‘Entierra’ Israel esperanzas de un estado palestino
Alentados por las señales de apoyo de Washington y el desorden en la política israelí, los políticos derechistas judíos están promulgando medidas que podrían asestar un golpe mortal a la creación de un estado separado para los palestinos, la solución de dos estados que ofrece la posibilidad de un acuerdo de paz. Esa esperanza, por remota que sea, no debería permitirse que muera.
Los nacionalistas israelíes siempre han buscado un solo estado judío que se extienda desde el Río Jordán hasta el Mediterráneo. El primer ministro Benjamin Netanyahu se ha negado a apoyar la solución de dos estados y la ha socavado continuamente. Los palestinos también han actuado de maneras que han frustrado su objetivo de un estado independiente.
Estados Unidos, Europa y la mayoría de los israelíes se han opuesto a esa expansión territorial en Cisjordania y han apoyado una paz negociada.
Pero el reconocimiento del presidente Donald Trump de Jerusalén como la capital israelí, en contravención de la política estadounidense de larga data, seguido de la amenaza de la embajadora ante la ONU, Nikki Haley, de cortar la ayuda a los refugiados palestinos, fue visto por los de la derecha como una apertura para terminar con cualquier pretensión de apoyar la idea de dos estados.
Estos partidarios de la línea dura, aprovechando el daño político que las investigaciones de corrupción le han hecho a Netanyahu, han apuntalado sus posturas. El primer ministro ni siquiera estuvo presente en una reunión de los líderes del Likud que, por primera vez, instó a la anexión formal de los asentamientos judíos en Cisjordania. Mientras tanto, el Parlamento israelí votó a favor de requerir una mayoría de dos tercios de los votos para cualquier legislación que ceda partes de Jerusalén a los palestinos, levantando un obstáculo a cualquier acuerdo de tierra por paz que involucre a Jerusalén.
Este debería ser el momento para que Estados Unidos, el principal defensor de Israel en el mundo, intervenga y diga: no, ese camino sólo puede conducir a una mayor lucha y aislamiento para Israel. Pero es evidente que para Trump y su yerno, Jared Kushner, quien se supone que liderará los esfuerzos del presidente en Medio Oriente, la diplomacia es un asunto unilateral.
Además, la amenaza de recortar la contribución sustancial de Estados Unidos a la agencia de la ONU que apoya a más de 5 millones de refugiados palestinos y sus descendientes en Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria fomentaría una crisis humanitaria en los campos de refugiados y amenazaría con continuar la seguridad palestina cooperación con Israel y una mayor censura en todo el mundo.
Trump aún afirma que está a favor de las conversaciones de paz, pero todo lo que ha hecho ha sido crear mayores obstáculos y avivar el ardor de los extremistas en ambos lados.
Si estuviera realmente interesado en un acuerdo en Medio Oriente, como afirmó en su campaña, este sería un buen momento para reafirmar el compromiso de Estados Unidos hacia una solución de dos estados y decirle a la derecha israelí que está yendo demasiado lejos.