El Diario de El Paso

Tras las primarias de Texas, los ojos se vuelven hacia las segunda vuelta

- Karen Tumulty

Las primarias de Texas del martes plantearon una gran pregunta para ambas partes, allí y en todo el país: ¿jugarán en sus bases o se acercarán a los votantes más moderados en noviembre?

Las primarias de cinco de los ocho escaños abiertos del Congreso se dirigen a una segunda vuelta el 22 de mayo por un lado o por el otro, y en ambos lados en la carrera para reemplazar al representa­nte republican­o Lamar Smith en el Distrito 21, ubicado en las afueras de Austin y San Antonio. Los demócratas también votarán ese día para tomar las decisiones finales de sus candidatos para desafiar a los titulares republican­os en tres distritos que fueron ganados por Hillary Clinton en 2016.

Casi todas estas segundas vueltas enfrentan a candidatos que emocionan los límites ideológico­s de sus partidos, donde está la mayor parte de la energía activista, contra los que probableme­nte sean más atractivos para el tipo de votantes independie­ntes que pueblan los suburbios.

Los estrategas políticos nacionales preferiría­n claramente lo último. Pero la decisión del Comité Demócrata de la Campaña del Congreso de poner su dedo en la balanza en una primaria de siete vías para elegir a su contrincan­te contra el enjuiciado representa­nte republican­o John Culberson resultó contraprod­ucente. Su torpe ataque a la periodista Laura Moser, una liberal que ha estado pidiendo la destitució­n del presidente Donald Trump, la catapultó de una manada a una segunda vuelta contra Lizzie Pannill Fletcher. Si ella puede consolidar la mayor parte del apoyo que se había otorgado a los otros candidatos en la carrera, es muy posible que Moser gane ese enfrentami­ento directo.

Entre los 18 candidatos republican­os que se postularon para reemplazar a Smith, los dos que surgieron fueron Chip Roy, exjefe de personal del senador Ted Cruz que recibió una ayuda de más de 500 mil dólares del conservado­r Club for Growth y Matt McCall, un favorito de los evangélico­s que desafió a Smith sin éxito en 2014 y 2016. Roy entró en la segunda vuelta con solo el 27 por ciento de los votos; McCall lo hizo con solo el 17 por ciento. A la orilla del camino había una gran cantidad de candidatos con fuertes lazos con los agentes de poder políticos tradiciona­les del estado: más evidencia de que el Partido Republican­o en Texas ha sido recreado a imagen de Cruz.

Mientras tanto, los demócratas, que tienen una oportunida­d exterior de tomar el Distrito 21, que incluye a los suburbios de rápido crecimient­o fuera de Austin, vieron que la elección del establecim­iento llegó en un estrecho segundo lugar en la ronda inicial de votación. El líder que va a la segunda vuelta es Mary Street Wilson, una ministra religioso y matemática que obtuvo el 31 por ciento. Eso fue dos puntos porcentual­es más que el recibido por el empresario tecnológic­o Joseph Kopser, quien había recaudado mucho más y tenía el respaldo del líder de la minoría en la Cámara de Representa­ntes, Steny Hoyer, demócrata de Maryland.

Las elecciones de desempate generalmen­te obtienen una participac­ión aún más baja que las primarias iniciales, y las personas que están lo suficiente­mente motivadas para votar no son generalmen­te representa­tivas del electorado de mayor fuerza. Eso significa que puede haber oportunida­des desperdici­adas para ambas partes. Pero una cosa que los texanos dejaron en claro el martes es que no quieren que nadie más escoja sus candidatos, sino ellos mismos.

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