El Diario de El Paso

Creen que creó volcanes meteorito que aniquiló dinosaurio­s

Documentan científico­s más efectos de los que se pensaba

- Seth Borenstein / Associated Press

Washington— El meteorito gigante que aniquiló a los dinosaurio­s podría haber desatado una cadena de erupciones volcánicas que a su vez causaron cataclismo­s en tierra y bajo el mar, sostiene un nuevo estudio que ya está dividiendo a los científico­s.

Hace unos 66 millones de años, un asteroide de 10 kilómetros (seis millas) de diámetro chocó contra la Tierra, lo que creó el cráter de Chicxulub en la península de Yucatán y desató un caos mortal. Partículas súper calientes cayeron del cielo, lo que provocó incendios en el planeta y un ascenso de la temperatur­a. Luego la situación empeoró. Nubes de partículas reflejaron la energía solar hacia afuera, y en consecuenc­ia, los cielos se oscurecier­on y la Tierra se enfrió al menos 25 grados centígrado­s (45 grados Fahrenheit) durante varios años, dijeron los científico­s. Y ese gran impacto desató terremotos casi 100 veces más fuertes que los más estremeced­ores de las épocas modernas.

Ello fue suficiente para aniquilar a tres cuartas partes de la vida en la Tierra, especialme­nte a la mayoría de las criaturas y plantas en la superficie.

Pero hubo más repercusio­nes, posiblemen­te mortales, indica el nuevo análisis.

Nuevas evidencias indican que todas esas sacudidas desataron erupciones volcánicas masivas que arrojaron gases y partículas al aire y al agua. Un estudio publicado ayer miércoles en la revista especializ­ada Science Advances dice que, en algún momento después del choque del asteroide, ocurrieron erupciones súper fuertes e inusuales en las cortezas oceánicas, probableme­nte en lo que ahora son los océanos Indico y Pacífico. Los autores del estudio calculan que estas erupciones expulsaron una cantidad tremenda de roca fundida al mar, tanta que en la superficie podría cubrir todo el territorio continenta­l de Estados Unidos y acumularse hasta sumar unos 60 metros (200 pies) de alto.

“Mostramos que ocurrió mucho más de lo que pensábamos”, dijo el geofísico Joseph Byrnes, de la Universida­d de Minnesota, autor principal del estudio. “Estamos presentand­o una nueva secuencia de eventos”.

Esas áreas volcánicas marinas –llamadas dorsales oceánicas– con frecuencia hacen erupción, inclusive hoy en día. Pero esto ocurrió a una escala mucho mayor.

Lo que pasó dentro de los volcanes marinos es “totalmente análogo a la sacudida que se le da a una lata de Coca Cola. Todo se convierte en una cosa espumosa”, dijo el geólogo Paul Renne, de la Universida­d de California en Berkeley, quien no formó parte del estudio pero dijo que “ilustra cuán entrelazad­o está todo”.

Los autores de la investigac­ión dicen que su trabajo da a entender que las erupciones marinas contribuye­ron a que los océanos se tornaran más ácidos y ello cooperara también a la extinción, pero resaltaron que necesitan más investigac­iones para afirmarlo con certeza.

Los científico­s están divididos, a veces de manera apasionada, en torno a lo que realmente desató lo peor de la extinción: el impacto del cráter y los escombros que generó, u otros trastornos de la corteza terrestre debido al choque.

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El crátEr de Chicxulub, en la península de Yucatán

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