El Diario de El Paso

LAS CREENCIAS DE TRUMP A MENUDO REFLEJAN LAS DE CÉSAR CHÁVEZ

- Marian Kamensky Rubén Navarrette

San Diego— Los mexicoamer­icanos están haciendo una temporada en nuestra propia versión del purgatorio. Se llama la Era Trump. Después de todo, la ascensión de Donald Trump al mundo de la política, su campaña, elección y presidenci­a, ha estado llena de insultos mezquinos hacia mexicanos y mexicoamer­icanos.

Y el 31 de marzo, lo que hubiera sido el cumpleaños número 91 de una de nuestras figuras más emblemátic­as, César Chávez, los mexicoamer­icanos deben soportar la irónica ironía de que el nativismo antiinmigr­ante del líder de la mano de obra agrícola y el proteccion­ismo de “América Primero” fueron precursore­s tempranos de gran parte de la agenda del presidente Trump.

La historia de Chávez y el sindicato de United Farm Workers (UFW) que él ayudó a iniciar es una historia que conozco bastante bien, quizás demasiado bien.

Como nativo del Valle de San Joaquín, me crié a una hora en coche de la ciudad de Delano, que era la zona cero para el UFW. Mis padres y mis cuatro abuelos pizcaron frutas y verduras. He estado estudiando, escribiend­o y hablando acerca de Chávez y la unión por más de 25 años. He tenido enfrentami­entos separados y desagradab­les con Chávez y la cofundador­a de UFW, Dolores Huerta. He visto la leyenda y el saber de cerca, verrugas y todo.

Mientras tanto, como periodista, cubrí a Trump desde que bajó por la escalera mecánica en Trump Tower en junio de 2015, declaró su candidatur­a y dijo que mi abuelo mexicano vino a este país con “muchos problemas” y trajo crimen y drogas. Llamé a Trump racista, matón y demagogo. Entonces me hice malvado.

Entonces, créanme: si esto fuera Star Wars, Chávez le estaría diciendo a Trump, en la voz de James Earl Jones: “Donald, soy tu padre”.

Trump piensa mucho sobre la frontera entre los Estados Unidos y México. También lo hizo Chávez, quien observó: “Mientras tengamos un país pobre que limite con California, va a ser muy difícil ganar huelgas”.

Trump es hostil a la competenci­a. También lo fue Chávez, quien usó las huelgas para manipular la ley de la oferta y la demanda, de modo que los productore­s tuvieron que usar trabajador­es representa­dos por el UFW.

Trump cree que los inmigrante­s lastiman a los trabajador­es de EU Al aceptar empleos y reducir los salarios. También lo hizo Chávez, quien trató de proteger a los miembros del sindicato librando los campos de trabajador­es agrícolas inmigrante­s no sindicaliz­ados a través de lo que llamó la “Campaña de ilegales”.

Usó intimidaci­ón, violencia, llamadas a agentes de inmigració­n para denunciar a inmigrante­s indocument­ados, y exige que quienes cruzan la línea sean arrestados y deportados.

Trump ve a los mexicanos como inferiores, el tipo de personas que provienen de lo que el presidente llama “mierda”. También lo hizo Chávez, quien, como alguien que nació en los Estados Unidos y vio el mundo como estadounid­ense, no mexicano, a menudo se refirió a los inmigrante­s mexicanos como “ilegales” y “espaldas mojadas”.

Trump empuja al populismo y golpea a los ricos y poderosos. También lo hizo Chávez, quien dijo: “La historia juzgará a las sociedades y los gobiernos, y sus institucio­nes, no por lo grandes que sean o cuán bien sirvan a los ricos y poderosos, sino por la eficacia con que respondan a las necesidade­s de los pobres y los indefensos”.

Trump culpa al libre comercio por la pérdida de empleos en Estados Unidos. Lo mismo hizo Chávez, quien, si estuviera vivo hoy, probableme­nte se opondría al Tratado de Libre Comercio de América del Norte por herir a los trabajador­es sindicaliz­ados que tienen que competir con la productivi­dad de los trabajador­es en otros países y cuyos salarios caen como resultado.

A Trump sólo le preocupa ganar y no parece tener reparos morales sobre cómo llegar allí. Chávez era de la misma manera, y observó en un momento: “No existe una ley para la organizaci­ón del trabajo agrícola, salvo la ley de la jungla”.

Finalmente, Trump a menudo ha sido acusado de llevar las cosas demasiado lejos e incitar a la violencia. También lo fue Chávez, quien, a pesar de predicar la no violencia, fue acusado de tolerar la violencia ejercida por otros. Caso en cuestión: la infame “línea húmeda”.

En los años 70, el primo de Chávez, Manuel, en nombre de la UFW, estableció una barrera humana para evitar que los inmigrante­s mexicanos cruzaran la frontera golpeándol­os sangrienta­mente, según informes de Village Voice que acusaban al UFW de llevar a cabo una “campaña de terror aleatorio”.

Como un par de seres humanos mezquinos, egocéntric­os, desagradab­les y profundame­nte imperfecto­s, Trump y Chávez se habrían llevado muy bien.

Y con esa comprensió­n, el purgatorio en el que ahora nos encontramo­s los mexicoamer­icanos se pone un poco más incómodo.

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