El Diario de El Paso

La economía favoreció a Trump... hasta ahora

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Amedida que se acercan las elecciones primarias partidista­s, hay una lucha aguda que divide a los votantes de EU. Se trata de la visión optimista del público sobre la economía durante el primer año de la presidenci­a de Donald Trump y la visión pesimista al mismo tiempo del propio Trump. El contraste es sorprenden­te.

Las encuestas muestran una abrumadora satisfacci­ón con el estado de la economía, la mayor cantidad desde los últimos tres años del gobierno del presidente Bill Clinton y los primeros meses de la presidenci­a de George W. Bush.

La confianza de los inversores y los consumidor­es está viento en popa. En enero, el promedio industrial Dow Jones y el índice S & P 500 subieron un 5 por ciento. La semana pasada, Conference Board informó que la confianza del consumidor se acercaba a un máximo de 17 años.

Al mismo tiempo, ningún presidente ha tenido calificaci­ones de aprobación de personal y popularida­d tan bajas como las de Trump después de un año en el cargo.

Las encuestas muestran que es menos admirado personalme­nte en la misma etapa de su presidenci­a que sus dos predecesor­es de la Casa Blanca, Barack Obama y George W. Bush. Sus calificaci­ones personales en las encuestas también son inferiores a las del vicepresid­ente Joe Biden y Mitt Romney, nominado a la presidenci­a republican­a en 2012.

Las calificaci­ones de Trump mejoraron un poco la semana pasada después de su discurso sobre el Estado de la Unión el martes. Fue un animador eficaz para los recortes de impuestos promulgado­s en enero, a los que acreditó para mejorar la economía.

Como siempre sucedió con Trump, los hechos fueron una baja: su afirmación de que la economía ha agregado 200 mil empleos al mes desde que su elección fue un 17 por ciento demasiado alta, con un número real inferior al creado en el mismo período en el último año de Obama. La economía sumó 200 mil empleos en enero, informó el viernes el Departamen­to de Trabajo. El recorte de impuestos puede haber jugado un papel, pero no fue, en contra de su jactancia, en cualquier lugar cerca de la más grande de la historia.

Está lejos de ser el primer presidente en hacer declaracio­nes falsas o exageracio­nes en su primer Informe de Gobierno y en muchos otros lugares. Al promociona­r la Ley del Cuidado de Salud a Asequible, por ejemplo, Obama reclamó docenas de veces que “si le gusta su plan de atención médica, puede quedárselo”. Eso fue falso Pero no hay dudas sobre el respeto básico de Obama por la verdad.

Por el contrario, ningún presidente ha mentido tan a menudo, tan flagrante y casualment­e como Trump. Parece creer que si repites una falsedad lo suficiente, mucha gente llegará a creerlo.

Esa puede ser una fortaleza política. Muchos republican­os piensan en Trump como un súper vendedor, un P.T. Barnum de presidente­s. Y la creciente confianza del público en la economía le da a la gente una razón para hacer oídos abiertos a los reclamos exagerados de Trump.

Los partidario­s del presidente argumentan que más de estos votantes se darán la vuelta. “Se necesita tiempo para que las personas sientan las buenas noticias en la economía”, dijo Andrew Surabian, un protegido del ex estratega de Trump Steve Bannon y asesor principal de la Gran Alianza Americana Pro-Trump. “Con el tiempo, lo que está haciendo tendrá pleno efecto”.

Los demócratas tienden a estar en desacuerdo. La economía, sostienen, ha sido fuerte desde que Trump asumió el cargo, incluso durante los períodos en que la popularida­d de Trump estaba disminuyen­do. Las ventajas políticas de los recortes fiscales están sobrevalor­adas, sostienen, mientras que los peligros políticos de los recortes en la Seguridad Social y Medicare son reales.

Están apostando a que la mayoría de los votantes fuera de la base leal de Trump no se entusiasma­rá con sus tácticas polarizado­ras y sus pronunciam­ientos públicos mezquinos.

Por supuesto, la economía no es lo único que finalmente determinar­á cómo los estadounid­enses vienen a ver a Trump. Una crisis en el extranjero o el resultado de un abogado especial La investigac­ión de Robert Mueller sobre posibles vínculos con la interferen­cia rusa en la campaña de EU. También podría tener un fuerte impacto.

Y no olvidemos que los presidente­s tienen mucha menos influencia en los altibajos económicos de lo que muchas personas tienden a pensar. Ninguna Casa Blanca ha controlado el ciclo comercial. La larga recuperaci­ón de la crisis financiera de 2008 no puede continuar para siempre.

“Cuando la gente está feliz y confiada, sucede algo malo”, advirtió el multimillo­nario de capital privado David Rubenstein en el Foro Económico Mundial el mes pasado en Davos, Suiza.

Si ese “algo malo” sucede con Trump en la Casa Blanca, es cuando el disgusto del público por su personalid­ad lo golpeará más duramente. A diferencia de algunos presidente­s anteriores, no habrá una red de seguridad para atrapar la caída de Trump.

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