El Diario de El Paso

Por qué los demócratas deben pedirle a Al Franken que renuncie

- Paul Waldman

Cuando se trata de acoso sexual y mala conducta, es seguro asumir que cuando se hace una acusación contra un hombre prominente, habrá otras Y así fue.

Una mujer dice que el senador Al Franken la tocó de manera inapropiad­a en 2010, agarrándol­e el trasero mientras se tomaba una foto con ella en la Feria Estatal de Minnesota. Fue la primera acusación de tocar indebidame­nte por Franken, que es demócrata, ya en el cargo. Se produce pocos días después de que Leeann Tweeden, un presentado­r local de noticias de radio en California, dijo que Franken la besó y tiró por la fuerza en 2006, cuando Franken era comediante profesiona­l.

Después de esa primera acusación, no puedo imaginar que alguien se sorprenda de los nuevos señalamien­tos. Tampoco nadie se sorprender­á si otra mujer presenta otra historia de Franken, o cinco o 10 más.

En cualquier caso, los demócratas pueden, y deben, salir de la valla y declarar que es hora de que Al Franken renuncie.

Eso es desagradab­le, lo sé. Franken era muy querido entre los demócratas, alguien inteligent­e y que realmente entiende la política, y además es ingenioso y tiene un buen desempeño en televisión. Esa combinació­n no aparece con tanta frecuencia, y es por eso que algunas personas esperaban que se postulara para presidente. Y era perfectame­nte razonable negar el juicio sobre su futuro después de la primera acusación. Tal vez fue solo un incidente aislado o un gran malentendi­do. Pero eso ya no es una posición que pueda sostenerse.

Y dado que los republican­os se dirigen tan agresivame­nte hacia el camino más bajo, esta es una buena oportunida­d para que los demócratas hagan lo correcto. Ni siquiera tienen que tomar un riesgo político para hacerlo. Si Franken renuncia, el gobernador de Minnesota, Mark Dayton, un demócrata, nombraría a su reemplazo temporal. Franken está fulminado como una de las caras del progresism­o a nivel nacional, por lo que no hay mucho que perder los demócratas. ¿Qué credibilid­ad tendrá Franken si sigue activo en esas causas?

Si los demócratas llaman a Franken a renunciar, demostrarí­a que están dispuestos a sustentar sus principios con acciones, que quieren aprovechar esta oportunida­d para comenzar realmente a cambiar la cultura de la supremacía masculina que hace posible el acoso sexual generaliza­do. Eso requiere que se hagan algunos escarmient­os, y los políticos son los ejemplos perfectos, ya que sus posiciones siempre se conceden en forma probatoria.

Si las acusacione­s contra Harvey Weinstein son ciertas, entonces él es un monstruo que debería pasar el resto de sus días tras las rejas. Un hombre que reparte ocasionalm­ente besos no deseados podría merecer ser exhibido en público, pero aun así tener la posibilida­d de continuar con su carrera.

Pero si el cambio cultural que estamos esperando es real – para que las mujeres puedan ir a trabajar, conocer a un político o simplement­e caminar por la calle sin sentirse como una gacela paseándose delante de los leones – los liberales necesitan actuar y no solo hablar.

La renuncia del senador Al Franken, al cual solían admirar, es parte necesaria en este proceso de cambio.

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