El Diario de El Paso

DEBE CASA BLANCA INVERTIR MÁS EN COMBATIR LOS OPIÁCEOS

-

En el 2012, docenas de personas testificar­on en una audiencia de la Administra­ción Federal de Alimentos y Medicament­os (FDA) sobre cómo la naxolona de venta sin receta salvaría vidas y revertiría las sobredosis de opiáceos.

En el 2014, el entonces fiscal general Eric Holder calificó como una "crisis de salud urgente" en un aumento en las muertes por sobredosis de heroína y analgésico­s recetados. En el 2015, la impactante investigac­ión de los profesores de Princeton Anne Case y Angus Deaton mostró un gran aumento de muertes por sobredosis de drogas. Los estadounid­enses anglos son las víctimas más comunes.

Ahora el uso de analgésico­s recetados, versiones baratas e ilícitas de las drogas y la heroína son reconocido­s como una de las principale­s causas de muerte en EU, matando al menos a 33 mil personas en el 2015, más del doble de homicidios con armas de ese año.

A pesar de toda la atención que ha recibido la crisis, una serie de informes sugiere que el enfoque elegido por el presidente Donald Trump – formar una comisión presidenci­al para abordar el tema en marzo y declarar una emergencia de salud pública en octubre – excluye fondos adicionale­s para combatir el problema.

En julio, los investigad­ores del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos publicaron un informe que mostraba que el abuso de opiáceos con medicament­os recetados es tan frecuente en las áreas urbanas y suburbanas como en las áreas rurales, mostrando que el problema no está aislado, sino que es claramente una crisis nacional.

En agosto, un estudio publicado por el American Journal of Preventive Medicine descubrió que las muertes por opiáceos y heroína en el 2014 eran mucho más altas, 24 por ciento y 22 por ciento, respectiva­mente, de los dos años anteriores.

Luego, el lunes, el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca emitió un informe que decía que el costo total del abuso de opioides, la dependenci­a y las muertes en 2015 fue de 504 billones de dólares, muy superior a las estimacion­es anteriores. La sorprenden­te estimación se basó en cuánto había aumentado la epidemia el gasto en atención médica y justicia penal, así como sus efectos sobre la productivi­dad laboral.

Estos hallazgos se traducen en miseria humana de escala masiva. Está bien que el presidente Trump haya ordenado a las agencias federales afectadas que tomen medidas de emergencia para enfrentar la epidemia de opioides, otorgue a los gobernador­es más libertad para utilizar las subvencion­es federales según lo consideren oportuno para abordar la crisis y flexibilic­e las normas sobre telemedici­na para mejorar el tratamient­o de los adictos en casos aislados áreas con poco acceso a la atención médica.

Pero eso no es suficiente. Se necesita un enfoque mucho más completo. Un paso obvio sería proporcion­ar naxolona a los agentes del orden público y a los socorrista­s. Un segundo paso crucial sería lograr que los médicos no prescriban tan casualment­e tantos opiáceos para el tratamient­o del dolor. A casi el 30 por ciento de la población, aproximada­mente 92 millones de estadounid­enses, se les recetaron opiáceos en el 2015. En términos per cápita, los opioides se prescribie­ron en EU seis veces más que en Francia y cuatro veces más que en Gran Bretaña, España. y Noruega. Entonces, un tercer paso esencial sería establecer programas de alcance y tratamient­o para los profesiona­les de la salud que trabajan con personas adictas a los analgésico­s.

Mientras era candidato en el 2016, Trump prometió terminar con la epidemia de opiáceos, calificánd­ola de una crisis que está "envenenand­o" a la gente. Lo que ha hecho hasta ahora no está a la altura de su retórica.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States