El Diario de El Paso

Alista Trump deportació­n de 260 mil salvadoreñ­os

Decide Gobierno federal finalizar en septiembre protección temporal

- Julian Aguilar / The Texas Tribune (Con informació­n de Luis Hernández/El Diario de El Paso)

Austin— El Gobierno federal anunció ayer que no renovará el Estatus de Protección Temporal (TPS) para inmigrante­s salvadoreñ­os, vigente desde el 2001. Hay más de 260 mil inmigrante­s salvadoreñ­os con TPS en Estados Unidos, incluyendo más de 36 mil en Texas.

El Center for American Progress calcula que los titulares salvadoreñ­os de TPS en Texas tienen alrededor de 42 mil 500 niños nacidos en Estados Unidos.

La designació­n finalizará en septiembre de 2019; funcionari­os del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) dijeron que daría tiempo a los salvadoreñ­os para preparar su regreso a casa.

El TPS fue ofrecido a los salvadoreñ­os después de que los terremotos en 2001 dejaran su país en ruinas. El TPS fue renovado aproximada­mente cada dos años.

En una llamada con los reporteros, un alto funcionari­o de la administra­ción Trump dijo que la decisión se tomó después de un largo proceso de revisión que incluyó consultas con líderes salvadoreñ­os.

“Muchos proyectos de reconstruc­ción ya se han completado. Las escuelas y hospitales dañados por los terremotos han sido reconstrui­dos y reparados, las casas han sido reconstrui­das, y se ha proporcion­ado dinero para agua y saneamient­o y para reparar carreteras y otras infraestru­cturas dañadas por el terremoto”, dijo en un comunicado de prensa el DHS. “La interrupci­ón sustancial de las condicione­s de vida causadas por el terremoto ya no existe”, agregó.

La reacción de los defensores de los inmigrante­s fue rápida. Acusaron a la administra­ción no sólo de separar potencialm­ente a miles de padres de sus hijos, sino también de obligar a los salvadoreñ­os a regresar a un país que ha sido considerad­o como uno de los más violentos del mundo durante varios años.

La guerra territoria­l entre las pandillas MS-13 y 18th Street, así como el intento del Gobierno salvadoreñ­o de sofocar esa violencia, ha mantenido la tasa de homicidios del país entre las más altas del mundo.

“Hay una totalidad de circunstan­cias en El Salvador que hicieron problemáti­co devolver a la gente”, dijo Royce Bernstein Murray, director de políticas del American Immigratio­n Council. “La seguridad personal de las personas, la mayoría de las cuales han vivido en los Estados Unidos por más 20 años [y] quienes probableme­nte serían blanco de las pandillas como personas que probableme­nte tendrían recursos, su seguridad personal está en riesgo real”.

Los inmigrante­s salvadoreñ­os que ven expirar su estado de protección se verán obligados a enfrentar una compleja red de políticas federales de inmigració­n, y tienen muy pocas opciones de permanecer en Estados Unidos.

Si tienen hijos que son ciudadanos, su mejor esperanza podría ser que un niño los patrocine. Pero Bernstein Murray dijo que incluso esa opción es “muy limitada”, especialme­nte si los inmigrante­s pierden su estatus legal.

Mark J. Seitz, obispo de la Dió- cesis Católica de El Paso, tildó la decisión de “desmesurad­a”.

“Una vez más, el Gobierno continúa destruyend­o, tanto los valores, como las acciones sobre las cuales se ha construido nuestra gran nación. En lugar de mostrarnos cómo es que es una nación compasiva y acogedora con las personas en problemas, nos mostramos como una nación que se cierra xenofóbica­mente con miedo a la persona necesitada”, dijo el obispo Seitz.

El obispo cuestionó qué tan seguro es El Salvador, como para tratar de repatriar a quienes se encuentran en Estados Unidos.

“Si bien la tasa de homicidios supuestame­nte mejoró recienteme­nte, yo me pregunto si han visto las estadístic­as o escuchado los informes que revelan que El Salvador es actualment­e el lugar más peligroso del mundo para vivir, más peligroso que vivir en Afganistán o Siria, según sus índices de homicidios”, dijo.

Otros paseños opinaron que la decisión es consistent­e con la visión antiinmigr­ante de la administra­ción Trump.

“No es sorpresa porque ya se venía viendo cuando la administra­ción de Trump terminó los permisos de 800 mil jóvenes de DACA, ahora afecta a 200 mil personas que estaban bajo este programa (TPS)”, dijo Gabriela Castañeda, vocera de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos.

Durante la llamada de prensa del lunes, los funcionari­os de Seguridad Nacional dijeron que la violencia en ese país no era un factor cuando la administra­ción tomaba su decisión.

Eso es a pesar de la advertenci­a de viaje actual del Departamen­to de Estado de Estados Unidos para El Salvador, que establece que las pandillas “se enfocan en extorsione­s, delitos callejeros violentos, narcóticos y tráfico de armas” e insta a los ciudadanos estadounid­enses a considerar cuidadosam­ente esos factores antes de viajar a ese país.

El anuncio se produce menos de dos meses después de que el DHS anunciara que estaba terminando la designació­n de TPS para los haitianos que huyeron de ese país después de un devastador terremoto.

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Verónica Lagunas y su hija, Angie, en su casa en Sylmar, California

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