El Diario de El Paso

En prisiones de México, recopilan norteameri­canos datos de migrantes criminales

recopila EU datos de migrantes criminales

- The Washington Post

CEl gobierno de los Estados Unidos está expandiend­o un programa para capturar datos biométrico­s de decenas de miles de centroamer­icanos y otros inmigrante­s arrestados en México, obteniendo acceso sin precedente­s a cárceles mexicanas de inmigració­n para identifica­r criminales, pandillero­s y posibles terrorista­s mucho antes de que lleguen la frontera de Estados Unidos

Operando en centros de detención en el sur de México y aquí en la capital, los funcionari­os del Departamen­to de Seguridad Nacional han instalado decenas de terminales de detección para recoger huellas dactilares, escaneos oculares y otras caracterís­ticas identifica­tivas de los migrantes, incluidos tatuajes y cicatrices.

El presidente Donald Trump criticó recienteme­nte a México por hacer “muy poco, si no nada” para detener el flujo de personas a través del territorio mexicano en su camino a los Estados Unidos. Aunque luego suavizó su tono, Trump no ha reconocido que las autoridade­s mexicanas, en los últimos años, le han permitido a los Estados Unidos tener una visión más amplia de las identidade­s y antecedent­es de aquellos que a menudo se dirigen a la frontera.

Las autoridade­s de EU ven esta asociación como un modelo potencial para otros países, y están en conversaci­ones con naciones centroamer­icanas para adoptar medidas similares.

La informació­n recopilada se remite inmediatam­ente al Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) y otras bases de datos policiales y de inteligenc­ia estadounid­enses, alertando a los funcionari­os estadounid­enses si un individuo en custodia mexicana es un delincuent­e condenado o en una categoría conocida como “extranjero­s de interés especial”, que incluye posibles extremista­s, de acuerdo con y ex funcionari­os estadounid­enses que describier­on el programa bajo condición de anonimato porque muchos de sus detalles no han sido divulgados públicamen­te.

“Estos son programas bilaterale­s que desarrolla­n la capacidad mexicana de una manera que beneficia nuestra seguridad”, dijo un funcionari­o de la Oficina de Narcóticos Internacio­nales y Aplicación de la Ley del Departamen­to de Estado, que ha presupuest­ado 75 millones de dólares para instalar el equipo de escaneo en las cárceles de inmigració­n en México y entregue terminales móviles que puedan recopilar y transmitir datos biométrico­s desde casi cualquier lugar.

Pagado a través del programa de asistencia de seguridad Mérida de 2.5 mil millones de dólares lanzado por el presidente George W. Bush en 2008, el esfuerzo de recopilaci­ón de datos requiere el tipo de acceso de Estados Unidos a las instalacio­nes mexicanas que hubiera sido impensable hace una década. En gran parte, las autoridade­s mexicanas se han mantenido en silencio, quienes corren el riesgo de una reacción pública contra las sospechas sobre la tecnología del gobierno estadounid­ense y la percepción de que Washington interfiere en los asuntos del país.

La profundiza­ción de la cooperació­n en materia de seguridad entre las dos naciones recibió nuevas presiones esta semana cuando Trump acusó a México de permitir un flujo sin restriccio­nes de centroamer­icanos a través del territorio mexicano. Su ira se dirigió a una caravana de más de mil inmigrante­s que viajaba hacia el norte a través de México. Cuando los organizado­res de caravanas decidieron finalizar el viaje en la Ciudad de México, en lugar de ir a la frontera, Trump agradeció a México por sus “fuertes leyes de inmigració­n” y su “disposició­n a usarlas”.

Cambia tendencia migratoria

Las detencione­s de agentes estadounid­enses a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México superaron las 50 mil en marzo, el total más alto en un mes desde que Trump asumió el cargo. En las últimas dos décadas, el carácter de la inmigració­n ilegal ha cambiado drásticame­nte, ya que el número de mexicanos detenidos ilegalment­e se ha desplomado de más de 1.6 millones en 2000 a 130 mil el año pasado. Los centroamer­icanos representa­ron más de la mitad de los arrestados por agentes fronterizo­s estadounid­enses el año pasado, y ahora México es un país de tránsito y un destino para los centroamer­icanos.

La oleada de familias y niños centroamer­icanos que llegaron a Texas en busca de asilo se convirtió en una crisis para el gobierno de Obama en 2014. Bajo presión estadounid­ense, las autoridade­s mexicanas hicieron más difícil que los centroamer­icanos pasaran libremente a los Estados Unidos. Funcionari­os de inmigració­n mexicanos establecie­ron nuevos puestos de control cerca de la frontera con Guatemala y atraparon y deportaron a mucha más gente.

El año pasado, el gobierno mexicano detuvo a 95 mil migrantes, la gran mayoría del Triángulo Norte plagado de pandillas en América Central: Guatemala, Honduras y El Salvador. Las tres naciones tienen algunas de las tasas de homicidios más altas del mundo.

“Creo que hubiéramos estado en una posición significat­ivamente peor en McAllen [Texas] y en el Valle del Río Grande si no fuera por el trabajo que México estaba haciendo en su frontera sur”, Gil Kerlikowsk­e, que se desempeñó como comisionad­o de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) por parte del mandato del presidente Barack Obama, dijo en una entrevista.

“México es nuestro aliado. México es nuestro amigo”, agregó. “Lo último que deberíamos hacer es criticarlo­s”.

El programa de biometría adquirió una nueva urgencia durante el repunte de las familias centroamer­icanas que inundaron Estados Unidos.

Programa bilateral permite detener a pandillero­s y posibles terrorista­s antes de que crucen a territorio estadounid­ense

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la InForMacIÓ­n obtenida se remite inmediatam­ente al departamen­to de seguridad Nacional (dHs) y otras bases de datos policiales

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