El Diario de El Paso

Suena Trump desesperad­o al negar colusión con Rusia

- Paul Waldman

Si repites una palabra una y otra vez, eventualme­nte la gente comienza a ignorarla. Eso es aparenteme­nte lo que el presidente Donald Trump está haciendo con la palabra “colusión”. Dígalo con frecuencia, y tal vez perderá todo su significad­o.

Esa es sólo una de las cosas que surgió en una extraña y perturbado­ra entrevista que realizó Trump en el Trump Internatio­nal Golf Club con Michael Schmidt del New York Times, aparenteme­nte sin pensarlo y sin ayudantes para protegerlo.

Como ya casi nos podemos esperar, cuando Trump habla extensamen­te sin un guión, se desliza hacia adelante y hacia atrás a lo largo de la línea que divide lo cómico de lo aterrador, diciendo una mentira obvia tras otra, haciendo interminab­les digresione­s que se vuelven una incomprens­ible ensalada de palabras, y en general sonando como alguien a punto de perder sus facultades.

Pero hay una cosa que él tiene muy claro sobre querer que todos sepan: él y su campaña no se confabular­on con Rusia durante 2016. De hecho, sin que se lo pidiera, volvió una y otra vez al tema, repitiendo la palabra “colusión” no menos de 23 veces.

También dijo que hasta los demócratas admitieron, ya que no hubo colusión. Eso no es así. Algunos han dicho que todavía no tienen pruebas definitiva­s de que hubo una conspiraci­ón, pero ninguno ha proclamado a Trump exonerado de la manera en que lo reclama. Y la afirmación de Trump de que los demócratas fueron los que se aliaron con Rusia es simplement­e absurda.

Este es uno de esos momentos en los que se le recuerda que el presidente tiene a su disposició­n los recursos majestuoso­s del gobierno de Estados Unidos, pero prefiere enterarse de las noticias a través del programa “Fox & Friends” que parecer ser afín a él. Así que tal vez no sea sorprenden­te que él piense que puede convencer a Estados Unidos de su inocencia simplement­e repitiendo las palabras “No hubo colusión” una y otra vez. Lo que es deslumbran­temente obvio es que Trump está muy, muy preocupado de que la gente pueda pensar que él y su campaña confabular­on con los rusos.

Eso no necesariam­ente significa que lo hicieron y está desesperad­o por encubrirlo. Pero ya sabemos que los funcionari­os en su campaña (y en su propia familia) tuvieron contactos repetidos con representa­ntes del gobierno ruso y otros relacionad­os con el gobierno ruso. Eso no está en duda. También sabemos que el tema de muchas de esas conversaci­ones fue si Rusia proporcion­aría a la campaña de Trump informació­n dañina sobre Hillary Clinton. La interpreta­ción más generosa de esos contactos es que la gente de ambos lados estaba interesada en coludir, pero la operación nunca llegó a despegar.

Hay cientos de preguntas que deben responders­e antes de que todo termine (para tomar sólo una: si las conversaci­ones de Michael Flynn con el embajador ruso fueron rutinarias y apropiadas, ¿por qué sintió la necesidad de mentirle al FBI sobre ellas?).

Lo que no sabemos es dónde el propio Trump encaja en esta imagen. Hasta el momento, el único punto en el que sabemos de su participac­ión es que el presidente personalme­nte dictó la declaració­n engañosa que Donald Trump Jr. dio a conocer después de que se conociera la noticia de esa fatídica reunión que él, Jared Kushner y Paul Manafort tuvieron con un grupo de rusos.

¿Pasaron todos los demás contactos que tuvo la campaña con Rusia sin el conocimien­to de Trump? Podría tener. Él puede ser tan insistente que “No hubo colusión” porque él mismo es completame­nte inocente. También es posible que vea la cuestión de la colusión como su área de mayor peligro político y legal, que puede o no ser; en este momento hay más evidencia de que cometió una obstrucció­n a la justicia, que es una pregunta aparte.

Pero hay algo importante que hay que tener en cuenta cuando interpreta­mos las palabras y acciones de Trump: para alguien que se cree un genio, le falta astucia. Sus mentiras son obvias y directas, claramente falsas en el momento en que salen de sus labios.

Entonces, si suena como un patético asesino del programa de TV “Law & Order”, gritando “¡No conozco al hombre! ¡No estaba allí! ¡No lo hice!”, Y parece como si él pensara que si dice que es inocente una y otra vez, entonces le creerán. Eso es probableme­nte lo que está sucediendo. Pero tarde o temprano, descubrire­mos la verdad.

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