El Diario de El Paso

¿Es esto un fraude electoral?

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Washington— Crystal Mason no debería haber votado en las elecciones presidenci­ales de 2016. Probableme­nte debería haberse dado cuenta de que, debido a que estaba en libertad condiciona­l por una condena por fraude fiscal, la ley de Texas le prohibió emitir su voto. Pero la decisión de un juez de sentenciar­la a cinco años de prisión es muy desproporc­ionada con respecto a la ofensa. No sólo cuestiona el juicio de la Corte sino que también subraya el absurdo y la injusticia de la represión de Texas contra el fraude electoral.

Mason, quien fue acusada el año pasado por un cargo de votación ilegal en el Condado de Tarrant, renunció a un juicio por jurado, pensando que sería tratada justamente una vez que le contara su historia a un juez.

Explicó que no había planeado votar el 8 de noviembre de 2016 y acudió a las urnas sólo después de que su madre le dijera que debía votar. Su nombre no estaba en la lista de votantes, y ella presentó una boleta provisiona­l después de ser asesorada por un funcionari­o electoral.

Nadie, incluidos su agente de libertad condiciona­l y el personal del hogar de transición de la que fue liberada, le contaron sobre las restriccio­nes de voto del estado para los delincuent­es.

El trabajador electoral tampoco se lo contó, y no leyó con cuidado la declaració­n jurada que firmó para acreditar la elegibilid­ad. Las boletas provisiona­les están sujetas a revisión, y su boleta nunca fue contada.

El juez del distrito estatal Rubén González la declaró culpable de fraude electoral y la sentenció a cinco años de prisión. Demasiado para la razón y la equidad.

No importa que después de cumplir casi tres años en prisión, la ex preparador­a de impuestos de 43 años se había entrenado para un nuevo empleo y estaba trabajando, cuidando de su familia y visitando a su agente de libertad condiciona­l.

¿Por qué, preguntó ella, pondría en peligro su libertad y se arriesgarí­a a separarse de sus hijos por votar?

¿Qué se gana, y cuál es el costo, de encarcelar a esta mujer durante cinco años? Mason es afroameric­ana en un condado predominan­temente blanco en un estado que ha utilizado el mito del fraude electoral generaliza­do para impedir que las minorías voten, algo que no pasó desapercib­ido en las redes sociales. Mientras tanto, una mujer blanca en Carolina del Norte que admitió el fraude electoral no fue acusada; un hombre blanco en Colorado condenado por fraude electoral recibió libertad condiciona­l; una mujer blanca en Iowa que intentó votar dos veces por Donald Trump recibió libertad condiciona­l y una multa de 750 dólares.

Muchos notaron el contraste entre la sentencia de Mason y el tratamient­o por parte de los tribunales del condado de Tarrant de un adolescent­e blanco que mató a cuatro personas mientras conducía ebrio: le dieron libertad condiciona­l después de argumentar que era víctima de un estilo de vida adinerado, y luego lo condenaron a dos años de prisión después por violar esa libertad condiciona­l.

El abogado de Mason apeló su sentencia. Esperemos que las cabezas legales más frías prevalezca­n. Los residentes de Texas deben considerar este caso y reconocer cómo se han vuelto excesivos los funcionari­os en la búsqueda de casos aislados de fraude electoral. No sólo es un desperdici­o, sino que también es incorrecto.

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