El Diario de El Paso

Estudia Policía problemáti­ca de reventa de armas confiscada­s

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Seattle– Kyle Juhl hizo un último intento de arreglar las cosas con su prometida, se quitó el anillo, se puso una pistola en la cabeza y apretó el gatillo mientras su novia y la madre de ella salían corriendo del apartament­o. La bala atravesó una pared y por poco le da en la cabeza a una vecina que se agachó para cargar a su hijito.

La Smith & Wesson 9 mm que utilizó Juhl para matarse en Yakima en 2014 era conocida para la Policía: la Patrulla Estatal de Washington incautó esa arma años antes mientras investigab­a un crimen y luego arregló su venta nuevamente al público. Al final, cayó en manos de Juhl, ilegalment­e.

Es el temor a tragedias como esa, o algo peor, lo que ha creado una división entre las autoridade­s sobre la reventa de armas confiscada­s por los departamen­tos de Policía, una práctica de larga data permitida en la mayoría de los estados.

El arma de Juhl figuraba entre casi 6 mil que fueron utilizadas en crímenes y luego vendidas por las autoridade­s de Washington desde 2010, según un análisis de The Associated Press. Más de una decena de esas armas luego apareciero­n en nuevas investigac­iones criminales dentro del estado, de acuerdo con un análisis anual de AP que utilizó cientos de registros públicos para hacer coincidir los números de serie.

Las armas fueron utilizadas para amenazar a personas, incautadas en lugares de reunión de pandillas, descubiert­as en casas de drogas, en manos de delincuent­es convictos que las poseían ilegalment­e, escondidas en automóvile­s robados o arrebatada­s a un hombre detenido por un comportami­ento errático.

Si bien esas decenas de pistolas representa­n un porcentaje extremadam­ente pequeño de las armas de fuego revendidas, algunos departamen­tos de Policía afirman que la ley no debería hacer nada para devolver las armas a la calle. La AP no analizó cuántas de las armas revendidas figuraban en crímenes cometidos fuera del estado, por lo que la cantidad real de armas mal utilizadas podría ser mayor.

De manera similar, la Asociación Internacio­nal de Jefes de Policía considera que las armas confiscada­s deberían ser destruidas porque ponerlas nuevamente en circulació­n “aumenta la disponibil­idad de armas de fuego que podrían usarse nuevamente para matar o herir a más policías y ciudadanos”. Además, las agencias federales deben destruir las armas de fuego incautadas a menos que sean necesarias como evidencia o utilizadas por la agencia.

Vigilan clase de ‘racismo blanco’ en Florida

Por otro lado, en Florida, un profesor que imparte un curso titulado “Racismo Blanco” ha recibido tantas amenazas por correo electrónic­o y teléfono que al menos dos policías de la universida­d vigilan la primera reunión de su clase.

El profesor adjunto de sociología Ted Thornhill dijo que entregó a la Policía de la Universida­d de la Costa del Golfo de Florida unas 50 páginas de comentario­s negativos que había recibido, sin contar los “miles y miles” de comentario­s “indecibles” en redes sociales, según el periódico The News-Press.

Según la descripció­n del curso, en la clase se discutirán maneras para desafiar la supremacía blanca y se examinarán ideologías, leyes, políticas y prácticas en este país que han permitido “la dominación racial blanca sobre aquellos categoriza­dos racialment­e como no blancos”.

La portavoz Susan Evans dijo que la universida­d confía en la “civilidad normal del campus” pero está “preparada para posibles distraccio­nes”.

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El armamEnto incautado debe ser destruido, señalan

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