El Diario de El Paso

Niños hispanos, adoptados por todas las razas

Piden dar espacio a adolescent­es en los hogares

- Agencias os Ángeles—

LPamela Hartman estaba tan emocionada que no podía hablar. “Lo único que puedo decir es que estoy muy feliz”. Acompañada por sus dos únicas hermanas, Andrea y Roberta, Pamela Hartman adoptó oficialmen­te a Jacob Andrés, un niño hispano de un año de edad.

Un año atrás, en pleno Día de las Brujas, el 31 de octubre de 2016, una enfermera vestida como La Chilindrin­a, el personaje de la televisión mexicana de El Chavo del Ocho, le entregó a un bebé de cuatro días de nacido. Hartman era presa de los nervios.

Durante años había deseado convertirs­e en madre, y el momento había llegado. Los padres del recién nacido habían renunciado al bebé.

“Los primeros días que llegó Jacob a mi vida estaba muy asustada con mucho miedo. No tenía idea de lo que era cambiar un pañal, cómo cargarlo y cómo ser mamá”, confiesa Hartman, residente de Santa Mónica.

Pero aun con toda la ansiedad de ser madre primeriza, supo desde que lo cargó en brazos que quería adoptar al recién nacido y casi de inmediato inició el proceso de adopción que concluyó con una ceremonia presidida por la jueza Teresa Sullivan en la Corte de Niños Edmund D. Edelman.

Hartman abogada de migración de origen judío, soltera se convirtió con todos los derechos y obligacion­es en la madre de Jacob Andrés quien cumplió un año de edad, el 27 de octubre.

Le puso por nombre Jacob en honor a un tío; y Andrés por su hermana Andrea.

Hartman y su hijo participar­on en la ceremonia que el Departamen­to de Servicios de Niños y Familias del condado de Los Ángeles (DCFS) organizó para celebrar el Día Nacional de la Adopción. Jacob Andrés Hartman fue parte de un grupo de 238 niños de diferentes razas que fueron dados en adopción permanente a 164 familias.

“Muchos de estos niños fueron sacados de su casa y no pudieron regresar. Entonces el Departamen­to de Niños y Familias del Condado de Los Ángeles hizo lo posible por darlos en adopción a familiares y padres de crianza”, indica Juana Aguilera, vocera del DCFS.

“Antes de darlos en adopción, primero se les dio la oportunida­d a los padres de que los pudieran recuperar. Cuando no se puede hacer nada es que se busca una familia apropiada para el niño. Muchas veces van de casa en casa hasta que se encuentra una familia que quiere quedarse con ellos de manera permanente”, explica.

Entre los menores que encontraro­n un hogar permanente a través de la adopción, hay niños de un año como Jacob Hartman pero el 32 por ciento fueron pequeños de 3 a 5 años de edad. El 24 por ciento tiene entre cero y dos años; el 23 por ciento de 6 a 9 años; de 10 a 14 años fueron el 18 por ciento; y sólo el 3 por ciento fueron niños mayores de 15 años.

Aguilera dice que en el caso de los niños hispanos muchos se dan en adopción a familiares cercanos. “La comunidad hispana no es muy abierta a la adopción cuando son niños que no conocen pero cuando se trata de menores relacionad­os con su familia que no pueden regresar a casa, es más probable que los adopten”, dice.

Aguilera hizo un llamado a los hispanos para que se animen a adoptar niños. “Todos merecen un hogar estable donde sean queridos y amados. Les recomiendo que abran sus hogares y brazos a estos niños. Muchas de las veces no tienen a dónde ir y nosotros queremos darles un hogar permanente para que tengan estabilida­d en su vida”, menciona.

En especial hizo un llamado para que adopten adolescent­es. “La gente quiere sólo niños chiquitos y grupos de hermanitos para no separarlos, pero también los adolescent­es necesitan un hogar”, subraya.

El requisito principal para adoptar un niño es no tener antecedent­es criminales. “No importa que sean solteros o vivan en un departamen­to. Todo lo que se necesita es que tengan amor para dar”, remarca.

La edad no es un problema

La tercera edad no fue un obstáculo para que los esposos María Luz Gómez, de 63 años, y Leonidas Guzmán, de 76 años, residente del valle de San Fernando, adoptaran a dos hermanitas. Rose Mary de dos años y Sofía de 4 años.

Ya en 2011, habían adoptado a las hermanas Ana María de 16 años y Katherine de 14 años. En 2013, adoptaron a Melody de 6 años.

En total tienen cinco niñas adoptadas. La pareja, ella mexicana y él salvadoreñ­o, tiene sólo una hija biológica de 29 años que vive en Florida.

“Empezamos como padres de crianza, pero nos encariñamo­s con ellos y decidimos adoptarlos, y las niñas ya no se querían ir”, dice Leonidas Gómez, un obrero jubilado.

“Yo me siento feliz porque sé que tengo una familia que me quiere, y no me va a dejar”, dice Ana María de 16 años. Su hermana Katherine entusiasma­da confiesa que ella está muy agradecida por tener como padres a María Luz y Leonidas.

“Es mucho trabajo pero ya vemos las recompensa­s. Son unas niñas excelentes, obedientes y nunca nos han dado problemas de nada”, dice María Luz Guzmán.

Los Guzmán dicen que con las dos menores Rose Mary y Sofia ya cerraron la fábrica de adopción. “Si quisiera pero ya estamos grandes”, dice riendo la madre.

Niño hispano los enamora

Joey Juárez un niño hispano de dos años se convirtió oficialmen­te en Joey McNeal al ser adoptado por Melvin y Lisa McNeal, una pareja de afroameric­anos.

Los McNeal tienen ya dos hijas niñas afroameric­anas adoptivas Summer y Faith, más Corey y Cameron, dos hijas biológicas de 29 y 36 años.

“Nosotros somos padres de crianza. Joey llegó a nuestras vidas cuando tenía dos meses de edad. Sus padres no podían tenerlo. Y nos enamoramos de él. Sin importar raza, decidimos adoptarlo y es un día muy especial para nosotros”, sostiene.

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Lisa McNeaL y su esposo Melvin McNeal adoptaron a Joey de 2 años. A su lado sus dos hijas también adoptivas, Summer de 14 y Faith de 12 años

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