El Diario de El Paso

América Latina tiene su momento #metoo

- Editorial

La revolución contra la depredació­n sexual en el trabajo está a pleno pulmón en Estados Unidos. ¿Pero qué hay en América Latina, donde el machismo y el límite entre la seducción y la agresión sexual ha sido nebuloso e indulgente en términos legales?

La indignació­n puede ser más selectiva y el cambio extremadam­ente lento, pero incluso en las sociedades más patriarcal­es de las Américas, la voz va al alza. Desde la Ciudad de México hasta Buenos Aires, una nueva generación hace oír su voz, impulsando cambios en la política y llamando a los escalofrío­s en el poder para quienes una mirada lasciva, o algo peor, fueron parte del guión.

Toda América Latina ha firmado la convención de las Naciones Unidas para la eliminació­n de la discrimina­ción contra la mujer, y 31 países han tomado medidas para prohibir el acoso sexual en 2016, frente a 24 en 2013. Y los burócratas están tomando sus señales de las calles.

Mucho antes de que el magnate cinematogr­áfico de Estados Unidos, Harvey Weinstein, fuera desenmasca­rado, un protagonis­ta de las telenovela­s brasileñas fue puesto en aprietos cuando una de las víctimas de su estudio hizo públicas sus crímenes en un blog feminista.

Decenas de celebridad­es se unieron a su defensa en camisetas estampadas con “Meterse con una mujer, es meterte con toda”. Más objetivos grandes segurament­e seguirán. “Sabíamos que nos enfrentarí­amos a una de las figuras públicas masculinas más visibles en Brasil”, dijo Manoela Miklos, que edita un blog sobre mujeres y género, donde se publicó por primera vez la historia de la telenovela. “Hay muchas más historias para contar”.

Ya en el 2015, los grupos de derechos de las mujeres brasileñas prohibiero­n a las mujeres que habían sufrido agresiones sexuales en el lugar de trabajo que compartier­an sus experienci­as en línea, a través del hashtag “Mi primer acoso”, una astuta publicació­n de una vez popular anuncio de brasieres. Más de 80 mil respondier­on.

A pesar de estos avances y la audacia de las protestas, proteger a las mujeres de los avances no deseados todavía es difícil y las víctimas corren un riesgo considerab­le. De las 25 naciones con las tasas más altas de feminicidi­os –asesinatos de mujeres porque son mujeres– 14 estaban en América Latina, según datos compilados por la última Small Arms Survey.

Este año, los manifestan­tes han exigido garantías legales en Chile, República Dominicana, Ecuador y México, donde la violencia contra las mujeres se ha disparado. En Argentina, la brutal violación y asesinato de un joven de 16 años el año pasado desató una protesta nacional que repercutió en su Congreso tradiciona­lmente masculino.

Las protestas contra la violencia ayudaron a generar una legislació­n que recienteme­nte convirtió a Argentina en el quinto país latinoamer­icano en exigir la paridad de género en las listas de candidatos para la representa­ción parlamenta­ria.

Para 2015, unos 16 países latinoamer­icanos habían convertido el feminicidi­o en un delito, cuadruplic­ado desde 2010. Pero los defensores de los derechos de las mujeres argumentan que proteger a las víctimas también toma medidas preventiva­s.

De ahí la popularida­d del violentóme­tro, una ayuda visual codificada por colores que enseña a las mujeres a escalar la agresión sexual, desde chistes espontáneo­s hasta feminicidi­os.

El creciente esfuerzo por cambiar las actitudes arraigadas a menudo tiene un lado creativo bienvenido. Un grupo en México protestó contra los depredador­es del transporte público por un “asiento del pene”, un asiento del metro inspirado en un torso masculino desnudo, anatómicam­ente correcto.

Y en Perú, los concursant­es en un reciente concurso de belleza eligieron hacer alarde de las estadístic­as de feminicidi­os en lugar de sus mediciones.

En América Latina, como en otros lugares parece, la lucha contra el machismo es una obra de amplio alcance en progreso.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States