Desairan paseños portar armas de fuego
Condado se queda atrás en solicitud de licencias, en comparación al resto del estado
A un año de haber entrado en vigor la ley de portación de armas de fuego a plena vista en Texas, y a poco más de 16 meses de la implementación de Campus Carry, la ley que permite armas en las universidades, los paseños han mostrado poco interés en andar armados.
El año pasado, Texas ocupó el tercer lugar, por debajo de Pennsylvania y Florida, entre los estados con mayor número de permisos activos de portación de armas a nivel nacional.
En contraste, el Condado de El Paso refleja poco entusiasmo en la adquisición de estas autorizaciones para cargar armas.
En los últimos seis años fiscales a partir de que Texas inició la práctica, el estado ha otorgado un millón 436 mil 471 permisos, mientras que en el Condado de El Paso apenas hay registro de 19 mil 246 licencias (1.33% del total en Texas).
Los últimos conteos tampoco son exuberantes. Según estadísticas del Departamento de Seguridad Pública de Texas, 302 mil 752 permisos de armas han sido emitidos entre el 1 de septiembre de 2016 y el 31 de agosto de 2017, a nombre de ciudadanos estadounidenses.
En ese mismo período, en el Condado se concedió la portación de armas a 3 mil 966 solicitudes; 104 autorizaciones oficiales menos que el año anterior.
Sólo a 28 personas se les rechazó su solicitud para poder portar un arma de manera legal, según datos de la misma entidad gubernamental, mientras que a 58 se les revocó su permiso.
Entre las razones más comunes para que a una persona se le niegue la portación de un arma están el hecho de haber sido hallado culpable de cometer un crimen que se castiga con más de un año de cárcel, o ser enjuiciado por un delito menor que lo envió a cárcel por más de dos años. Otros hechos incluyen ser fugitivo de la ley, haber cometido violencia doméstica y ser adicto a una sustancia controlada, por ejemplo.
En comparación a otros condados del estado, el que más permisos de portación de arma obtuvo durante ese período fiscal fue Harris, con 38 mil 111 (12.59%), seguido de Tarrant, con 21 mil 258 licencias (7.02%); Dallas, con 18 mil 454 (6.10%); y Bexar, con 17 mil 87 (5.64%).
Volviendo a esta frontera, el código postal que registró más número de licencias de portación de armas fue el 79936, en el cuadrante ubicado entre Joe Battle, Lee Treviño, Purple Heart Memorial Highway y la Gateway Boulevard West, con 521 licencias.
Seguido por el código 79912, en el sector ubicado a un costado de las Montañas Franklin, Helen of Troy Drive, la Interestatal 10 y el Norte de la Calle Mesa, al que se le emitieron 494 permisos.
Mientras que en el código 79938, entre Homestead Meadows North, la línea estatal de Nuevo México, El Paso Jal Pipeline Road y un sector inhabitado en la línea del Condado de Hudspeth, registró 460 autorizaciones para cargar armas.
En contraste, Fort Bliss, cuyo código postal es 79906, sólo tuvo 83 permisos aprobados, en el mismo período.
Poco interés
Los registros del Departamento de Seguridad Pública de Texas muestran poco flujo en la aprobación de nuevos permisos para la portación de armas durante los seis recientes años fiscales: 1,850 (2012); 2,607 (2013); 3,473 (2014); 3,250 (2015); 4,100 (2016) y 3,966 (2017).
Esto pese al pase de dos controversiales leyes, hace ya poco menos de dos años, que algunos defensores del uso de armas pensaban generarían un boom en la portación de armamento de uso personal en lugares públicos.
La ley conocida como ‘Open Carry Texas’ (OCT) entró en vigor el 1 de enero, permitiendo la portación de armas de fuego en una funda a quienes tengan licencia para portarla. Más de 1.4 millones de texanos tienen tales permisos, y cuando menos 19 mil de éstos viven en el Condado de El Paso, según datos del Gobierno estatal.
Campus Carry, como se le conoce al reglamento, se convirtió en ley en el 2015, pero no entró en vigor hasta el 1 de agosto de 2016. Provocó una oposición generalizada entre el profesorado y muchos estudiantes, especialmente en el campus de UTAustin. Pero hasta ahora, no ha habido incidentes y las protestas en el campus han desaparecido.
La primera (SB11) levantó la prohibición de portar pistolas ocultas en campus universitarios; la segunda (SB17) permitiría a personas con permisos de armas mostrarlas abiertamente. Ambas propuestas pasaron ahora al pleno de la Cámara Alta.
Los números de 2012 y 2013, según Jesús Aguirre, propietario de Chuy’s Gun Shop, se pueden explicar, en primera medida debido a la reducción de los requisitos para obtener la licencia.
“Texas redujo el número de horas que se necesitan para obtener una licencia. Antes eran 10 horas que incluían el campo de pruebas: ahora son de cuatro a seis horas incluyendo el tiempo de práctica”, dijo.
De acuerdo con DPS, en su página electrónica, sólo se le dan “licencias para portar un arma oculta en Texas a los solicitantes que han pasado una verificación de historial criminal”. Asimismo, advierte la entidad, una vez que se tiene la licencia, el portador sigue siendo monitoreado.