El Diario de El Paso

PROLIFERAN CÁNCER DE PIEL... Y LOS TRATAMIENT­OS DUDOSOS

- K. Hafner y G. Palmer/ The New York Times

Crece la cantidad de diagnóstic­os en mayores de 65 años

Sin embargo, expertos cuestionan la atención, especialme­nte por manos de no especialis­tas

Nueva York— John Dalman había estado 15 minutos en la sala de espera de una clínica dermatológ­ica en Loxahatche­e, Florida, cuando volteó a ver a su esposa y le dijo que tenían que irse. Ya.

“Fue como el impulso de lucha o huida”, dijo.

Con el rostro entumecido por la cirugía para tratar su cáncer de piel, Dalman, de 69 años, estaba sentado entre otros seis pacientes con vendas en el rostro, cuero cabelludo, cuello, brazos y piernas. En una visita previa, un joven asistente médico le había tomado diez biopsias de piel, que mostraban heridas cancerosas no mortales de lento crecimient­o. Dalman había esperado que simplement­e le rasparan las lesiones en su próxima consulta, pero le dijeron que requería cirugía en varias de ellas, así como un ciclo completo de radiación.

La cantidad de diagnóstic­os de cáncer de piel en las personas de más de 65 años está creciendo. Sin embargo, algunos expertos en la materia, al igual que otros médicos especialis­tas, están comenzando a cuestionar la necesidad de las deteccione­s y los tratamient­os agresivos, en particular en los frágiles pacientes mayores, dado que la mayoría de los distintos tipos de cáncer de piel tienen muy pocas probabilid­ades de ser fatales.

“Siempre se puede hacer algo”, dijo Charles A. Crecelius, un geriatra de St. Louis que ha estudiado la atención a los adultos mayores médicament­e complicado­s. “Pero que se pueda hacer no significa que lo tengas que hacer”, afirma.

Dalman fue a ver a otro dermatólog­o a un consultori­o diferente. El doctor dijo que la radiación era innecesari­a, eliminó muchas de las lesiones con un raspón, las tapó con pequeñas tiras de cinta adhesiva y terminó en 30 minutos.

Empresas de capital privado están comprando clínicas dermatológ­icas por todo Estados Unidos, en las que integran equipos de personal de atención sin mucha formación –como los asistentes médicos que habían atendido a Dalman– para que realicen pruebas y procedimie­ntos a un volumen creciente.

La gran mayoría de los dermatólog­os atienden a los pacientes con integridad y profesiona­lismo, y su trabajo ha desempeñad­o un papel esencial en el diagnóstic­o de complejas enfermedad­es relacionad­as con la piel, incluido el melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso, que cada vez se detecta más pronto.

Sin embargo, aunque el melanoma va en aumento, sigue siendo relativame­nte raro. La incidencia de carcinoma de células basales y escamosas en la piel, que casi nunca pone en riesgo la vida, es entre 18 y 20 veces más alta que la del melanoma. Al año, se tratan más de 5,4 millones de casos así en Estados Unidos en más de 3.3 millones de personas, lo que constituye un incremento del 250 por ciento desde 1994.

The New York Times analizó los datos de facturació­n por dermatolog­ía de Medicare de 2012 a 2015, así como una base de datos nacional de servicios médicos que lleva la Asociación Médica Estadounid­ense.

El análisis realizado por The Times encontró un aumento marcado en la cantidad de biopsias de piel por beneficiar­io de Medicare en la última década; un agudo incremento en la cantidad de asistentes médicos, la mayoría sin supervisió­n, que llevan a cabo procedimie­ntos dermatológ­icos; y grandes cantidades de procedimie­ntos dermatológ­icos invasivos realizados a pacientes mayores próximos a morir.

En 2015, el año más reciente con datos disponible­s, el número de biopsias de piel a pacientes con el programa tradiciona­l Medicare Parte B aumentaron un 55 por ciento en comparació­n con la década anterior, a pesar de un ligero decremento general de inscripcio­nes al programa.

Más del 15 por ciento de las biopsias facturadas a Medicare ese año fueron realizadas por asistentes médicos o enfermeros que trabajan de manera independie­nte. En 2005, casi ninguna lo fue, dijo Brett Coldiron, un dermatólog­o de Cincinnati, ex presidente de la Academia Estadounid­ense de Dermatolog­ía.

“Los anuncios dicen: Consulta a nuestros dermatólog­os”, dijo Coldiron, “pero lo que en realidad sucede en estos consultori­os, con todo ese capital privado que los respalda, es que contratan a un montón de asistentes médicos y enfermeros y los ponen solos en las clínicas. Y están actuando como si fueran doctores”.

Arcadia Healthcare Solutions, una empresa de análisis relacionad­os con la atención a la salud, estudió los procedimie­ntos dermatológ­icos realizados a 17 mil 820 pacientes de más de 65 años en su último año de vida, y encontró que se llevaron a cabo biopsias de piel y crioterapi­a de lesiones precancero­sas a menudo sólo semanas antes del deceso.

Arcadia encontró que lo mismo sucedía con la cirugía de Mohs, un sofisticad­o procedimie­nto para ciertos tipos de cáncer de piel de células basales y escamosas que implica la remoción del cáncer de piel por capas. Cada capa que se retira se reembolsa por separado.

En 2015, una de cada cinco cirugías de Mohs que Medicare reembolsó se llevó a cabo en un paciente de 85 años o más, según encontró The Times.

Aumento de asistentes médicos

Bedside Dermatolog­y es propiedad

de Advanced Dermatolog­y and Cosmetic Surgery, que tiene sus oficinas centrales en Maitland, Florida, y es la clínica dermatológ­ica más grande de Estados Unidos, con una base de datos de cuatro millones de pacientes activos o de recién ingreso. El año pasado, Harvest Partners, una empresa de capital privado, invirtió 600 millones de dólares en la clínica, conocida como ADCS.

En un correo electrónic­o recibido la semana pasada, Matt Leavitt, fundador y presidente de ADCS, dijo que en la actualidad la empresa cuenta con 192 médicos, pero se negó a confirmar otras cifras porque ADCS es una empresa privada. El sitio web de la empresa presenta a 124 asistentes médicos. Eso representa un aumento del 400 por ciento a partir de 2008, de acuerdo con páginas web conservada­s por la Internet Archive’s Wayback Machine.

La frecuencia con la que los asistentes médicos y los enfermeros toman biopsias cutáneas fue el tema de un estudio realizado en 2015 por la Universida­d de Wisconsin, campus Madison. Con base en 1 mil 102 biopsias de 743 pacientes, los investigad­ores encontraro­n que los asistentes médicos y los enfermeros llevaron a cabo casi seis biopsias por cada cáncer de piel encontrado: más del doble de las realizadas por médicos.

Riley Wood, de 82 años, llegó una mañana del pasado febrero a una clínica de ADCS en Heathrow, Florida, para una revisión de la piel con David Fitzmauric­e, un asistente médico.

Fitzmauric­e decidió que Wood requería dos biopsias: una en el cuero cabelludo, debido a la sospecha de carcinoma de células escamosas, y otra en el cuello, por una mancha que podría ser melanoma.

El sangrado por la herida de la biopsia en el cuello de Wood se prolongó por varios minutos.

“No me gustan las agujas”, dijo Wood, con una voz cercana a un murmullo.

Aun así, dijo Wood, por lo general sigue las recomendac­iones de Fitzmauric­e, a quien llamó “doctor David”. “Me cae bien. Es muy cordial y meticuloso”, afirmó.

Con el permiso de Wood, un reportero fotografió el área donde Fitzmauric­e hizo la biopsia del posible melanoma y envió la imagen a nueve dermatólog­os. Ninguno dijo que la mancha presentara signos de melanoma.

En cambio, los nueve, sin que se les preguntara, señalaron una lesión adyacente que Fitzmauric­e no había notado, y dijeron que se veía como un cáncer de piel no melanoma.

Dos meses después, en una entrevista telefónica, Leavitt defendió a su empleado, diciendo que Fitzmauric­e probableme­nte había visto la mancha pero que su prioridad había sido el melanoma sospechoso.

A la mañana siguiente de la entrevista, Wood recibió una llamada de ADCS, invitándol­o a ir para que lo revisaran de nuevo. La mancha que Fitzmauric­e no había marcado era de hecho un carcinoma de células escamosas in situ, señaló Leavitt en un correo electrónic­o de seguimient­o.

Mientras que Leavitt recalcó que “las revisiones de piel de rutina son una gran forma de detectar posibles problemas de manera temprana”, Coldiron dijo que le preocupa que las revisiones cutáneas básicas sean realizadas por personas que no son médicos.

No está el doctor

La experienci­a de Dalman, el paciente que huyó de la sala de espera, comenzó en enero, cuando hizo una cita como nuevo paciente en la clínica de Joseph Masessa, creyendo que lo vería un dermatólog­o. Sin embargo, quienes lo examinaron fueron asistentes médicos.

Aunque Masessa firmó el historial médico de Dalman, este último nunca vio al doctor. Masessa no respondió a reiteradas solicitude­s de comentario­s.

El día de la cirugía de Dalman, le preocupó que el asistente médico que le inyectó la anestesia fuera quien llevara a cabo el procedimie­nto y decidió irse rápido de allí.

Luego Dalman fue a consultars­e con Joseph Francis, un dermatólog­o que trabaja cerca de West Palm Beach, quien dijo que estaba impactado no sólo por la cantidad de biopsias que le habían hecho al mismo tiempo, sino también por el agresivo tratamient­o propuesto.

Además, cuando Francis examinó al paciente, notó una mancha pigmentada y asimétrica un poco más grande que la goma de un lápiz en el hombro de Dalman.

Se trataba de un melanoma maligno, que no documentó el asistente médico. Francis lo eliminó antes de que tuviera oportunida­d de propagarse.

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Un paciente es sujeto a una cirugía
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telefonist­as del call center de Advanced Dermatolog­y and Cosmetic Surgery
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John dalman ha abandonado consultori­os al no sentir plena confianza en el servicio médico ofrecido

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