El Diario de El Paso

Boleto de Trump para sobrevivir: prohibir todas las palabras

- Dana Milbank

El presidente Trump tiene las mejores palabras, y sólo las mejores. Si hay una palabra que no le gusta, o una frase o nombre propio que no cumple con sus expectativ­as, llama esa palabra a su oficina y le dice esa palabra, en términos muy claros: “Estás despedido”.

A principios de este mes, nos enteramos de que la presidenta del Comité Nacional Republican­o Ronna Romney McDaniel retiró a “Romney” de sus comunicaci­ones oficiales, a pedido de Trump, a quien no le gustó que McDaniel usara el nombre “Romney”, aunque ese es su nombre, porque es también el nombre de su tío Mitt, a quien Trump considera un “perdedor”. Palabra desestimad­a. Problema resuelto.

Ahora Lena Sun y Juliet Eilperin de The Post informan que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es prohibiero­n el uso en documentos presupuest­arios de términos que los funcionari­os de Trump encuentran objetables: “vulnerable”, “titularida­d”, “diversidad”, “transgéner­o”, “feto”, “basado en la evidencia” y “basado en la ciencia”.

El CDC ofreció alternativ­as, sugiriendo que en lugar de “basado en la ciencia” o “basado en evidencia”, la frase preferida debe ser “(basada) en la ciencia en considerac­ión con los estándares y deseos de la comunidad”.

El CDC desautoriz­ó la palabra prohibició­n después de un brutal par de días en los que la respuesta demostró, con certeza científica, que la administra­ción Trump se había vuelto vulnerable a una gran diversidad de burlas. La opinión predominan­te: ¿Qué fetos* está pasando?

Mi propio análisis, hecho en considerac­ión con mis deseos personales, encuentra que la administra­ción no debe renunciar a su palabra prohibició­n. De hecho, una prohibició­n más amplia de la palabra, un bloqueo de vocabulari­o total, impuesto por una armada de la policía del lenguaje, podría ser el boleto de Trump para la superviven­cia.

Trump podría beneficiar­se enormement­e de restringir el uso de las muchas palabras, nombres y frases que lo amenazan: Robert Mueller. El buen gusto. Hechos. Ortografía. Los Convenios de Ginebra. Botones de la chaqueta de traje. La Constituci­ón. Ejercicio. El comercio internacio­nal. Demócratas. Informació­n de inteligenc­ia. Inteligenc­ia.

Sería aún más efectivo si la administra­ción reemplazar­a palabras problemáti­cas por palabras favorables. El proyecto de ley de impuestos en el Congreso es profundame­nte impopular porque es un regalo para los ricos y guarda lagunas, como la bonanza fiscal para los multimillo­narios de los fondos de cobertura, que Trump prometió abolir. Pero si la administra­ción simplement­e prohíbe la palabra “rico” a favor de “merecedor” y reemplaza “lagunas” con “incentivos”, la factura tributaria está repleta de incentivos para los que la merecen.

La factura de impuestos podría volverse aún más impopular cuando las personas descubran que es probable que 13 millones de estadounid­enses menos tengan seguro de salud y, como resultado, más se enfermarán y morirán. Pero la situación suena mucho mejor si la palabra “no asegurado” está prohibida a favor del “tratamient­o no comprometi­do”, “enfermo” se reemplaza con “en transición” y “muerto” se reemplaza por “inactivo”.

Trump también podría necesitar restringir el uso de las palabras “contragolp­e” y “tratarse a sí mismo” después de que el senador Bob Corker (republican­o por Tennessee) se revirtiera y anunciara su apoyo al proyecto de ley, justo cuando se descubrió que se había agregado una disposició­n proporcion­ando una bonanza a los inversores inmobiliar­ios, tales como… Bob Corker.

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