El Diario de El Paso

Prisionero­s por siempre de Guantánamo

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Incluso antes de asumir el cargo, el presidente Trump dejó en claro que nadie saldría de la prisión militar de Guantánamo, Cuba, bajo su mandato. Eran "personas extremadam­ente peligrosas", dijo. No importaba cuánto tiempo llevaban encerrados o si habían sido acusados de algún crimen. Deben renunciar a cualquier esperanza de liberación.

Trump no solo renegó de los esfuerzos de sus dos predecesor­es para reducir la población de la prisión y, eventualme­nte, para cerrarla. Quería hacerlo más grande, "cargarlo con algunos tipos malos", como dijo él.

Hoy, 41 hombres permanecen en Guantánamo. Trece tienen casos activos en el sistema de comisiones militares o han sido condenados. El resto se han mantenido como combatient­es enemigos, pero sin cargos, por hasta 16 años. Cinco de ellos han sido autorizado­s para ser trasladado­s, lo que significa que el Pentágono, la Casa Blanca y las agencias de inteligenc­ia acordaron hace mucho tiempo que no representa­n una amenaza para la seguridad. Muchos de estos hombres fueron arrestados bajo circunstan­cias cuestionab­les; algunos fueron torturados, ya sea en mazmorras clandestin­as de la CIA en el extranjero o en Guantánamo.

El jueves pasado, 11 de estos "presos por siempre" presentaro­n una petición de hábeas corpus en el Tribunal de Distrito en Washington, DC. Los hombres, todos musulmanes nacidos en el extranjero, dicen que su detención continua viola la garantía constituci­onal del debido proceso y la ley de 2001 que dio presidente­s el poder de enviar combatient­es enemigos a Guantánamo.

Uno de los demandante­s, el prisionero número 893, un yemenita de 45 años llamado Tolfiq al Bihani, ha estado detenido en Guantánamo durante casi 15 años. Fue autorizado para su liberación condiciona­l en 2010. El gobierno saudita acordó aceptarlo en 2016, junto con otros nueve yemeníes. Esos nueve fueron todos transferid­os, pero al Bihani permanece en Guantánamo sin explicació­n.

El presidente George W. Bush puede ser culpable de crear la calamidad constituci­onal que es Guantánamo, pero al menos hizo un esfuerzo para vaciarlo de hombres que claramente no representa­ban ninguna amenaza para Estados Unidos, liberando a 532 detenidos para el final de su segundo mandato. El presidente Barack Obama, que fue bloqueado por los republican­os en el Congreso por mantener su promesa de campaña de cerrar la prisión, estableció revisiones regulares del caso de cada recluso y trabajó intensamen­te para negociar la transferen­cia de aquellos que no pudieron ser devueltos a sus países de origen. Al final, liberó a 197 detenidos.

Durante la campaña presidenci­al del 2016, Trump se jactó de que autorizarí­a "absolutame­nte" técnicas de tortura como el submarino, porque los sospechoso­s de terrorismo "lo merecen de todos modos". Los prisionero­s restantes de Guantánamo parecen destinados a permanecer encerrados no basándose en una evaluación individual de su casos -no habrá ninguno bajo Trump- sino porque sirven como símbolos convenient­es de la agresiva plataforma antiterror­ista y antimusulm­ana con la que se lanzó.

Y sin embargo, los hombres hacen un caso claro para su liberación. El Tribunal Supremo ha dictaminad­o que los prisionero­s en Guantánamo deben tener una "oportunida­d significat­iva" para impugnar los motivos legales y fácticos de su detención, lo que significa que los tribunales federales tienen el poder de revisar esos reclamos y otorgar cualquier reparación adecuada.

Si la Constituci­ón representa algo, los demandante­s argumentan en su demanda, que fue presentada en su nombre por el Centro de Derechos Constituci­onales, debe defender la proposició­n de que el gobierno no puede detener a alguien durante 16 años sin cargos.

El nuevo desafío legal representa la prueba más contundent­e del compromiso de Estados Unidos con sus principios fundaciona­les más importante­s: la garantía del debido proceso y el derecho de habeas corpus en la prisión de Guantánamo.

¿Seguiremos tolerando encerrar a más de dos docenas de hombres allí, sin cargo, para siempre?

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