaje de oposición a Trump que aquellos que dijeron que querían enviar un mensaje de apoyo. Una coalición tradicional de mujeres (+19 puntos), minorías, votantes con educación universitaria (que constituían el 59 por ciento del electorado) y votantes de los suburbios se unieron a Northam. Entre dos grupos críticos, mujeres blancas educadas en la universidad y mujeres casadas, Northam ganó fácilmente.
Desafortunadamente para Gillespie, los votantes indicaron que el problema principal era el cuidado de la salud, no el crimen o la inmigración.
Trump no podrá evitar ser culpado parcialmente por esta derrota, ya que hizo sentir su presencia. El lunes y el martes, los bancos de llamadas auspiciados por Trump acosaron a los votantes. El día de las elecciones, el presidente envió tuits a favor del candidato republicano.
Trump es profundamente impopular entre los votantes de Virginia. Un 55 por ciento desaprueba el trabajo que está haciendo, según las encuestas. Por el contrario, el actual gobernador demócrata Terry McAuliffe califica 11 puntos porcentuales más en aprobación (53 por ciento) que Trump (42 por ciento).
Sin embargo, la mayor parte de la culpa de la pérdida del Partido Republicano recae en Gillespie, ex asesor del presidente George W. Bush. Gillespie tomó la decisión de imitar a su oponente primario, Corey Stewart (un ávido defensor de Trump y de las estatuas confederadas). Él adoptó un tono duro sobre la inmigración. Publicó avisos que mostraban a pandilleros hispanos e hizo alarde del peligro de las llamadas ciudades santuario, que por cierto no existen en Virginia.
El abrupto giro de Gillepie hacia el populismo de derecha fue arriesgado considerando la cambiante composición de Virginia. La mayor parte de los aumentos recientes de la población han sido en el norte de Virginia, que es de tendencia demócrata. Los trabajadores profesionistas, los habitantes de los suburbios y las minorías y jóvenes han ayudado a inclinar al estado hacia los demócratas en los últimos años.
Los simpatizantes de Trump alegarán que Gillespie no abrazó a Trump lo suficiente. La elección comprobó que a un año de la sorpresiva victoria de Trump, ya no tiene suficientes adeptos para inclinar una elección a favor o en contra de un candidato a nivel de gobernador.
Los demócratas celebran, pero sin subestimar la peligrosidad del presidente. Por ahora, la emoción abrumadora entre los demócratas es alivio. Para los republicanos, esto debería servir como una advertencia de que acercarse a Trump demasiado puede poner fin a su carrera, excepto en los estados más conservadores del país.