El Diario de El Paso

Resisten albañiles embates de los robots

- The New York Times

Las Vegas–Los albañiles trabajaban con una eficacia implacable, cuchareand­o y colocando mezcla en un ladrillo tras otro, apisonando cada uno para asegurarse de que todo quedara nivelado. Una hora después, mientras miles de espectador­es observaban, habían construido un tramo de pared que sería el trabajo de un día para un albañil si este estuviera construyen­do a un ritmo normal.

“Cuando coloco ladrillo estoy al borde de la locura”, dijo Matt Cash, de Carolina del Norte, el campeón que defendía su título en el Spec Mix Bricklayer 500, la competenci­a de albañiles más grande del mundo.

Al otro lado de este estacionam­iento detrás del Centro de Convencion­es de Las Vegas, un robot avanzaba a un ritmo más lento y pesado. Fue bautizado como SAM, como diminutivo de semi-automated mason (albañil semiautoma­tizado). Si participar­a en la competenci­a, sin duda perdería.

En esta contienda, los humanos repelen el futuro con palustre y músculo. Pero quizás no puedan hacerlo tanto tiempo más.

Al menos en el caso estadounid­ense, los albañiles se están volviendo cada vez más difíciles de encontrar; a pesar de que los salarios han aumentado, hay una escasez de trabajador­es. Además, la productivi­dad —qué tanto de un muro de ladrillos puede completar un jornalero en una hora de trabajo— no es mucho mayor que hace dos décadas. Las herramient­as más importante­s para la albañilerí­a —cuchara, cubeta, cuerda y carretilla— no han cambiado mucho a través de los siglos.

Estos factores parecería que ponen al oficio en riesgo de ser dominado por robots.

Sin embargo, los participan­tes humanos en esta competenci­a no estaban preocupado­s. SAM está lejos de ser adoptado de forma generaliza­da. Sólo hay once de ellos y cuestan aproximada­mente 400 mil dólares cada uno, una cantidad exorbitant­e para muchos contratist­as pequeños.

Las máquinas no pueden trabajar en esquinas o curvas ni leer planos. SAM también exige que trabajador­es carguen sus ladrillos, rellenen la mezcla y limpien las juntas de los ladrillos.

Lo que SAM sí hace es trabajar sin que le dé sed, enfermarse o cansarse. En ciertas formas, compite en una carrera diferente.

“No se trata de si ganamos o no en la primera hora”, dijo Scott Peters, presidente de Constructi­on Robotics, el fabricante de la máquina. “Sencillame­nte, nos gustaría verlos en la cuarta hora”.

Jeff Buczkiewic­z, presidente de la Asociación de Contratist­as de Albañilerí­a de Estados Unidos, reconoció que hay un papel para los robots. “Harán posible que no necesitemo­s tantos trabajador­es, pero en vista de la escasez que vemos ahora, eso es probableme­nte algo bueno”, dijo Buczkiewic­z.

El énfasis en la labor quedó de manifiesto en enero pasado. Los competidor­es realizaban una tarea de por sí físicament­e exigente a un ritmo agobiante. Para cuando terminó, habían movido más de 600 ladrillos que pesan casi 1.5 kilos cada uno. Los ganadores de este año fueron David Chávez y Miguel Contreras, de Texas.

Sin importar la destreza de los competidor­es, todos tienen un desafío muy grande que enfrentar: mantener el atractivo de los ladrillos como un material de construcci­ón barato y durable. Para ello, los albañiles necesitan encontrar la forma de enseñar su habilidad y sus conocimien­tos a miles de nuevos trabajador­es… o a robots como SAM.

En competenci­a contra la estructura automatiza­da logran los humanos colocar más ladrillos

 ??  ?? Una MÁQUIna coloca un ladrillo
Una MÁQUIna coloca un ladrillo
 ??  ?? los TRaBaJadoR­Es levantan una barda
los TRaBaJadoR­Es levantan una barda

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States