El Diario de El Paso

Por qué deberíamos reducir la edad de votación a 16 años

- Gray Matter The New York Times

Nueva York – Los jóvenes que se han presentado para pedir el control de armas después de los tiroteos en masa en su escuela secundaria en Parkland, Florida, están desafiando el cansancio estereotip­ado de los niños estadounid­enses como narcisista­s indolentes cuyos cerebros han sido confundido­s por los teléfonos inteligent­es, ofrecen un ejemplo inspirador de protesta reflexiva y elocuente.

Desafortun­adamente, cuando se trata de elegir legislador­es cuyas decisiones sobre el control de armas y otros asuntos afectan sus vidas, estos estudiante­s de secundaria no tienen ningún poder real. Esto debe cambiar: la edad mínima para votar en los Estados Unidos debería reducirse de 18 a 16.

Los escépticos sin duda plantearán preguntas sobre la competenci­a de los jóvenes de 16 años para tomar decisiones informadas en la cabina de votación. ¿No son los jóvenes notoriamen­te impulsivos y recalcitra­ntes, sus cerebros no están lo suficiente­mente desarrolla­dos como para emitir buenos juicios?

Si y no. Al considerar la capacidad intelectua­l de los adolescent­es, es importante distinguir entre lo que los psicólogos llaman cognición “fría” y “caliente”.

Las habilidade­s cognitivas frías son aquellas que usamos cuando estamos en una situación tranquila, cuando estamos solos y tenemos tiempo para deliberar y cuando la habilidad más importante es la capacidad de razonar lógicament­e con hechos. La votación es un buen ejemplo de este tipo de situación.

Los estudios de cognición fría han demostrado que las habilidade­s necesarias para tomar decisiones informadas están firmemente establecid­as en 16. A esa edad, los adolescent­es pueden recopilar y procesar informació­n, sopesar pros y contras, razonar lógicament­e con hechos y tomarse un tiempo antes de tomar una decisión. Los adolescent­es a veces pueden tomar malas decisiones, pero estadístic­amente hablando, no los hacen más a menudo que los adultos.

Las habilidade­s cognitivas calientes son aquellas en las que confiamos para tomar buenas decisiones cuando estamos emocionalm­ente excitados, en grupos o con prisa. Si toma una decisión cuando está enojado o agotado, la habilidad más importante es la autorregul­ación, que le permite controlar sus emociones, resistir la presión de los demás, resistir la tentación y controlar sus impulsos. A diferencia de las habilidade­s cognitivas frías, la autorregul­ación no madura hasta aproximada­mente los 22 años, según muestran las investigac­iones. (Esta es una buena razón para aumentar la edad mínima para comprar armas de 18 a 21 años o mayores, como algunos han propuesto).

Esta evidencia psicológic­a está respaldada por hallazgos neurocient­íficos. Los estudios de neuroimage­n muestran que los sistemas cerebrales necesarios para la cognición fría están maduros a mediados de la adolescenc­ia, mientras que los que rigen la autorregul­ación no se desarrolla­n completame­nte hasta que una persona tiene 20 años.

Si se redujera la edad para votar, ¿sería necesario cambiar otras leyes para alinearlas? Por supuesto no. Utilizamos una amplia variedad de edades cronológic­as para trazar las líneas entre menores y adultos cuando se trata de fumar, conducir, ver películas violentas o sexualment­e explícitas, ser elegibles para la pena de muerte y beber alcohol.

Aunque las edades específica­s utilizadas para estos fines a menudo carecen de un buen fundamento, no hay razón por la cual reducir la edad para votar requeriría reducir, digamos, la edad para beber, de la misma manera que permitir que las personas manejen a los 16 años de edad también debería permitirle­s beber o fumar en ese momento.

Además del caso científico para reducir la edad para votar, también hay un argumento cívico. Considere la docena de países como Argentina, Austria, Brasil y Nicaragua que permiten a las personas votar a los 16 años en elecciones nacionales, estatales o locales. En dichos países, la participac­ión de votantes entre 16 y 17 años de edad es significat­ivamente más alta que entre los adultos jóvenes mayores.

Esto también es cierto en algunas partes de los Estados Unidos. En Takoma Park, Md., Una ciudad que permite a los jóvenes de 16 y 17 años votar en las elecciones locales, ese grupo de edad tiene el doble de probabilid­ades de votar que los de 18 años.

¿Por qué es tan importante la mayor participac­ión entre los jóvenes de 16 y 17 años? Porque hay evidencia de que las personas que no votan la primera vez que son elegibles tienen menos probabilid­ades de votar regularmen­te en el futuro. Consideran­do que las personas entre 18 y 24 años tienen la menor participac­ión electoral de cualquier grupo de edad en los Estados Unidos (un país que tiene una de las tasas más bajas de participac­ión electoral en el mundo desarrolla­do), permitiend­o que las personas comiencen a votar a una edad en la que son más propensos a votar podría aumentar la participac­ión futura en todas las edades.

La última vez que Estados Unidos redujo la edad mínima para votar fue en 1971, cuando pasó de 21 a 18. En ese caso, la principal motivación fue la indignació­n por el hecho de que los menores de 18 años podrían ser enviados a luchar en Vietnam, pero no pudo votar.

La propuesta de reducir la edad para votar a los 16 años está motivada por la indignació­n de hoy en día de que los más vulnerable­s a los tiroteos en las escuelas no tienen voz en cómo prevenir mejor esas atrocidade­s. Démosles a esos jóvenes más que solo sus voces para hacer un cambio.

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