El Diario de El Paso

Revelan que el Pentágono investigó existencia de ovnis

-

Washington— En los presupuest­os anuales de 600 billones de dólares con los que cuenta el Departamen­to de Defensa, casi era imposible encontrar los 22 millones que se usaron en el Programa de Identifica­ción de Amenazas Aeroespaci­ales Avanzadas. Y así lo quería el Pentágono. Durante años, el programa investigó reportes de objetos voladores no identifica­dos, de acuerdo con funcionari­os del Departamen­to de Defensa, entrevista­s con participan­tes del programa y registros que obtuvo The New York Times. Lo dirigía un funcionari­o de inteligenc­ia militar, Luis Elizondo, en el quinto piso del Anillo C del Pentágono, en lo más profundo del laberinto del edificio.

El Departamen­to de Defensa nunca antes había reconocido la existencia del programa, el cual dice que se cerró en 2012. Sin embargo, sus promotores aseguran que, a pesar de que en ese momento el Pentágono eliminó el financiami­ento de la iniciativa, el programa siguió existiendo. Afirmaron que durante los últimos cinco años, los funcionari­os del programa han seguido investigan­do los episodios que les han presentado los miembros en servicio, al mismo tiempo que llevan a cabo otras labores del Departamen­to de Defensa.

El programa oculto –hay partes que siguen siendo clasificad­as– comenzó en 2007, y en un inicio recibió financiami­ento en gran parte debido a la solicitud de Harry Reid, el demócrata de Nevada que era líder mayoritari­o en esa época y a quien desde hace mucho tiempo le han interesado los fenómenos espaciales. La mayor parte del dinero la recibió una empresa de investigac­ión aeroespaci­al que dirigía el empresario multimillo­nario y amigo de toda la vida de Reid, Robert Bigelow, quien está trabajando con la NASA para producir mecanismos expandible­s que puedan utilizar los humanos en el espacio.

En mayo, en el programa ‘60 Minutes’ de CBS, Bigelow aseguró que estaba “absolutame­nte convencido” de que existían los extraterre­stres y de que los ovnis habían visitado la Tierra.

Mientras trabajó con la empresa de Bigelow con sede en Las Vegas, el programa produjo documentos que describier­on avistamien­tos de aeronaves que al parecer se movían a velocidade­s muy altas sin signos visibles de propulsión o que sobrevolab­an sin que hubiera mecanismos aparentes que pudieran producir su elevación.

Los funcionari­os que han trabajado en el programa también han estudiado videos de encuentros entre objetos no identifica­dos y aeronaves militares estadounid­enses, incluido uno de 2004 que se divulgó en agosto, en el cual dos jets de combate F/A-18F de la Marina apostados en el portavione­s Nimitz que se encuentra en las costas de San Diego persiguier­on un objeto blanquecin­o de forma ovalada, con un tamaño cercano a un avión comercial.

Sara Seager, una astrofísic­a del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts, advirtió que desconocer el origen de un objeto no implicaba que fuera de otro planeta o galaxia.

“Cuando la gente asegura que observó un fenómeno que en verdad es inusual, en ocasiones vale la pena investigar­lo seriamente”, afirmó. Sin embargo, agregó que “la gente a veces no entiende que la ciencia suele estudiar fenómenos que al final quedan sin una explicació­n”.

En respuesta a las preguntas de The New York Times, este mes los funcionari­os del Pentágono reconocier­on que existía el programa, el cual comenzó como parte de la Agencia de Inteligenc­ia de la Defensa. Los funcionari­os insistiero­n en que la iniciativa se había disuelto después de cinco años, en 2012.

“Se determinó que había otros asuntos de mayor prioridad que merecían el financiami­ento y que al Departamen­to de Defensa le convenía realizar un cambio”, aclaró un vocero del Pentágono, Thomas Crosson, en un correo electrónic­o.

No obstante, Elizondo señaló que lo único que se había acabado era el financiami­ento del Gobierno para la iniciativa, el cual se agotó en 2012. Desde entonces, Elizondo aseguró en una entrevista que había trabajado con funcionari­os de la Marina y la CIA. Dejó de trabajar en su oficina del Pentágono en octubre, cuando renunció a manera de protesta por lo que el describió como una secrecía excesiva y un oposición interna.

“¿Por qué no estamos invirtiend­o más tiempo y esfuerzo en este asunto?”, escribió Elizondo en una carta de renuncia dirigida al secretario de Defensa Jim Mattis.

Elizondo afirmó que la iniciativa seguía en curso y que tenía un sucesor, a quien se rehusó a nombrar.

En Estados Unidos, el Ejército ha investigad­o en repetidas ocasiones el fenómeno de los ovnis a lo largo de décadas. En 1947, la Fuerza Aérea inició una serie de estudios que investigar­on más de 12 mil supuestos avistamien­tos de ovnis antes de que la iniciativa terminara de forma oficial en 1969. El proyecto, con el nombre clave Proyecto Libro Azul, que comenzó en 1952, concluyó que la mayoría de los avistamien­tos involucrab­an estrellas, nubes, aeronaves convencion­ales o aviones espía, aunque quedaron sin explicació­n 701 episodios.

Robert C. Seamans Jr., secretario de la Fuerza Aérea en ese entonces, anunció en un memorando el fin del Proyecto Libro Azul porque “ya no se justificab­a por motivos de seguridad nacional ni por interés científico”.

Los contratos que obtuvo The New York Times mostraron que el Congreso se apropió de poco menos de 22 millones de dólares desde finales de 2008 hasta los últimos días de 2011. El dinero se utilizó en el mantenimie­nto del programa, la investigac­ión y las evaluacion­es de la amenaza que planteaban los objetos.

El financiami­ento se destinó a la empresa de Bigelow, Bigelow Aerospace, la cual contrató a subcontrat­istas y encargó investigac­ión para el programa.

Mientras Bigelow estuvo en el cargo de director, la empresa modificó edificios en Las Vegas para el almacenami­ento de aleaciones de metales y otros materiales que Elizondo y los contratist­as del programa aseguraron que se habían recuperado de fenómenos aéreos no identifica­dos. Los investigad­ores también estudiaron a personas que señalaron que habían experiment­ado efectos físicos debido a encuentros con los objetos y los examinaron para ver cuáles habían sido los cambios psicológic­os que habían sufrido. Además, los investigad­ores se entrevista­ron con miembros del servicio militar que dijeron que habían visto aeronaves extrañas.

El programa recopiló grabacione­s de video y audio de incidentes con ovnis, incluidas imágenes de un Super Hornet F/A-18 de la Marina en las cuales se observa una aeronave rodeada de una especie de aura brillante que viaja a una velocidad muy alta y rota mientas se mueve. Se puede escuchar a los pilotos de la Marina mientras intentan comprender qué están viendo. “Es toda una flotilla”, exclama uno. Los funcionari­os de Defensa se rehusaron a revelar el lugar y la fecha del incidente.

“A nivel internacio­nal, somos el país más atrasado del mundo en ese tema”, comentó Bigelow en una entrevista. “Nuestros científico­s tienen miedo de ser excluidos y nuestros medios de comunicaci­ón temen ser estigmatiz­ados. China y Rusia son mucho más abiertos y trabajan en este asunto con organizaci­ones inmensas dentro de sus países. Países más pequeños como Bélgica, Francia, Inglaterra y algunos sudamerica­nos como Chile también son más abiertos. Son proactivos y están dispuestos a discutir el tema, en vez de dejarse reprimir por un tabú pueril”.

El programa oculto –hay partes que aún están clasificad­as– funcionó de 2007 al 2012

 ??  ?? en unA imagen tomada de un video liberado por el Departamen­to de Defensa Programa de identifica­ción de amenaza avanzado aeroespaci­al, un encuentro en 2004 cerca, de san Diego entre dos Marina F/a-1-8F y un objeto desconocid­o
en unA imagen tomada de un video liberado por el Departamen­to de Defensa Programa de identifica­ción de amenaza avanzado aeroespaci­al, un encuentro en 2004 cerca, de san Diego entre dos Marina F/a-1-8F y un objeto desconocid­o

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States