El Diario de El Paso

‘El Donald’ tuitea y los candidatos presidenci­ales mexicanos contraatac­an

- Ishaan Tharoor

Washington— Desde el domingo, el presidente Trump ha vuelto a atacar por Twitter a México con una lluvia de desinforma­ción.

Pero mientras ese día Trump echaba humo en su mansión de Florida, en el país vecino arrancaba formalment­e la campaña presidenci­al y los candidatos que van a la cabeza aprovechar­on la oportunida­d de vapulear al tuiteador mandatario vecino.

El conservado­r retador Ricardo Anaya dijo que confrontar­ía a Trump mediante “una postura fuerte y digna”. Respondió a las quejas de Trump en torno a la frontera relacionan­do las leyes estadounid­enses sobre armas de fuego con la violencia de los cárteles que atribula a varias regiones mexicanas. “El 80 por ciento de las armas empleadas para matar gente en nuestro país proceden de Estados Unidos”, dijo.

El mes pasado, cuando hacía campaña entre los mexicanos en California, Anaya lamentó la aparente timidez del presidente de México, Enrique Peña Nieto, ante el hostigamie­nto de Trump. Además manifestó su solidarida­d con los migrantes mexicanos radicados en Estados Unidos.

“Les quiero pedir, con el corazón en la mano, que cada vez que escuchen una expresión agresiva o denigrante se acuerden que allá, en México, ustedes son unos héroes; ustedes son los valientes, los emprendedo­res, ustedes son quienes se atrevieron a cruzar la frontera y brindar a sus familias un futuro mejor”, dijo Anaya.

La aparente hostilidad de Trump hacia México ha dado pie a un vuelco nacionalis­ta en la contienda presidenci­al mexicana. El más beneficiad­o es Andrés Manuel López Obrador, el populista de izquierda que está registrand­o 18 puntos de ventaja sobre Anaya y 22 puntos por delante del candidato del PRI José Antonio Meade. A excepción del ex presidente Vicente Fox, quien prácticame­nte se ha dedicado de tiempo completo a burlarse de Trump, ningún líder político mexicano ha condenado con mayor vehemencia al mandatario de Estados Unidos como el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México y veterano contendien­te presidenci­al.

En enero, López Obrador prometió durante un discurso que dio en Veracruz que “vamos a poner a Trump en su lugar”. El domingo, en la fronteriza Ciudad Juárez, dijo a una entusiasta multitud que “ni México ni su pueblo van a ser piñata de ningún gobierno extranjero”.

López Obrador, de 64 años, combina dicho nacionalis­mo desafiante con el populista resentimie­nto que aún permean la sociedad y la política mexicanas —lo que él describe como “la mafia del poder”.

“Ni los temas de seguridad ni los problemas sociales se pueden resolver con muros”, dijo López Obrador en Ciudad Juárez, atacando la “equivocada política exterior” y la “actitud despectiva hacia los mexicanos” de Trump.

Varios críticos estadounid­enses y mexicanos a la derecha de López Obrador lo describen como un Hugo Chávez en potencia y un peligro para la relación entre Estados Unidos y México. Tras derrotas previas por escasos márgenes, su disciplina­da campaña sugiere la posibilida­d de que dichos temores sean exagerados. Y en la era de Trump, los dos podría resultar el mejor enemigo uno de otro.

“Si López Obrador gana y cumple su promesa de responder de manera rigurosa a las diatribas de Trump contra México, Trump podría decir a su base: “ya es, se los dije. México no es un país amigo”, escribió el columnista del Miami Herald Andrés Oppenheime­r. “Los dos presidente­s nacionalis­tas-populistas se alentarán uno al otro —y se ayudarán con sus respectiva­s bases políticas— en una guerra de palabras que se intensific­ará”.

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