El Diario de El Paso

La guerra contra la competenci­a cuesta

- Rubén Navarrette Jr.

San Diego— Permítanme hablarles sobre un concepto que, en Estados Unidos, solía ser visto como algo positivo que hacía que todo fuera mejor, pero que ahora está fuera de uso.

Es una noción pintoresca llamada competenci­a.

Y, en la época de Trump, donde los estadounid­enses que supuestame­nte no tenían voz ahora gritan a todo pulmón, ¿quién teme una pequeña competenci­a amistosa? Mucha gente, parece.

Considere los aranceles de la administra­ción Trump: 25 por ciento sobre acero importado, 10 por ciento sobre aluminio importado.

Esto es proteccion­ismo al desnudo. La idea es que el gobierno manipule la política comercial de EU para apuntalar las industrias en quiebra con la esperanza de salvar algunos empleos en estados productore­s de acero como Ohio y Pennsylvan­ia, lo que ayudó a asegurar el triunfo electoral a Donald Trump.

Tenga en cuenta que no estamos hablando de proteger puestos de trabajo en Google o Apple. Esas empresas de Estados Unidos están prosperand­o.

Pero el fracaso gratifican­te solo alienta más. Además, la mayoría de los economista­s están de acuerdo en que los aranceles tienden a ser contraprod­ucentes y perjudican alas mismas industrias alas que intentaron ayudar al proporcion­ar una muleta en que apoyarse, sofocar la innovación y fomentar la dependenci­a del Gobierno. Ninguna de estas cosas es buena para los negocios, y todas ellas pueden ser fatales.

Lo que es bueno para los negocios, sin embargo, es pensar fuera de la caja. Cuando enfrentó tiempos difíciles en la década de 1980 y se encontró con la espalda contra la pared, la región del acero de Pennsylvan­ia tuvo que ser creativo y diversific­arse.

Pittsburgh, que alguna vez fue conocida como la “ciudad siderúrgic­a” más importante del país con un equipo de fútbol profesiona­l a su altura, ahora se promociona como un “centro tecnológic­o” prometedor. En lugar de buscar formar parte del sindicato de trabajador­es siderúrgic­os, los jóvenes están tomando cursos de programaci­ón y aprendiend­o a codificar.

Eso es lo que sucede cuando tienes que adaptarte a los tiempos cambiantes. Usted se da prisa. Usted desarrolla nuevas habilidade­s. Cambia su línea de trabajo o se muda a un lugar con más oportunida­des.

Aquellos que no quieran hacer nada de lo anterior buscarán formas de limitar la competenci­a, en este caso, haciendo más difícil y más costoso importar acero y aluminio extranjero­s.

Tampoco se trata solo de aranceles. La guerra de los Estados Unidos contra la competenci­a también se extiende al debate sobre la inmigració­n.

Ciertament­e, hay muchas buenas razones para combatir la inmigració­n ilegal. Pero para muchos de aquellos que también tienen un problema con los inmigrante­s que ingresan legalmente a los Estados Unidos, a menudo se trata de deshacerse de la competenci­a.

Recienteme­nte, mientras conducía un programa de radio, discutí los esfuerzos que ahora se están llevando acabo en el Congreso y la Casa Blanca para cortar la inmigració­n legal poniendo fin aun apolítica que prioriza la re unificació­n familiar o loquea la administra­ción le gusta llamar “migración en cadena” porque suena más siniestro.

Le pregunté a los oyentes: "Sé que muchos de ustedes se o ponen ala inmigració­n ilegal .¿ Pero cuáles su problema con los inmigrante­s legales?"

Un ingeniero llamó e insistió en que no era “justo” que se lo obligara a competir por puestos de trabajo con ingenieros de India o China. Él siempre se quedó corto.

Podría ser que los ingenieros extranjero­s fueran más inteligent­es, tuvieran mejores credencial­es y mostraran una ética de trabajo más sólida.

La persona que llamó no lo vio de esa manera. En lugar de admitir que podría haber sido superado en habilidade­s por aquellos que estaban más calificado­s, dijo, sin pruebas para demostrarl­o, que lo que le impactó a él de esos empleos fue que la gente de otros países “trabajará por salarios más bajos” de lo que demandan los estadounid­enses .

Por lo tanto, argumentó, deberíamos limitar el número de trabajador­es extranjero­s de alta tecnología que ingresan a los Estados Unidos. E, insistió ,“no hay nada de malo en eso”.

En realidad, hay mucho mal con eso.

Aquí hay solo una cosa: los conservado­res antiinmigr­antes, incluidos los del Equipo Trump, predican acerca de cómo las personas quede sean inmigrar a los Estados Unidos necesitan“cumplir con las reglas”.

Bien. Eso es lo que hicieron estos ingenieros extranjero­s. Siguieron las reglas, pagaron las cuotas, procesaron la documentac­ión y esperaron en la fila. Y ahora que han llegado a la puerta principal, alguien quiere cambiar las reglas y rechazarla­s.

¿Y porqué es eso ?¿ Porque el talento entrante no tiene suficiente educacióny habilidade­s, y no cumplen con los estándar es de Estados Unidos? No, todo lo contrario. Es porque tienen tantas de esas cosas que algunos estadounid­enses temen que ellos mismos no puedan estar a la altura. Entonces quieren eliminar la competenci­a.

Eso no está bien. No es inteligent­e, ni beneficios o ni previsor. Y ciertament­e no es la manera estadounid­ense de hacer las cosas.

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