El Diario de El Paso

Los 38 minutos de terror en Hawai

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En 1938, Orson Welles causó pánico en la nación con una falsa alarma sobre una invasión marciana en la emisión de una dramatizac­ión de la novela “La guerra de los mundos”. Eso fue inverosími­l, por supuesto, y sucedió en una era en la que la gente todavía no se acostumbra­ba a los medios masivos, y quizás era más inocente. Pero lo que sucedió el sábado, lamentable­mente, no fue tan difícil de imaginar ... o creer.

Las autoridade­s enviaron una alerta de emergencia a los teléfonos celulares en Hawai: “AMENAZA DE MISILES BALÍSTICOS ENTRADA A HAWAI. BUSQUE ALBERGUE INMEDIATAM­ENTE. ESTO NO ES UNA PRUEBA”.

La posibilida­d de que un misil o misiles cayeran del aire fue la única realidad que vivieron los residentes de todo un estado de la Unión Americana durante 38 minutos. Fueron 38 largos minutos en los que las personas buscaban refugio y se comunicaba­n con familiares. Imaginamos que algunos se preguntaba­n si alguna vez volverían a escuchar las voces de sus seres queridos.

Afortunada­mente, fue una falsa alarma.

En tiempos más tranquilos, tal alerta podría haber sido ignorada por muchas personas como una reliquia de la Guerra Fría. En esta ocasión, alguien presionó el botón equivocado. Regáñalo, asegúrate de que no vuelva a suceder.

Muchos estadounid­enses de la tercera edad recuerdan un Estados Unidos donde esas terribles alertas podían llegar en cualquier momento. Pero hoy en día, cuando un teléfono celular se enciende con una alerta, la gente se prepara para el mal tiempo. Un tornado. Una tormenta. Peligro de inundacion­es. Pero nunca en un ataque nuclear.

Sin embargo, una nueva amenaza nuclear se cierne en el siglo XXI. Esta vez, por parte de un dictador norcoreano que intercambi­a amenazas e insultos con el presidente Donald Trump. ¿Qué es real? ¿Qué es el teatro político? ¿Qué es fanfarrone­ría vacía dirigida únicamente para las audiencias nacionales? No lo sabemos.

Sabemos que los hawaianos no son los únicos en el rango de un posible ataque de Corea del Norte. Washington, D.C., también está probableme­nte dentro del alcance, o lo estará pronto. Nueva York, también. Y todos los lugares entre Hawai y la Costa Este.

En diciembre, por primera vez en más de tres décadas, una sirena de advertenci­a sonó en todo Hawaii cuando los funcionari­os probaron un sistema que podría alertar a los residentes de que un misil nuclear lanzado por Corea del Norte se dirigía hacia ellos.

Los hawaianos ahora miran anuncios de televisión para prepararlo­s para lo peor, y les advierten que “entren y permanezca­n adentro” si un ataque parece inminente. Sombras de los ejercicios de los 50 y 60 de “escóndete o tírate al suelo” en los salones de clase de Estados Unidos durante la Guerra Fría con la Unión Soviética.

La falsa alarma del sábado puede olvidarse rápidament­e. Pero un pensamient­o terrible permanece: la siguiente advertenci­a podría ser real. Hay que preguntars­e, ¿Cómo llegamos a este punto?

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