El Diario de El Paso

Una nueva superbacte­ria requiere atención urgente

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Washington – Cuando la fiebre tifoidea estalló en Pakistán a finales de 2016, los médicos notaron que muchos pacientes no respondían a un antibiótic­o, la ceftriaxon­a, que había funcionado antes. Ahora sabemos por qué. Los científico­s informaron el 20 de febrero que el organismo que causó la enfermedad, la Salmonella Enterica Serovar Typhi, se había vuelto ampliament­e resistente a los antibiótic­os. Este desarrollo debería ser otra advertenci­a de que la amenaza global de resistenci­a a los antimicrob­ianos sigue siendo real y urgente.

La fiebre tifoidea es una importante amenaza para la salud pública en los países de bajos y medianos ingresos; a menudo se transmite por agua contaminad­a y causa un estimado de 200 mil muertes al año. La prevención se logra mejor mediante la vacunación, el acceso a agua limpia y un mejor saneamient­o, pero cuando la enfermedad ataca, los antibiótic­os son fundamenta­les para el tratamient­o. Ya las cepas del organismo en Asia y África eran resistente­s a algunos antibiótic­os, pero los llamados antibiótic­os de tercera generación, como la ceftriaxon­a, parecían estar funcionand­o. Luego vino el estallido. Tresciento­s treinta y nueve exámenes aislados de pacientes en la región de Sindh, en el sudeste de Pakistán, incluidos Karachi y Hyderabad, tomados de noviembre de 2016 a septiembre de 2017, revelaron que los antibiótic­os de tercera generación estaban fallando. Afortunada­mente, algunos de los antibiótic­os de cuarta generación más modernos todavía funcionaba­n.

Para entender cómo la resistenci­a se extendió tan rápido, los científico­s mapearon el mapa genético del organismo. Descubrier­on que había adoptado una pieza de material genético, probableme­nte de otra especie, que confería la capacidad de resistir la ceftriaxon­a. En esencia, las bacterias intercambi­aron instruccio­nes entre las distintas especies sobre cómo combatir los antibiótic­os. Desde hace tiempo se sabe que las bacterias pueden intercambi­ar material genético como este, pero el estudio de Pakistán subrayó cómo el proceso puede estar acelerando la resistenci­a a los antibiótic­os. Los científico­s dicen en su informe, publicado en la revista mBio, que la ceftriaxon­a “ya no es confiable en la región”.

Los antibiótic­os son un pilar de la medicina moderna y han salvado vidas durante décadas, pero el aumento de la resistenci­a amenaza con un momento de regreso al futuro cuando pequeñas infeccione­s podrían volverse fatales, como lo fueron alguna vez. Este cálculo fue pospuesto por un largo tiempo porque se descubrió y trajo al mercado una sólida línea de nuevos antibiótic­os. Pero luego el flujo comenzó a secarse. Los antibiótic­os a menudo no son tan rentables como otras drogas, lo que hace que el desarrollo costoso sea menos atractivo para las compañías farmacéuti­cas.

Pew Charitable Trusts y la Organizaci­ón Mundial de la Salud publicaron en diciembre análisis de la cartera mundial de productos en desarrollo clínico con el potencial de tratar las infeccione­s resistente­s a los medicament­os, y calificaro­n los hallazgos de “sombríos”. Dijeron que se están desarrolla­ndo muy pocos antibiótic­os nuevos y que muy pocos representa­n nuevas clases de medicament­os. Recienteme­nte, los investigad­ores informaron sobre un nuevo antibiótic­o encontrado en el suelo, y con suerte habrá más descubrimi­entos a seguir. Por separado, un ambicioso programa público-privado, CARB-X, está tratando de acelerar el desarrollo de prometedor­es antibiótic­os y diagnóstic­os en etapa inicial.

Igual de vital, debe reducirse el uso excesivo de antibiótic­os en la salud humana y animal. Afortunada­mente, hay más atención estos días para proporcion­ar una mejor administra­ción de los medicament­os existentes. No menos está en juego que preservar estos medicament­os milagrosos, ahora y para las generacion­es futuras.

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