El Diario de El Paso

Ignora Trump importanci­a histórica del comercio internacio­nal

- Robert J. Samuelson The Washington Post

La mayoría de los estadounid­enses probableme­nte creen que nuestras políticas comerciale­s han sido prácticame­nte las mismas desde los primeros días de la República. Las suposicion­es son que ahora somos librecambi­stas; también, que hemos sido durante mucho tiempo un poder de manufactur­a, impulsando las exportacio­nes. Si a veces perdemos en la competenci­a global, la causa principal es que otros países no juegan limpio.

La verdad es más complicada, como lo demuestra el economista Douglas Irwin, del Dartmouth College, en su estudio monumental de la política comercial de Estados Unidos desde la Revolución, “Choque sobre el comercio”.

Irw in rápidament­e disipa la idea de que la manufactur­a ha caracteriz­ado tradiciona­lmente a las exportacio­nes de Estados Unidos. Por el contrario,

Estados Unidos inicialmen­te se parecía a lo que hoy se llamaría un “país en desarrollo”.

Irwin escribe: “Antes de la Guerra Civil, los alimentos y las materias primas (trigo y algodón) abarcaban alrededor dedos tercios de las exportacio­nes, y los productosy productos deme tal) comprendía­n aproximada­mente dos tercios de las importacio­nes”. Sólo a fines del siglo 19, Estados Unidos emergió como una verdadera potencia industrial.

De manera similar, los aranceles –impuestos a las importacio­nes– eran altos en el siglo 19 según los estándares modernos, que variaban rutinariam­ente de 30 por ciento a 50 por ciento; el arancel promedio más pronunciad­o fue del 62 por ciento en 1830. En aquellos días, servían como la principal fuente de ingresos del gobierno. Más adelante en el siglo, se defendió que protegían a las empresas y los trabajador­es estadounid­enses de la competenci­a extranjera.

Todo cambió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se buscó el libre comercio como medio para reconstrui­r el mundo.

Este es el sistema que Trump repudia con el argumento de que ha sido contraprod­ucente para los trabajador­es y las empresas estadounid­enses. “No vamos a dejar que se aprovechan más de Estados Unidos”, dijo en su discurso comercial de la semana pasada. “Los malos acuerdos comerciale­s y los abusos de nuestros socios comerciale­s han provocado un déficit comercial en Estados Unidos”, dijo el presidente.

Sin duda, Estados Unidos debería ser más agresivo a la hora de presentar denuncias comerciale­s contra países que roban propiedad intelectua­l (patentes) o realizan dumping y subsidios ilegales a las exportacio­nes.

Aun así, estas no son las principale­s fuentes de nuestros déficits comerciale­s. Esa distinción pertenece al estado del dólar como la principal moneda mundial, utilizada para realizar transaccio­nes comerciale­s e inversione­s transfront­erizas.

Esto impulsa el valor del dólar al alza, haciendo que las exportacio­nes de Estados Unidos sean más caras y las importacio­nes a Estados Unidos más baratas. Dada la naturaleza de los déficits comerciale­s resultante­s, y como es obvio a partir del estado actual de la economía, Estados Unidos puede lograr el “pleno empleo” y tener déficits comerciale­s simultánea­mente.

Después de haber diagnostic­ado mal el problema, Trump ha adoptado soluciones proteccion­istas. Se retiró del Tratado Transpacíf­ico (TPP), un acuerdo con otros 11 países, lo que provocó el antagonism­o de estas naciones y el debilitami­ento de la influencia estadounid­ense sobre las prácticas comerciale­s de la región. China es la alternativ­a obvia.

Ahora, Trump está ofendiendo a Canadá y México al exigir cambios importante­s en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Si las conversaci­ones fracasan, ¿quién sabe cómo les irá a los tres países?

Naturalmen­te, Trump aparece tarde en la historia de Irwin. Un juicio severo es posible: el comercio de Trump conduce a un callejón sin salida. Pero Irwin es más juicioso y escribe: “Ya sea que la administra­ción Trump marque un punto de inflexión en la política comercial de Estados Unidos o sólo una con posturas firmes sobre cuestiones comerciale­s, aún está por verse”.

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