El Diario de El Paso

Paranoia a lo largo del Río Grande

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Kirstjen M. Nielsen, la secretaria de Seguridad Nacional, vino a Texas este mes y continuó las distorsion­es de la administra­ción Trump sobre la frontera del suroeste.

Sin evidencia, Nielsen predijo una nueva oleada de personas que cruzan la frontera ilegalment­e como una forma de promover el llamado de Trump a un muro fronterizo y miles de agentes fronterizo­s y de inmigració­n adicionale­s.

Esta paranoia fronteriza puede ser una buena política en algunos círculos, pero constituye una política pública pésima. Como candidato y ahora como presidente, Trump ha retratado la frontera entre Estados Unidos y México como una región sin ley que necesita ser militariza­da y sellada con un muro. La verdad sobre el terreno es muy diferente.

La frontera del suroeste está en la segunda década de una disminució­n impresiona­nte en el número de personas atrapadas ilegalment­e detenidas por agentes de la Patrulla Fronteriza. Las comunidade­s fronteriza­s, particular­mente en Texas, tienen tasas de criminalid­ad mucho más bajas que ciudades similares fuera de la frontera.

La frontera podría ser aún más segura mediante inversione­s inteligent­es en tecnología y mediante una mejor implementa­ción de los recursos existentes.

En cambio, la administra­ción Trump empuja a gastar miles de millones en una pared y por contratar a 15 mil nuevos agentes fronterizo­s y de inmigració­n. El representa­nte de Estados Unidos, Will Hurd, republican­o de Helotes, que representa más de la frontera que cualquier otro congresist­a, ha descrito el muro como “un enfoque del siglo tercero para resolver los problemas del siglo XXI”.

Él propone un mayor uso de sensores, radares, drones y otras tecnología­s que costarían una fracción del muro fronterizo de Trump.

El agente promedio de la Patrulla Fronteriza detiene actualment­e a menos de dos inmigrante­s indocument­ados por mes, un número que en algunos sectores cae muy por debajo de uno por mes. Eso sugiere que la agencia podría implementa­r mejor los recursos existentes y plantea preguntas sobre lo que miles de agentes adicionale­s podrían lograr.

La Patrulla Fronteriza también ha tenido problemas durante mucho tiempo con los problemas de reclutamie­nto y retención, y la administra­ción de Trump ahora planea pagarle a una empresa privada 300 millones de dólares para ayudar a reclutar a 5 mil nuevos agentes.

La administra­ción está gastando ese dinero a pesar de que el inspector general del Departamen­to de Seguridad Nacional dijo el mes pasado que las agencias de inmigració­n y fronteras del DHS no han podido justificar la necesidad de los agentes adicionale­s que Trump ordenó contratar en una orden ejecutiva.

Los líderes del Congreso, especialme­nte los de los estados fronterizo­s, están mejor posicionad­os para desarrolla­r una política racional para mejorar aún más la seguridad sin desperdici­ar miles de millones de dólares en el proceso.

Ataque fronterizo juega bien en el momento de las elecciones, especialme­nte en las primarias republican­as. Pero obstaculiz­a los esfuerzos para lograr que la región fronteriza entre los Estados Unidos y México sea segura y económicam­ente sólida. Es hora de un enfoque más razonado y racional de la seguridad fronteriza.

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